NOVIEMBRE 2024

domingo, 8 de marzo de 2015

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER


Por Guillermo Ceballos Serra

En la reciente entrega de los premios Oscar correspondientes a 2014, la actriz Patricia Arquette, al momento de recibir el premio a “Best Supporting Actrees” por la película Boyhood, aprovechó la oportunidad, destinada al agradecimiento, para recordar que las mujeres han luchado históricamente por los derechos de todos los demás colectivos, pero que ha llegado el momento de luchar por los suyos propios. Y que la igualdad, aunque muchos lo nieguen, existe solo sobre el papel. "A todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos y que son ciudadanas de esta nación, hemos luchado por los derechos de todos los demás. Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario (que los hombres) y los mismos derechos para las mujeres en Estados Unidos de América".

Más allá de algunas críticas posteriores que recibió la actriz, su éxito personal, no invalida, ni la inhibe de plantear un reclamo en nombre de otras mujeres menos afortunadas, aunque quizás ella no haya sufrido nunca estas discriminaciones en carne propia.

Es lamentable que en 2015, haya necesidad de plantear todavía, la necesidad de la igualdad de oportunidades, igualdad jurídica y económica  de las mujeres.   
                                
Sobre todo resulta llamativo, que más de 2300 atrás, ya se hablaba de la necesidad de igualdad de las mujeres.

En su obra "La República", (Politeia) Libro V, escrita por Platón entre los años 390 y 370 antes de Cristo,  el autor estaba a la búsqueda de la construcción de una sociedad perfecta. El filósofo griego reconocía una misma naturaleza para el hombre y la mujer, postura absolutamente fuera de las ideas de la época, por tanto,  sostenía, a esta idéntica naturaleza, correspondía lógicamente que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades a través de una educación común a los hombres. 

En muy buena medida tenemos que pensar que un primer factor influyente en el tema, ha sido, el tema de la fortaleza física a la hora de diseñar los roles de hombres y mujeres. Por miles de años, el trabajo fue esencialmente físico, por tanto el hombre era más apto en general, para la casa y la agricultura y la mujer en el rol de madre y transmisora de valores y cultura familiar.

Las religiones en general, contribuido a formar el modelo cultural. Han sido profundamente patriarcales a pesar de que con paso de los siglos han matizado sus posturas con declaraciones referentes a la igualdad de la mujer y su derecho a la inclusión plena en la vida social. Pero a la postre han fortalecido a lo largo de la historia este rol de la mujer confinada al hogar, subordinada al hombre y básicamente encargada crianza de los niños y a la formación en los valores religiosos.

Sobran los textos que lo ilustran y todos conocemos los que promovieron las religiones que sostenemos con mayor  o menor compromiso personal.

Como sabemos la educación se brindaba en los monasterios y hacia fines de la edad media,  casi imperceptiblemente, la mujer fue ganando pequeñísimo  lugar en la educación.  Me refiero a mujeres de familias aristocráticas apoyadas por sus familias o sus maridos y en muchos casos accedieron a la educación disfrazadas de hombres.

La invención de la maquina a vapor en 1789 y los procesos industriales, diluyó el primero de los obstáculos. Ya no hacía falta ser fuerte para poder trabajar. Comenzó así el aporte de la mujer a la economía de las sociedades y de sus familias, pero cobrando salarios significativamente menores.  No quiero referirme a las pésimas condiciones de esos trabajos, porque estas eran similares para hombres, mujeres y niños. Tampoco entraré en el tema de las migraciones del campo a las ciudades y su efecto pernicioso en la vida familiar y en las poblaciones que dejaban.

Estas condiciones afectaron severamente la vida familiar, las interminables jornadas laborales, la carencia de licencias por enfermedad o vacaciones impactan negativamente. Muchas mujeres ni siquiera podían mantener sus magros ingresos ya que se veían obligadas a abandonar sus trabajos al contraer matrimonio o al dar a luz.
El segundo obstáculo a vencer claramente fueron las barreras de acceso a  la educación, a medida que la mujer fue accediendo a  la escuela y posteriormente desde fines del siglo XIX a la educación universitaria, la mujer se encuentra en condiciones de reclamar con iguales posibilidades de éxito lugares en todos los ámbitos de la sociedad.

Las dos guerras mundiales del siglo XX tuvieron al menos un lado positivo, el acceso por necesidad de la mujer a todos los puestos de trabajo, excepto  posiciones de combate y altos cargos en fuerzas armadas y en posiciones de relevancia en las jerarquías religiosas.

La tecnología y  las comunicaciones, en definitiva la sociedad del conocimiento, posibilita el trabajo en el lugar o desde el hogar y el acceso a la educación a distancia, han removido todos los obstáculos objetivos que impedían el acceso  de la mujer a la igualdad de oportunidades.

Sin duda, existen barreras culturales remanentes, permanecen sólo en las mentes de algunas personas que serán inevitablemente sobrepasadas por la realidad misma, por la perseverancia de las mujeres en pos del quiebre de estos viejos paradigmas y esencialmente por el valor de los aportes de la mujer a la sociedad en todos los campos actuación.

Mi homenaje a todas las mujeres en su día, en particular,  a todas las que me han enriquecido a lo largo de mi vida desde sus distintos roles.


2 comentarios:

Alejandro Caviglia dijo...

Guille: Por lo general hago el intento de abastraerme de la cuestión económica para hablar de discriminación de la mujer. Siempre me ha costado mirar a la humanidad desde un punto de vista tan "material". Ojo que no estoy haciendo cuestionamiento alguno sino aclarando mi enfoque para no generar controversias. Desde mi punto de vista, la mujer siempre ha sido superior al hombre. El hecho de poder llevar vida en su vientre la coloca en un estadio superior. No puedo ni imaginar el proceso interior del ser humano capaz de engendrar una vida en su interior.

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Ale, no puedo estar mas de acuerdo. Yo tengo tres en casa.
Un abrazo