AGOSTO 2025

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sábado, 30 de agosto de 2025

¿EMPRESAS BILLONARIAS UNIPERSONALES? SAM ALTMAN CREADOR DE CHAT GPT


Por Guillermo Ceballos Serra

¿Se pueden crear compañías billonarias con una sola persona?

En una de sus reflexiones más provocadoras, Sam Altman, CEO de OpenAI y referente en el mundo de la innovación tecnológica, plantea una idea que desafía los modelos de negocio tradicionales:

¿Qué pasaría si una sola persona, apoyada en inteligencia artificial y nuevas herramientas digitales, pudiera construir una compañía valuada en miles de millones de dólares?

Este concepto rompe con la noción clásica de que una gran empresa requiere siempre de un gran equipo desde el inicio. La automatización, la escalabilidad del software y la inteligencia artificial hacen posible que individuos con visión y disciplina puedan competir a niveles nunca antes imaginados.

En el siguiente video, Altman comparte su visión sobre cómo la tecnología abre un nuevo horizonte para los emprendedores solitarios, y lo que esto significa para el futuro del trabajo, la innovación y el emprendimiento.

  • ¿Estamos entrando en la era de las “empresas unipersonales billonarias”?
  • ¿Qué capacidades humanas seguirán siendo insustituibles, incluso con la IA?
  • ¿Cómo deberían prepararse los emprendedores y profesionales ante este cambio de paradigma?
  • ¿Qué oportunidades y riesgos implica que una sola persona pueda controlar empresas de tal magnitud?
  • ¿Cómo debería evolucionar la educación y la formación profesional para preparar a futuros emprendedores en este nuevo escenario?

En definitiva, la visión de Sam Altman nos invita a repensar lo que significa emprender en la era de la inteligencia artificial. Las barreras de entrada para crear compañías globales nunca habían sido tan bajas, pero al mismo tiempo, la exigencia de creatividad, propósito y visión estratégica nunca había sido tan alta. 

El futuro de los negocios quizá no dependa de cuántas personas forman parte de una empresa, sino de la capacidad de un individuo para aprovechar la tecnología y transformar una idea en impacto a escala mundial.

miércoles, 27 de agosto de 2025

LA TECNOLOGIA IMPULSA, LA CULTURA TRASCIENDE

 



Por Guillermo Ceballos Serra

¿Y si no es la tecnología lo que nos reemplaza, sino los malos hábitos que transmitimos?

Un pensamiento que vale la pena hacerse en tiempos donde solemos culpar a la tecnología de todos nuestros miedos.

En los últimos años se ha instalado una conversación recurrente: “la inteligencia artificial nos va a reemplazar”, “los robots ocuparán nuestros trabajos”, “la automatización hará obsoletas muchas profesiones”. Y aunque es cierto que la tecnología está transformando la manera en que trabajamos, tal vez no sea esa la mayor amenaza. Tal vez lo que realmente puede debilitarnos como profesionales y organizaciones son los malos hábitos que transmitimos y normalizamos cada día.

El poder invisible de lo cotidiano

Lo cotidiano tiene un poder silencioso, casi invisible. Son esos pequeños gestos, casi imperceptibles, los que terminan marcando la cultura de un equipo.

Un nuevo colaborador puede llegar lleno de entusiasmo, con ganas de aprender y aportar. Pero si observa que las reuniones siempre empiezan tarde, que las tareas se postergan o que no se escucha con atención, poco a poco se adapta. Y lo que en principio eran excepciones, terminan convirtiéndose en reglas no escritas.

La cultura no se escribe en los valores de la pared, se vive en los hábitos de cada día.

Los hábitos negativos son contagiosos: la procrastinación, la apatía, la falta de compromiso. Pero lo mismo ocurre con los positivos: la puntualidad, la escucha activa, el agradecimiento, la colaboración genuina.

Un saludo amable, un “gracias” sincero o un gesto de apoyo pueden parecer detalles pequeños, pero tienen un efecto multiplicador. Esos actos cotidianos construyen confianza, alimentan la motivación y refuerzan el sentido de pertenencia.

Los malos hábitos se multiplican en silencio, pero también los buenos.

La cultura de una organización no se define solo en un documento de valores corporativos, sino en lo que hacemos cada día cuando nadie nos observa. Ahí, en lo cotidiano, es donde realmente se juega el futuro de un equipo.

Liderar con el ejemplo

Los líderes tienen una influencia determinante en este proceso. Las personas no siguen discursos, siguen ejemplos.

Un líder puede hablar de compromiso, innovación y trabajo en equipo, pero si no lo refleja en su comportamiento diario, esas palabras se vacían de sentido. En cambio, cuando un líder escucha de verdad, cumple lo que promete y reconoce los logros de su gente, inspira más que cualquier manual de cultura.

Cada gesto educa: los equipos aprenden más de lo que observan que de lo que escuchan.

No se trata de ser perfectos, sino de ser coherentes. De entender que cada acción diaria, por pequeña que parezca, tiene un impacto en quienes nos rodean.

La semilla que sembramos

Cada acción es una semilla de cultura. La pregunta es: ¿qué estamos sembrando hoy?

  • Si sembramos desconfianza, cosecharemos individualismo.
  • Si sembramos indiferencia, cosecharemos apatía.
  • Pero si sembramos gratitud, compromiso y empatía, cosecharemos motivación, confianza y resultados sostenibles.

Lo que sembramos en lo cotidiano es lo que florecerá en el futuro de la organización.

La tecnología seguirá avanzando, y seguramente reemplazará tareas y procesos. Pero lo que nunca podrá reemplazar es la calidad humana que somos capaces de transmitir en nuestras interacciones diarias.

Peter Drucker decía que “la cultura se come la estrategia en el desayuno”. Hoy podríamos agregar: la cultura también se come a la tecnología. Porque ni la mejor estrategia, ni la innovación más avanzada, sobrevivirán en una organización donde los malos hábitos gobiernan el día a día.

Una invitación a reflexionar

Quizás la pregunta más importante no sea si los robots ocuparán nuestro lugar, sino:
¿Qué hábitos estoy transmitiendo hoy a quienes me rodean?

El futuro de nuestras organizaciones no depende solo de los avances tecnológicos, sino de la cultura que construimos a través de nuestros comportamientos.

Lo que transmitimos hoy es la cultura que viviremos mañana.

domingo, 20 de julio de 2025

DAVE ULRICH: 5 Trends Shaping the Future of HR


En este esclarecedor extracto del podcast Aspire to Inspire, Dave Ulrich y Neil Morrison analizan el futuro de RR. HH. en un mundo cada vez más influenciado por la IA y la analítica. Si bien herramientas de IA como ChatGPT proporcionan información valiosa, Ulrich enfatiza que el toque humano es fundamental para que estos conocimientos sean relevantes para su aplicación en el mundo real. Con ejemplos reales, Ulrich comparte cinco áreas de enfoque esenciales para los líderes de RR. HH. que buscan aportar valor a las partes interesadas.

Conclusiones clave:

💡 Enfoque externo: Enfocar los esfuerzos de RR. HH. en generar valor para todas las partes interesadas, no solo internamente.

💡 Encontrar certeza en la incertidumbre: Construir sobre valores fundamentales que se mantienen estables ante el cambio.

💡 Personalización y gestión de paradojas: Adaptar las estrategias de RR. HH. para satisfacer las necesidades individuales y organizacionales.

💡 IA y analítica: Aprovechar los datos para guiar decisiones impactantes de RR. HH. sin perder el factor humano.

Esta conversación proporciona una hoja de ruta práctica para que los profesionales de RR.HH. naveguen los desafíos y las oportunidades de la IA mientras se mantienen alineados con su propósito principal.

English version

In this enlightening extract of the Aspire to Inspire Podcast, Dave Ulrich and Neil Morrison discuss the future of HR in a world increasingly influenced by AI and analytics. While AI tools like ChatGPT provide valuable information, Ulrich emphasizes that the human touch is critical to making these insights meaningful for real-world application. Drawing from real-life examples, Ulrich shares five essential focus areas for HR leaders looking to bring value to stakeholders.

Key Takeaways:

💡 Outside-In Approach: Focusing HR efforts on delivering value to all stakeholders, not just internally.
💡 Finding Certainty in Uncertainty: Building on core values that remain stable amidst change.
💡 Personalization and Paradox Management: Adapting HR strategies to serve both individual and organizational needs.
💡 AI and Analytics: Leveraging data to guide impactful HR decisions without losing the human element.

This conversation provides a practical roadmap for HR professionals to navigate the challenges and opportunities of AI while staying aligned with their core purpose.

lunes, 26 de mayo de 2025

DE LA IA ENCUBIERTA A LA IA DISRUPTIVA

 


Por Sergio Sperat. Director de Estrategia del Conocimiento en ESTRATEGA

Desde hace 3 años que la plataforma ChatGPT® de la firma OpenAI tomó al mundo por sorpresa, y ahora hasta nos han aparecido íconos de IA en nuestras aplicaciones de chat (como el Meta IA dentro de WhatsApp), en las de escritorio (como el Office Copilot de Microsoft) o en los buscadores (como Google Gemini AI dentro del navegador). 

De repente, la IA ha entrado de manera subrepticia en muchas aplicaciones de nuestra vida cotidiana digital, sin que lo hayamos solicitado nunca de manera explícita, o con un simple check desapercibido al que casi ni le prestamos atención.

En términos de la integración a nuestras actividades laborales, también es esperable que veamos también cierto grado de integración de las aplicaciones de negocio con estos "motores de IA" que actúan como ayudantes o asistentes, también conocidos como "chatbots". Desde mi punto de vista, el problema de la IA encubierta (o subrepticia) es que carece del gobierno necesario para asegurar su uso correcto y por lo tanto, necesario para proteger uno de los activos estratégicos de la compañía: sus activos digitales.

Ciertamente, se dice que la IA generativa tiene el potencial de ser una fuerza disruptiva en toda la cadena de valor de una industria. Sin embargo, desde la óptica organizacional, los desafíos para integrar estas capacidades en la arquitectura de sistemas empresariales es un desafío descomunal. Analicemos entonces cuáles son los factores y desafíos que enfrentan las áreas de Sistemas para que la IA sea realmente un elemento diferenciador en la contribución de valor al negocio.

En primer lugar, las plataformas de IA requieren de una infraestructura tecnológica muy potente que sólo es posible contratar a grandes proveedores. Las tecnologías y herramientas necesarias para que un motor de IA pueda funcionar sólo está al alcance de los que proveen servicios en la nube, como Microsoft Azure, Amazon Web Services o Google Cloud.

¿Podría la empresa montar su propio Centro de Cómputos para IA? Hoy me animo a decir que no sólo es difícil, sino casi imposible, por las dimensiones del hardware disponible. Solamente en cuanto a capacidad de procesamiento, las placas NVIDIA® pueden llegar a costar más de 1 millón de USD cada una. Y si bien la aparición de DeepSeek® ha derrumbado en parte este mito, todavía implica un desafío tecnológico poder mantenerla actualizada en el tiempo, como lo fue en su momento la actualización constante de los Centros de Cómputo tradicionales.

La infraestructura no sólo es avanzada en sí misma, sino que requiere de un expertise para implementarlas, mantenerlas y administrarlas que pocas organizaciones suelen tener internamente.

 No solo se trata de dominar tal o cual sistema operativo o base de datos, sino que se suman cuestiones de seguridad distribuida y por capas, servidores propios o administrados, servicios administrados coexistentes con las aplicaciones y servicios propios, bases de datos no convencionales (como las vectoriales o documentales), repositorios de aplicaciones, espacios de prueba, validación y producción de fuentes que corren en distintos entornos y con diferentes requerimientos de configuración de librerías y ambientes de ejecución, pipelines de transferencia y transformación de información entre repositorios para soportar el desarrollo e implementación continuas (CD/CI), gestión de data lakes, etc.

Dentro de este expertise específico se agregan las plataformas de IA generativa, de las cuales ChatGPT® es tal vez el exponente más reconocido popularmente, pero existen otras plataformas disponibles como Gemini, Llama, AI21, Cohere, Anthropic o Mistral, por nombrar las más difundidas. Como es de esperar, siendo que la infraestructura es tan costosa y está tercerizada, los proveedores también cobran de manera diferente por el uso de la plataforma elegida. 

El costo de uso de las plataformas de IA es un factor más a tener en cuenta al momento de elegir. Pero hay otro factor muy importante también, que es el uso que se le piensa dar a la misma en los casos de negocio que la organización ha pensado para su despliegue.

Concretamente, ¿conviene implementar un modelo "pequeño" como ChatGPT 4-o Mini de OpenAI, o el caso de uso requiere de todo el poder multimodal de Claude 3 de Anthropic? La elección entonces no depende exclusivamente del costo de uso, sino de la aplicación que se desea implementar con dicha plataforma.

A la cuestión del expertise técnico para administrar toda la infraestructura en su complejidad exponencial hay que agregarle otro hecho fenomenal en estos años: la velocidad de los cambios. desde la versión 3 de ChatGPT, se ha lanzado a razón de una versión mayor por año. En el caso de Claude, la versión 1 salió en Abril/23, Claude 2 en Julio/23, Claude 3 Opus en Marzo/24, y Claude 3.5 Sonnet en Julio/24

Y cada uno de estos cambios implica técnicamente que la forma de acceder a la nueva plataforma es diferente a la anterior, haciendo que toda inversión en desarrollos tenga que ser actualizada para "mantenerse al día", sin considerar además que un cambio de versión suele incorporar nuevos comportamientos a los ya conocidos, pudiendo impactar de forma directa a lo que ya estaba funcionando con la versión previa. 

Salvo empresas enteramente digitales, cualquier organización comercial o industrial va a priorizar su operación "core" por sobre dedicar recursos costosísimos en el desarrollo interno de software de este tipo. Por eso tiene sentido económico que éste sea el foco de empresas especializadas en tales tecnologías y que las organizaciones comerciales industriales las subcontraten como proveedores estratégicos.

Dada las demandas recurrentes y constantes que tienen las áreas de TI para mantenerse al día con los proyectos internos de la organización, esta desmesurada velocidad con que las plataformas han evolucionado en tan corto plazo (y que se espera que continúe al menos durante 18-24 meses más), hace prácticamente imposible que el personal técnico de TI pueda estar al día para poder brindar un servicio de IA de calidad, predecible y estable, como ocurre con aplicaciones como el correo electrónico, el ERP o el CRM por ejemplo.

Y otra variable de gran impacto en la actualidad, es la excesiva escasez de personal técnico con el expertise requerido para dar soporte a estas tecnologías. Cuando hablamos de obra especializada de TI desde hace más de 10 años que el mercado laboral es el mundo entero, ya que todo puede resolverse de manera remota.

Y sigo: la infraestructura y la plataforma de IA son sólo las piedras fundamentales para desarrollar aplicaciones basadas en IA que sean de valor para el negocio. Aquí nuevamente aparecen otros dos desafíos adicionales: la proliferación de herramientas de desarrollo para resolver problemas específicos y las limitaciones técnicas que éstas imponen para abordarlos. 

Por ejemplo, la optimización de una red de distribución de mercadería utilizando la capacidad disponible del ecosistema de servicios de transporte en un determinado momento requiere de un conjunto de algoritmos especializados que son muy diferentes a los que requieren las áreas de marketing para estimar la reacción del mercado consumidor frente a una hipotética campaña para impulsar un artículo en un período dado. La elección de los algoritmos y métodos apropiados para uno y otro también requieren de capacidades y conocimientos técnicos específicos, propios de los científicos de datos, que no todas las organizaciones tienen a disposición entre los miembros de las áreas de TI.

Dados los algoritmos apropiados, el insumo básico para que los modelos de IA funcionen como se espera son los datos de la empresa. Si los datos utilizados para entrenar los modelos no son correctos, los resultados van a ser muy poco confiables, restándole credibilidad al esfuerzo e inversión hecha en estas aplicaciones.

Y por último están los usuarios de estas aplicaciones. Sabemos que es utópico pensar que por el solo hecho de poner en producción una aplicación será adoptada inmediata y alegremente. Más bien ocurre lo contrario: el despliegue de cualquier aplicación de negocio requiere no solo cuestiones de formación y conocimientos técnicos puntuales, sino que hay que preparar el terreno para el cambio que la nueva aplicación tiene en el día a día en las operaciones del negocio.

Como se puede repasar, para llegar a una IA disruptiva para el negocio hay que recorrer un camino sin prisa pero sin pausa, donde hay diferentes carriles paralelos: infraestructura, ambientes, modelos, algoritmos, datos, seguridad y personas. Por estos motivos vislumbro que todavía queda por transcurrir bastante tiempo hasta que las organizaciones tengan la capacidad para contar con estas aplicaciones in-house como se piensa. En el interín, es bastante probable que las empresas deban apoyarse en vendors con plataformas apropiadas para resolver sus casos de uso más rápidamente, y que además sean estables y confiables cumpliendo con los requisitos mencionados.


Publicado en El Cronista el 24/5/25 y en este espacio con expresa autorización del autor.

lunes, 19 de mayo de 2025

KAI-FU LEE: Experto en IA. ¿Cómo la inteligencia artificial ayudará a los profesores?



Kai-Fu Lee es uno de los mayores expertos mundiales en inteligencia artificial. Presidente de Sinovation Ventures y expresidente de Google China, el ejecutivo taiwanés también ha sido parte de los equipos de Apple, SGI y Microsoft. En su último libro, 'Superpotencias de la inteligencia artificial: China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial', analiza cómo los grandes avances teóricos en inteligencia artificial han producido prácticas aplicaciones que están a punto de cambiar nuestra vida.

En este vídeo, Kai-Fu Lee analiza cómo las nuevas tecnologías pueden mejorar la labor educativa y el trabajo de los profesores. Crítico con la falta de adaptación tecnológica en las aulas, Lee sostiene que "la educación debería ser reiniciada". El experto asegura que, al integrar la inteligencia artificial en las aulas, "el profesor podría ahorrar hasta un 40 o un 50 % de su tiempo". El científico taiwanés apuesta por invertir ese tiempo en las relaciones interpersonales, "ese es el futuro de la educación", sostiene. Y para que los niños estén preparados para un futuro laboral en el que la tecnología tendrá un gran impacto, propone un nuevo foco de la educación: "Deberíamos centrarnos en las tres C: curiosidad, pensamiento crítico y creatividad".

martes, 15 de abril de 2025

SANTIAGO BILLINKIS: Enseñar y aprender en la era de la inteligencia artificial




La inteligencia artificial llegó para reescribir la manera en que enseñamos y aprendemos. 

En un nuevo episodio de AI Conversation, Ramiro Sanchez, Sr Director de Marketing para Google Latinoamérica y Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, exploran el futuro del conocimiento en un mundo impulsado por IA. 

¿Qué habilidades serán fundamentales? ¿Cómo podemos aprender mejor? 

La IA generativa presenta nuevas oportunidades para la educación formal, incluyendo la personalización del aprendizaje, la evaluación de contenidos y la exploración de nuevas didácticas. Y ambos comparten claves para aprovechar Gemini al máximo en el proceso educativo.

sábado, 12 de abril de 2025

PLAYING GOD: LA RESURRECCIÓN DEL LOBO Y LOS DILEMAS DE LA TECNOLOGIA




 Por Guillermo Ceballos Serra

Hace unos días me crucé con una noticia que parecía sacada de una serie de ciencia ficción: científicos lograron revivir al lobo huargo, el emblema de los Stark en Game of Thrones. Pero más allá del impacto mediático, lo que me movilizó fue otra cosa: ¿hasta dónde nos está llevando el poder de la tecnología? ¿Debe haber un límite entre lo posible y lo debido? Si así fuera ¿quién lo define?


1. DE LA FANTASÍA A LA REALIDAD

En un giro tan sorprendente como inquietante, científicos han logrado revivir una criatura que se asemeja notablemente al legendario lobo huargo de Game of Thrones. La noticia, publicada recientemente por The New York Times y replicada por todos los medios del mundo, nos transporta desde el reino de la ficción hasta el umbral de una nueva realidad, donde lo imposible parece cada vez más alcanzable. Para los que disfrutamos de la aclamada serie, el huargo era mucho más que un animal: era el símbolo viviente de la familia Stark, un emblema de lealtad, poder ancestral y destino trágico. Hoy, ese símbolo ha sido devuelto a la vida, al menos en parte, gracias al poder de la biotecnología.


2. LA CIENCIA FICCIÓN YA ES CIENCIA DE LOS HECHOS

La ciencia avanza a un ritmo vertiginoso. Lo que ayer era fantasía hoy comienza a materializarse en laboratorios y centros de investigación. Desde la clonación de la oveja Dolly en 1996, pasando por el ambicioso Proyecto Genoma Humano, hasta los desarrollos más recientes en edición genética como CRISPR, hemos ido tomando un control sin precedentes sobre la vida misma.

Uno de los hitos más disruptivos ha sido la posibilidad de revivir especies extintas. Iniciativas para devolver a la vida al mamut lanudo o al tilacino (el "tigre de Tasmania") se encuentran en pleno desarrollo. En este contexto, la recreación del huargo —aunque no sea una copia exacta del lobo prehistórico— representa otro paso significativo. Se trata de un animal que representa tanto una proeza científica como una provocación cultural: ¿cuán cerca estamos de reanimar lo perdido? ¿Y a qué costo?


3. JUGAR A SER DIOS

"Jugar a ser Dios" no es una simple metáfora; es un dilema ético profundo que nos acompaña desde los albores de la ciencia moderna. Describe el impulso de alterar profundamente los procesos naturales, tomando decisiones que antes estaban reservadas al azar, la evolución o lo divino. Y hoy, ese dilema se torna cada vez más real y urgente.

Desde una perspectiva creyente, esta expresión también remite a la tentación del hombre de ocupar el lugar del Creador, olvidando su condición de criatura. En lugar de colaborar humildemente con la obra de Dios, el riesgo es caer en la ilusión de autonomía absoluta, donde todo lo técnicamente posible parece también moralmente aceptable.

La ingeniería genética nos permite modificar el ADN de embriones; la clonación, replicar organismos; la inteligencia artificial, recrear conductas humanas; y la biología sintética, construir formas de vida desde cero. Estas capacidades nos colocan frente a una paradoja: cuanto más podemos hacer, más debemos cuestionarnos si debemos hacerlo. ¿Dónde trazamos el límite entre el avance y la arrogancia? ¿Entre la admiración por lo posible y la hybris de creernos infalibles?

Este dilema ha sido explorado en la cultura popular en numerosas ocasiones. El episodio "Be Right Back" de Black Mirror es un caso paradigmático: una joven pierde a su pareja y, gracias a una tecnología avanzada, logra recrearlo primero en forma de inteligencia artificial conversacional, y luego como androide físico. Pero el resultado es inquietante. ¿Es ese ser una réplica fiel o una ilusión vacía? ¿Estamos creando vida o sólo imitando su superficie? Si hoy es posible resucitar una mascota, ¿mañana lo será un ser amado? ¿Y pasado mañana, una figura pública, un líder, una celebridad…?


4. NOSTALGIA Y PODER: ¿PODEMOS RECREAR LO IRREMPLAZABLE?

La recreación del huargo despierta una pregunta más profunda: ¿qué haríamos si tuviéramos la capacidad de reconstruir personas a partir de datos, recuerdos o modelos digitales? ¿Hasta dónde puede llevarnos la tecnología cuando se encuentra con nuestra necesidad afectiva y nuestra nostalgia?

Imaginemos que no se trata ya de una criatura simbólica, sino de un ser humano. La tentación de "traer de vuelta" a alguien que marcó nuestras vidas —sea un ser querido, un referente o incluso un personaje icónico— podría ser tan poderosa como peligrosa. ¿Es ético recrear lo que alguna vez fue único e irrepetible? ¿Cómo afectaría eso a nuestra concepción de la dignidad, la identidad y el alma?

En esta era de simulaciones hiperrealistas, deepfakes y avatares digitales, corremos el riesgo de confundir lo virtual con lo verdadero, y lo creado con lo dado. No se trata sólo de lo que la tecnología puede lograr, sino de lo que nosotros estamos dispuestos a hacer con ella, y del sentido con el que usamos ese poder.


5. ENTRE EL ASOMBRO Y LA RESPONSABILIDAD

La ciencia ha alcanzado un poder que bordea lo milagroso. Pero con ese poder viene una responsabilidad aún mayor: la de actuar con conciencia, con límites, con ética. Revivir al huargo puede parecer un homenaje entrañable, pero también es una advertencia sobre hasta dónde estamos dispuestos a llegar.

El progreso es un bien, siempre que esté al servicio de la persona humana y del bien común. La tecnología no debe alejarnos de lo humano, sino ayudarnos a custodiar su dignidad. El desafío está en integrar el asombro por lo que podemos lograr con la humildad para reconocer lo que no nos corresponde controlar.

Hoy fue Fantasma, el huargo. Mañana, ¿quién? ¿Qué tan lejos estamos de convertir la nostalgia en carne y hueso? ¿Qué tan cerca estamos de jugar a ser dioses… y equivocarnos como humanos?



Me interesa saber qué opinás:
¿Estamos preparados para convivir con lo que la ciencia nos permite crear o revivir?
¿Dónde trazamos el límite entre la innovación y el respeto por lo esencial?

jueves, 10 de abril de 2025

¿LA IA VA A REEMPLAZARME EN EL TRABAJO?

 


Por Sergio Sperat. Knowledge Strategy Director – ESTRATEGA.                                            Founder and Product Visionary - Xitrus

La ciencia ficción no hace más que espantarnos con situaciones futurísticas hipotéticas donde sucumbimos ante el dominio de "las máquinas inteligentes". Pero ¿realmente estamos frente a un escenario de tal magnitud? Bajamos a tierra este misterio.

La ciencia ficción no hace más que espantarnos con situaciones futurísticas hipotéticas donde sucumbimos ante el dominio de "las máquinas inteligentes". Pero ¿realmente estamos frente a un escenario de tal magnitud? Bajamos a tierra este misterio.

Sabemos que la IA es software y, por lo tanto, es tan "inteligente" como aquellos que lo programaron. Se escucha que estos programas "aprenden", pero esto también hay que tomarlo con pinzas y para entender bien a qué se refiere hace falta meterse en la trastienda de cómo se llevó a cabo ese proceso de aceptar nuevas variantes de respuestas frente a conocimiento nuevo. Muchos de nosotros no tenemos interés en meternos en ese lugar.

 ¿A cuántos de nosotros nos interesa entender cómo hace nuestra planilla de cálculo para crear y manipular una Tabla Dinámica? Simplemente la usamos.

Ahí nos vamos acercando al tema central: las aplicaciones de IA son como las planillas de cálculo, es decir, son herramientas. Y mientras mejor las conozcamos, mejor uso vamos a hacer de ellas, mejora las vamos a aprovechar, y más productivos seremos en nuestro desempeño laboral.

Cuando a principio de los ´90 surgieron Lotus 1-2-3 y Quattro Pro, las pioneras de las planillas de cálculo de alcance global, a nadie se le ocurría que estas aplicaciones nos iban a hacer perder nuestro empleo. Claro, sólo hacían cuentas y cálculos matemáticos a mucha velocidad. No tomaban decisiones ni hacían trabajo creativo. ¿Pero ahora con la IA nos sentimos amenazados porque tienen la capacidad para tomar decisiones y ser creativa? Rotundo NO.

¿Un tomógrafo reemplaza al médico que hace un diagnóstico? ¿Una cámara intravenosa remplaza al cardiólogo para insertar un stent? ¿O al gastroenterólogo en hacer una colonoscopía? Estos equipos médicos tienen incorporados sistemas operativos muy sofisticados y avanzados, y asisten a los profesionales en sus diagnósticos y sus intervenciones. Y ya hay muchos de estos equipos que ya incorporan componentes de software que funcionan como asistentes basados en IA para aumentar la calidad y precisión de los tratamientos y diagnósticos. 

Los profesionales ven estos avances con beneplácito, porque saben que no hay reemplazo para sus habilidades y conocimientos al momento de tomar una decisión de impacto en la salud de una persona.

El lector puede argumentar aquí que la profesión médica es la excepción, y esto no aplica a tareas organizacionales típicas como el proceso de facturación, el pago a proveedores o la conciliación de cuentas bancarias. Hay miles de decisiones embebidos en los procesos de negocio que se podrían automatizar con criterios más "inteligentes". Y los sistemas de gestión empresarial (conocidos como ERP por su sigla en inglés) van en esa dirección. ¿Van a reemplazar a los empleados, jefes y gerentes? Ya creo que saben la respuesta: nuevamente NO. La herramienta es tan buena como el que la utiliza.

¿Qué tengo que hacer entonces para "aprender" a utilizar mejor estas nuevas herramientas de IA? En primer lugar, descartar el prejuicio que estos conocimientos solo son para programadores. Los principios de la IA son conocimientos que se aplican tanto para asistirnos en la toma de decisiones como en la interpretación de los datos que residen en los sistemas empresariales. Y estos conocimientos se pueden adquirir, como cuando hicimos cursos de computación en la escuela, donde nos enseñaban qué era un sistema operativo, los archivos, la navegación por Internet, un procesador de textos y una planilla de cálculo.

Cuando escuchamos que las organizaciones quieren convertirse en organizaciones basadas en datos, lo que quieren decir es que desean aprovechar mejor y de manera más eficiente el cúmulo de datos almacenados digitalmente a través de sus sistemas empresariales, sean éstos aplicaciones formales (como los ERP) o simples repositorios de documentación compartida para trabajo colaborativo.

Al entender mejor el mundo de los datos, estamos mejor preparados para entender que la IA no es una herramienta que nos va a reemplazar, sino que nuestros trabajos se van a transformar, como en su momento ocurrió con las planillas de cálculo, o el resonador magnético en la medicina.

Ya solo es una cuestión de cuándo llegará a nuestra organización.


Nota del autor: ninguna plataforma de IA fue utilizada en la redacción de este artículo.


Publicado en El Cronista el 29 de marzo de 2025 y en este espacio con expresa autorización del autor.


viernes, 27 de diciembre de 2024

NOTICIAS Y LECTORES: UNA EVOLUCIÓN CONVERGENTE

 


Por Guillermo Ceballos Serra

Hace par de meses, tomé una decisión que marcó el final de una era personal: cancelé la compra del diario en papel y me suscribí a su versión digital. Lo que parecía un simple cambio práctico —dejar de abrir la puerta cada mañana para recibir el diario a tenerlo al instante en todo momento en mi tablet— terminó siendo la chispa que me llevó a reflexionar sobre cómo algo aparentemente tan sencillo, me hizo cambiar un hábito profundamente arraigado y a vivenciar algo que ya sabía, no solo se transforman las empresas para adaptarse a la era digital; también nosotros, los usuarios, nos reinventamos en la manera en que consumimos el producto o servicio, en este caso concreto, la información.

Cuando tenía 9 o 10 años, los fines de semana en casa eran una suerte de competencia silenciosa. Mi padre, un lector voraz, solía quedarse con el diario antes de que yo pudiera siquiera rozarlo. Esto me llevó a diseñar un plan maestro: despertarme antes que él para disfrutar del suplemento deportivo de La Nación. Esa estrategia implicaba madrugones inusuales para un niño, pero el esfuerzo valía la pena por el placer de hojear esas páginas llenas de información fresca y relatos deportivos que alimentaban mi imaginación.

Hoy, varias décadas después, mi relación con el decano de los diarios argentinos ha cambiado tanto como el propio diario. Lo que alguna vez fue un producto exclusivamente de papel ahora incluye una versión digital, un canal de cable La Nación +, el grupo de afinidad Club La Nación, la Fundación La Nación y la reciente La Nación Música en FM. Mis hábitos de lectura también han evolucionado: soy un lector digital del periódico que consume noticias en una tablet. 

Lo interesante en este proceso de evolución es que, desde el lanzamiento de las versiones digitales de La Nación en 1995, Clarín en 1996, Facebook en 2004, Twitter en 2006 y las alertas de otras redes sociales y aplicaciones, conocemos las noticias antes de que aparezcan en los diarios de papel. Es cierto que abundan las noticias falsas, especialmente en las redes sociales, pero también es verdad que muchas son precisas y se publican inmediatamente porque no tienen que pasar por los procesos internos de validación de los medios.

Hábito, formato y paradigma.

Esta transformación no es solo un cambio de formato; es también un cambio de hábito. Antes, el diario era un ritual matutino que acompañaba el desayuno, una práctica que comenzó con mi padre y continuó con mi esposa, aunque en este caso no hay competencia, cada uno cuenta con su propio dispositivo e intercambiamos comentarios sobre distintos temas. También es cierto que este clásico ritual ha sido sustituido por una continua suerte de zapping informativo, donde las noticias saltan de la pantalla de la Tablet, del teléfono o del reloj inteligente.

Sin embargo, la lectura digital no solo cambia cómo accedemos a la información, sino también cómo interactuamos con ella. Conocemos las opiniones de otros lectores en tiempo real e incluso compartimos nuestras propias reflexiones en foros y comentarios. A pesar de estas innovaciones, hay algo profundamente nostálgico al recordar aquellos días en los que una página mal cortada o una mancha de tinta formaban parte de la experiencia de lectura.

También existen implicancias económicas. La suscripción a la versión impresa representa un desembolso considerablemente mayor debido a los costos de impresión y distribución. En cambio, la versión digital ofrece acceso a un precio más accesible y con servicios adicionales, como el club de afinidad. No obstante, este ahorro viene con desafíos: adaptarse a leer en pantalla, afrontar distracciones provenientes de otras aplicaciones y aprender a disfrutar la información en un formato completamente distinto.

El futuro: entre lo inmersivo y lo disruptivo.

El impacto de esta evolución afecta a usuarios, como a las organizaciones. Los diarios tradicionales han tenido que reinventarse para mantenerse relevantes, enfrentándose a una audiencia que busca inmediatez, personalización y experiencias innovadoras. Esta transición al ámbito digital es una aventura que exige creatividad y constante adaptación.

¿Cómo evolucionará este escenario? Es difícil preverlo, los cambios son exponenciales. Diarios que nacen digitales no escapan a la necesidad de transformase continuamente. Tal vez en el futuro tengamos diarios personalizados que empleen inteligencia artificial para generar titulares únicos basados en nuestros intereses, migrando de grandes a audiencias a numerosas comunidades de interés específico. Quizás el concepto de “diario” se transforme por completo, dando lugar a experiencias inmersivas como realidad virtual que nos “transporten” a los hechos, o dispositivos holográficos que proyecten resúmenes informativos. Incluso podríamos imaginar asistentes de voz que narren las noticias ajustándose a nuestro estado de ánimo o dispositivos inteligentes que sugieran contenido según nuestro contexto emocional. 

Lo cierto es que la tecnología seguirá desafiando nuestra forma de consumir información, moldeando hábitos de lectura y redefiniendo nuestras expectativas como usuarios. Más allá de los avances técnicos, esta aventura hacia lo digital es también una invitación a reflexionar sobre cómo interactuamos con el conocimiento, cómo construimos conexiones con los demás y en última instancia, cómo redescubrimos nuestra relación con el tiempo y la información en una era marcada por la inmediatez. En síntesis, no es solo una cuestión de tecnología; es una cuestión de cómo reinventamos nuestras formas de conectar con el mundo y sobre todo con nosotros mismos.

Aunque mi padre nunca llegó a vivir esta transformación, estoy convencido de que hubiera encontrado fascinante la posibilidad de adaptar las letras al tamaño perfecto con un simple movimiento manual en la pantalla. Imagino su asombro al tener un universo de información a su alcance en cuestión de segundos, aunque probablemente hubiera mantenido su ritual de lectura con la misma calma y profundidad de siempre, recordándonos que, en el fondo, lo esencial de la lectura siempre trasciende el formato.


domingo, 23 de junio de 2024

JENSEN HUANG, CEO DE NVIDIA."NO APRENDAS A PROGRAMAR..."



Jensen Huang, el migrante taiwanés que pasó de lavar platos a fundar Nvidia, el gigante tecnológico de los microchips que vale más que Google y Amazon.

NVIDIA se convirtió el 18 de junio en la empresa más valiosa del mundo, destronando al peso pesado tecnológico Microsoft, mientras sus chips siguen desempeñando un papel central en la carrera por dominar el mercado de la inteligencia artificial.A las 17.30 GMT, las acciones del fabricante de chips subían un 3,45% a 135,21 dólares, elevando su capitalización bursátil a US$3,34 billones, pocos días después de superar al fabricante de iPhone Apple para convertirse en la segunda empresa más valiosa.

Aunque muchos gigantes de la tecnología como AMD o Intel, así como Apple o Microsoft, invierten masivamente en IA, Nvidia lleva una confortable ventaja en el mercado de semiconductores destinados a inteligencia artificial. “Los microchips GPU de Nvidia son el nuevo oro o el nuevo petróleo del sector tecnológico”, consideran analistas consultados por Reuters.


¿POR QUÉ LOS MEJORES LÍDERES NO SERÁN REEMPLAZADOS POR LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?


Por Alejandro Melamed, Founder & CEO Humanize Consulting, Argentina.

Desde que la inteligencia artificial (IA) está entre nosotros, muchos han sentido que un huracán atravesó el mundo del trabajo y arrasó con tareas y actividades que -teníamos la convicción- sólo estaban reservadas a los seres humanos. Hasta ahora, las proyecciones intentaron descifrar cuántos de esos trabajos podían ser reemplazados por la IA, pero pocos estudios ahondaron en una cuestión central: ¿los puestos directivos en las organizaciones también serán sustituidos por la inteligencia artificial?

 Quienes ocupan roles de conducción pueden respirar tranquilos por el momento: los mejores líderes no serán desplazados por la IA sino que ambos se complementarán. El gran desafío será profundizar en aquellas actividades que sólo los seres de carne y hueso podemos llevar adelante. Esto implica repensar la idea de liderazgo y comprender que, aún con todas nuestras debilidades y contradicciones, los humanos seguimos deseando ser guiados por otros humanos.

 ¿Qué pasará con nosotros como líderes cuando la IA haga nuestro trabajo? El interrogante fue planteado por la VP de una de las áreas críticas de una empresa que estaba asesorando; cayó como un baldazo de agua fría.

 Son varias las preguntas: ¿cuál es el impacto que la IA podría tener en el rol de los líderes? ¿Qué sucederá con esos líderes en el momento en que la IA asuma algunas de las responsabilidades que ellos desarrollan hoy día? ¿Qué función les quedará a estos directivos y qué lugar ocupará la IA en el futuro?

Un liderazgo más humano

Estos interrogantes llevaron a tres miembros de Potential Project -una organización global dedicada a la investigación y que trabaja con las principales empresas del mundo- a analizar el impacto de la IA en el rol de liderazgo en las organizaciones. Los tres académicos responsables del estudio fueron Rasmus Hougaard, Jacqueline Carter y Rob Stembridge; las conclusiones del trabajo fueron publicadas en enero de 2024.

Basándonos en este estudio, se abren distintos caminos en relación a las implicancias que tiene la IA en los roles de conducción. Cabe destacar que parte de los resultados indican que, cada vez más, los empleados comienzan a confiar en la IA antes que en el criterio de las personas.

La buena noticia, como dijimos, es que no se corre el riesgo de la desaparición del rol de liderazgo; en lo que sí se está profundizando es en qué aspectos el rol de los líderes es fundamental, y en qué terrenos específicos los líderes deben apoyarse y complementarse con la IA.

Al pensar en el papel que juegan las personas en esta historia, es importante reforzar que los seres humanos quieren ser liderados por otros humanos. Pero no a cualquier precio. Porque para dejarse guiar querrán que ese liderazgo sea más humano, más cercano. En definitiva: cuanta más humanidad tenga ese líder, más será valorado y más genuina será la conexión con él.

Tal vez el secreto resida en entender que cuánto más se comprenda la IA y cuál es el rol que tiene esa inteligencia para complementarnos, más provecho sacaremos del aspecto humano. Se trata, en definitiva, de abrazar más plenamente las cualidades exclusivamente humanas (como la empatía, la creatividad, la conciencia, el sentido común entre muchas otras).

Lo primero entonces es entender cuándo es conveniente que la IA tenga un papel central (por el diferencial que nos brinda) y cuándo ponerla en modo avión.

¿En qué es fuerte la IA (y en qué no)?

Así como el economista David Ricardo enunció la teoría de las ventajas comparativas, en la que cada país debía dedicarse a comerciar aquellos bienes y mercancías en las que era más competitivo, es fundamental distinguir en qué procesos la IA es mejor que el ser humano; y, por el otro lado, en qué somos mejores nosotros.

Una manera simple de definir a la IA es:  aprovechar computadoras y máquinas para imitar las capacidades de resolución de problemas y toma de decisiones de la mente humana. Es la ciencia e ingeniería de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas informáticos inteligentes. Se relaciona con la tarea similar de usar equipos para comprender la inteligencia humana, pero la IA no tiene que ajustarse a los métodos biológicos observables.

La IA será insuperable a la hora de analizar una gran cantidad de datos, identificar patrones y eliminar el estado mental y emocional en la toma de decisiones, así como los sesgos y las jerarquías establecidas.

También será imbatible para hacerse cargo de actividades que sean poco higiénicas (por ej. limpiar un baño) o que requieran extrema precisión (como ensamblar un teléfono celular) . Siempre en este tipo de actividades, la IA, los robots, las máquinas, serán mucho más potentes e impactantes que los humanos.

Uno de los puntos sorprendentes de la investigación es que la mayoría de los entrevistados está de acuerdo en que sea una IA la que realice el papel de análisis de desempeño y procesos de optimización de ciertas acciones o decisiones. Cuando se requiere un proceso automático o mecánico, la mayoría confía mucho más en la IA que en las personas.

 Del mismo modo, cuando se necesita una coherencia impecable e invariabilidad en los estados de ánimo, ciertas áreas asignadas tradicionalmente a los líderes pueden ser “tercerizadas” en la IA. Asimismo, incluyen a la planificación: el 65% de las personas consultadas en este estudio confía en la capacidad de la IA para desarrollar la estrategia.

Retroalimentación positiva y una “caja negra”

Esta investigación deja en claro que los seres humanos también tenemos nuestro orgullo: la mayoría de los consultados aseguró que no tendría problemas en recibir retroalimentación de sus evaluaciones de desempeño por parte de la IA... siempre y cuando los comentarios sean positivos.

 El feedback para reforzar (tradicionalmente llamado positivo) es celebrado por los colaboradores, pero no ocurre lo mismo con el feedback para mejorar (los llamados “comentarios negativos”). En este caso habría un sentimiento de muy poca aceptación acerca de lo que pueda aportar una IA. Dicho en criollo, nadie quiere que un robot le señale que está haciendo mal las cosas.

 También se destaca que a las personas les preocupa cómo la IA podría hacer un mal uso o un manejo arbitrario de los datos personales, sobre todo en cuestiones relacionadas con la intimidad. La gente teme una eventual falta de transparencia y la “caja negra” que implica la toma de decisiones de la IA en esa dirección.

 Confiar o no confiar en la IA, esa es la cuestión

Otro de los aspectos en los que indaga la investigación es cómo, ante la aparición de problemas vinculados al universo de las emociones, siempre se prefiere que esta cuestión sea tratada por una persona y no por una IA.

Hay dos instancias en los que sí o sí se prefiere que los líderes “apaguen” la IA y confíen en su propio criterio: uno es cuando hay que tomar la decisión final de contratación; el otro, cuando lo que está en juego es la promoción de personas (cuando se definen los ascensos), asuntos que no pueden ser exclusivamente mecánicos o artificiales, sino que requiere la presencia de lo humano.

Por otro lado, estamos expuestos a una vorágine constante, con dinámicas absolutamente impensadas, que pueden desordenar lo que teóricamente está planificado al cien por ciento. Ante esta desorganización, la IA se ve limitada a cumplir con aquello para lo que fue programada. Las personas podemos adaptarnos y flexibilizar nuestra conducta rápidamente.

 El ser humano es de por sí imperfecto, pero esa imperfección también encierra virtudes que nos definen: somos genuinos, auténticos y espontáneos. En pocas palabras, el ser humano siempre tendrá una capacidad de comprensión y abordaje superadora a la que pueda tener un robot, que se guía por su propio data entry de sesgos y prejuicios.

Sintetizando, podemos hacer una distinción precisa: por un lado, los colaboradores prefieren que los líderes se apoyen en la propia inteligencia humana para el desarrollo tanto de los equipos como de los individuos. Por el otro, optan por capitalizar y apalancarse en la IA cuando se trata de asuntos relacionados al procesamiento y análisis de datos, la toma de decisiones repetitiva y, también, el planeamiento.

Volver a aprender a ser humano

Una de las conclusiones más importantes de este trabajo (que se basa en una consulta a más de 75.000 personas de todo el mundo, de diferentes niveles jerárquicos, a lo largo de varios años, y está hecha en colaboración con investigaciones de Harvard, Columbia y la Rotman School of Management) es que los entrevistados coinciden en una frase muy elocuente: el liderazgo actual y futuro implica desaprender los aspectos vinculados a la gestión y volver a aprender a “ser humano”.

Lo que quizá quieran decir con “volver a aprender a ser humano” está relacionado con apelar a lo más auténtico, vinculado a la vulnerabilidad, a las imperfecciones. Eso es, sin dudas, lo que la gente termina valorando. En este sentido, las cualidades principales a desarrollar son: conciencia, compasión, confianza y sabiduría.

La conciencia, es esa capacidad de reconocer nuestro propio estado mental, nuestras emociones, nuestros pensamientos, así como el mundo y las personas que nos rodean. Es una cualidad exclusivamente humana que es muy propia a todos nosotros.

La compasión es transformar la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro) en una acción concreta, hacer algo por los demás. Es una cualidad única: es la capacidad de accionar y beneficiar al prójimo a partir de la comprensión de lo que le sucede. Esa compasión impulsa la confianza.

La confianza es inspirar seguridad psicológica, es que los otros puedan depositar la esperanza, que puedan creer e ilusionarse y, obviamente, la IA no podría igualarla bajo ningún punto de vista.

La sabiduría es la capacidad de discernir, de lograr un juicio sólido basándonos en la experiencia. Es la suma de conocimiento más la experiencia. Es la capacidad de ver las cosas como realmente son y saber qué es lo correcto, tanto para nosotros como para los otros y para la propia organización.

 En definitiva, estas cualidades -conciencia, compasión, confianza y sabiduría- son las que “hacen humano” a ese líder y lo diferencian de la IA. Lo que esta investigación científica demuestra (y aquí reside su aporte fundamental) es que lo humano no va a ser reemplazado. Al menos al día de hoy -nunca se sabe qué pasará mañana-, la IA no puede reemplazar las cualidades eminentemente humanas que citamos arriba.

 Y aquí está el quid de la cuestión. No es el momento de “asustarse” con lo que la IA puede o no puede hacer (sacarnos el trabajo, por ejemplo). La inteligencia artificial nos confronta con una oportunidad increíble: nos da la chance de ser más genuinos, más conectados, más humanos. Ese es nuestro diferencial, con todo lo maravilloso y caótico que tiene la existencia humana. Los líderes que comprendan esa profundidad tendrán el horizonte mucho más despejado.

 

Publicado el 11/6/2024 en LinkedIn 

lunes, 27 de febrero de 2023

COMO DESCARGAR Y UTILIZAR CHAT GPT - TUTORIAL

¿Qué es ChatGPT?

GPT-3 significa Generative Pre-training Transformer 3. Es un modelo de deep learning formado por algoritmos capaces de reconocer patrones en los datos y que además pueden aprender a través de ejemplos. Por este motivo se considera como una red neuronal artificial con memoria a largo plazo.

Es un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI, quién también desarrolló el generador de contenidos Playground. 

El nuevo es un modelo con más de 175 millones de parámetros, y que está entrenado con grandes cantidades de texto para mantener conversaciones y realizar tareas relacionadas con el lenguaje, desde la traducción hasta la generación de texto. 

"Que una tecnología de IA generativa sepa chatear cambió todo, porque sacó a la inteligencia artificial del mundo de los nerds".  (Sonia Jalfin - Columnista de Creatividad e Innovación en el diario La Nación - Argentina).

domingo, 22 de enero de 2023

EL MUNDO QUE SE VIENE: TRABAJO EN EQUIPO ENTRE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL SER HUMANO

 



Por Alejandro Melamed, Founder and CEO, Humanize Consulting

Desde mi punto de vista este robot, esta inteligencia artificial que actuará como una especie de asesor, consultor en un juicio en Estados Unidos, fundamentalmente lo que hace es juntar mucha información, recabar todos los antecedentes, toda la jurisprudencia que hay y responder preguntas respecto a procedimientos, tratar de guiar a «su defendido», a su cliente, en el proceso judicial.

De alguna manera podemos decir que es un avance obviamente muy sustancial respecto a la profesión. Sin embargo, tenemos que entender que no reemplaza el sentido común, el criterio, la lógica de un abogado como tampoco la conciencia, la ética, la empatía, la capacidad de generar soluciones innovadoras.

Desde ya creo que es una herramienta al servicio del profesional, que en todo caso lo que va a hacer es acelerar un montón de procesos que podrían darse de manera automática, que requieren tiempo para desarrollarse, pero bajo ningún punto de vista sustituye a la persona. De hecho, es una aplicación que recurre la persona que tiene que transitar por este proceso judicial pero no es una persona física, pensemos que es como acumular todos los conocimientos que hay en una biblioteca y tenerlos ahí ante cada uno de los requerimientos, pero todo esto hecho sin un sentido humano, de criterio si no en modo de piloto automático.

A su vez, creo que algo para destacar en este caso es que desde hace tiempo está funcionando y que ya tiene unos 160.000 recursos ganados, en intervenciones en procesos muy simples, muy repetitivos y de bajísimo valor agregado.

Y desde ya lo que hace es facilitar a un montón de personas que tienen que acceder a este tipo de reclamos; fundamentalmente en este momento está abocado a lo que son multas de tránsito. Posiblemente, esto vaya avanzando, se vaya sofisticando y creo que hay que ir siguiendo estos procesos para comprender dónde está realmente el auténtico valor agregado.

Mi opinión es que no sustituye ni elimina la figura del abogado, sino que lo que hace es acelerar ciertos procesos en los cuales no necesariamente la intervención de un abogado agregaría demasiado valor. Lo que ocurre aquí es lo que podría suceder con los contadores y con muchas otras profesiones, es decir, tratar de reservar para los profesionales aquellas intervenciones en las cuales la participación realmente sea significativa y aporte un valor sustancial.

Lo que se viene es una era de cooperación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana.

De hecho, hay un criterio que se está utilizando y que es el de la inteligencia aumentada que hace poco tiempo la hizo el ajedrecista Gary Kasparov en una nota en la revista de Harvard. Él lo que dice es que existe la inteligencia aumentada que es la combinación de la inteligencia humana más la inteligencia artificial.

Con lo cual lo que yo creo que va a ir sucediendo, a medida que vayamos avanzando en este tipo de procesos, es que cada vez más la inteligencia artificial y los robots van a tomar mayor protagonismo, sobre todo en aquellas acciones, en aquellas intervenciones que tengan que ver con actividades pesadas, actividades poco higiénicas, actividades repetitivas, actividades que requieran acumulación de mucha información.

Sin embargo, cada vez más van a ser importantes las capacidades humanas que tienen que ver con la creatividad, con la innovación, con la empatía, con el sentido común, con la ética, con el criterio. Son cuestiones que hasta el momento los robots no sustituyen, con lo cual, desde mi punto de vista y reafirmando la idea de Kasparov, no es «una o la otra, es una y la otra», generando un equipo que potencia lo mejor de cada uno, que rescata aquello que es único y distintivo de cada una de las partes.

Por lo tanto, yo creo que lo primero que tenemos que hacer los humanos es no enojarnos con la tecnología. En segunda instancia, creo que tenemos que abrazarla y considerarla como una herramienta a nuestro servicio.

Tenemos que entender que esto que está llegando vino para quedarse y que tiene que ser un habilitador. Tiene que ser un acelerador, un instrumento que sirva para potenciar todo aquello que los humanos podemos hacer.

En los procesos de automatización, de digitalización, siempre se produce las seis «D» de la digitalización, y las últimas dos son la desmaterialización y la desmonetización. ¿Qué significa esto? La tecnología empieza primero siendo cara, pero después cuando se masifica termina siendo una aplicación, como en este caso es el abogado robot a través de una aplicación; y después la desmonetización, gracias a la cual por poco dinero o prácticamente gratis uno puede acceder. Esto lo vemos desde cómo leemos el diario, accedemos a cualquier aplicación bancaria, cómo usamos el Waze o cualquiera de las aplicaciones a las cuales accedemos desde nuestro teléfono, con un costo nulo o mínimo.

Así, yo creo que es un excelente ejemplo el que tenemos de este robot abogado porque, en definitiva, lo que va a hacer es cumplir con todas las etapas preseteadas que tiene un proceso y poder responder como cualquier bot ante dudas que tenga el cliente. Lo que no va a tener es la capacidad de empatizar con lo que le vaya sucediendo al cliente, no va a tener la capacidad de poner la ética al servicio o la conciencia.

Creo que estamos entrando en una era donde cada vez más nos vamos a ir sorprendiendo por estos avances, pero, a su vez, vamos a ir capitalizando estos avances para poder potenciarnos con las capacidades humanas y poder transitar hacia el logro de resultados que hoy podrían ser al menos impensables.

 

 

Publicado previamente en Newsweek Argentina

viernes, 4 de diciembre de 2020

LA INNOVACION NO ES UNA CARRERA DE 100 METROS

Por Maria Fernanda Cittá, Experta en Product Discovery, Design Thinking y Marcos de Trabajo Ágiles. Digital Mindset - Transformación Cultural y Organizacional Especialista en Digital House para el programa: Digital Immersion Program y Co-Founder en Peak Blon.

En innovación no hay experimentación que valga la pena si no estamos abiertos a equivocarnos. Cambiar de rumbo no es un fracaso definitivo, siempre hay una nueva oportunidad para intentar y volver a empezar. Lo importante es darse cuenta a tiempo si ese no es el camino.

Entonces el combo de Innovación viene con:

  • Resultados no inmediatos
  • Tolerancia a la incertidumbre
  • Gestión abierta y transparente
  • Protagonistas en lugar de consumidores
  • Experimentar, aprender y adaptarnos

La innovación no es una carrera de 100 metros. Requiere tiempo y paciencia.

Una frase que suele resonar bastante y que se escucha en las reuniones de la alta gerencia es “¿Y el ROI?! ¿Para cuándo? Siempre se vuelve al punto de partida, ¿son 18 meses un tiempo adecuado para lograr un ROI dentro de un proceso de innovación? ¿Cuáles serán las utilidades? ¿Qué beneficio económico voy a obtener? ”.

Tal vez es hora de empezar a medir los proyectos en innovación con otras métricas, como, por ejemplo: Conocimiento obtenido y aprendizaje acumulado.

Cuando decidimos innovar y sumergirnos en una transformación digital, comenzamos el camino hacia la incertidumbre. Cuando se está convencido de que el camino a seguir es la innovación y la exploración, se busca disruptir, alejarse del core del negocio y tomar distancia sobre lo conocido, tradicional y estable.

Construir y eficientizar lo que funciona nos alimenta en el corto plazo. Explotar sobre lo actual es mejorar el presente pero nada nos dice sobre lo que puede pasar mañana.

Usamos las ganancias y las capacidades distintivas del negocio actual para encontrar conceptos y formas que nos permitan vivir hoy, y mantenernos vigentes y activos en el futuro.

Nos cuesta y nos duele innovar. La falta de certezas, las incógnitas y la incertidumbre molestan e incomodan.

En innovación no podemos asegurar resultados. La exploración no es predecible, cuesta establecer cifras concretas.

La transformación implica un riesgo, no podemos dar garantías anticipadas de los resultados.

Innovar es justamente hacer algo radical, establecer una propuesta de renovación que no tiene precedentes.

Disruptir es justamente hacer algo que no tiene una historia, un pasado para predecir.

 

ORGANIZACIONES VALIENTES

Las organizaciones que se animan a explorar nuevos futuros se envuelven en un proceso de exploración. Consideran que el dolor de la incertidumbre, de lo desconocido, de las incógnitas, duele y molesta, pero volverse una organización obsoleta, sin vigencia, duele más que enfrentarse a la transformación.

Innovar termina siendo un dolor menor que enfrentar un mundo sin certezas, nos impulsa a buscar nuevas oportunidades por el solo hecho de resistir hoy, mantenernos vigentes y continuar siendo competitivos en el futuro.

Soltar y adaptarse requiere de coraje y valentía pero también de convicción y cambio cultural.

Al anclarse firmemente en lo único que es rentable, exitoso y por lo tanto paga cuentas, estarían implosionando su supervivencia, y hasta su crecimiento significativo, porque nada es definitivo.

Si bien no se pueden asegurar resultados inmediatos podemos introducir una cultura de la experimentación que nos permite, por una lado, reducir y mitigar los riesgos de un proyecto de estas características, y por el otro, nos enseña a aprender haciendo.

Construir una cultura de la innovación significa incorporar la modalidad de trabajo que conjuga experimentar y aprender al mismo tiempo buscando la mejora continua.

Incorporar la fórmula de aprender haciendo: Probando, mejorando y volviendo a probar.

PRIMERO MINDSET, LUEGO EXISTO

El mindset que llega con la experimentación implica estar abiertos a equivocarnos. Es parte del proceso de aprendizaje, arroja luz sobre la idea de que errar y equivocarse son oportunidades de superarse y mejorar. La cultura de la innovación constante tiene que ver con prácticas y experiencias que no tienen fin porque el descubrimiento sobre los clientes nunca termina.

El error es un privilegio del cual podemos aprender por lo tanto bajo ningún concepto está castigado ni penalizado, por el contrario, es una oportunidad de capitalizar lo aprendido, polinizarlo, hacerlo extensivo. El conocimiento es transparente, y cuando el conocimiento es de todos, el poder es de todos.

Al experimentar y aprender constantemente, una buena práctica es la de generar espacios para poder fallar, esos espacios deben ser construidos con confianza y vulnerabilidad. No buscamos esconder nuestras fallas bajo la alfombra, buscamos ponerlas a disposición de todos, volverlas visibles para que el espacio de aprendizaje sea genuino.

El primer paso deben darlo los líderes, mostrarse tal cual son, contar éxitos pero también fracasos, incentivar la confianza, construir la confianza.

Si generamos espacios de seguridad, donde no haya riesgo, la confianza que generamos dentro del equipo será genuina y podremos aprender de los errores de los otros.

Las personas buscan honestidad y confianza, por eso la importancia de mostrarnos y hacer visibles nuestros errores.

Resumiendo, el cambio cultural, la forma en que pensamos y hacemos la innovación viene con un combo de varios mindset o seteos que necesitamos adoptar:

  • El cambio de mindset nos permite hacer una transformación profunda que pueda permear en el interior de la organización y en la gente, y ser sostenida a través de las prácticas y la cultura organizacional.
  • La comunicación es abierta: comunicamos en todos los sentidos. Que todos conozcamos de qué se trata lo que queremos lograr, y entender por qué hacemos lo que hacemos.
  • La innovación no tiene resultados inmediatos, de hecho es natural que lleve un tiempo. Aceptamos que podemos empezar a innovar y no tener resultados.
  • No es que los resultados no importan, porque importan y mucho. La clave es saber gestionarlos con transparencia para que los esfuerzos puedan ser visibles para todos, que cada uno pueda conocer qué se hizo y qué resta por hacer.
  • Necesitamos ser protagonistas en esta transformación digital, la transformación la hacen las personas, y si el cambio no viene desde la dirección que esperábamos, seamos nosotros esos agentes de cambio que inspiren a la organización. Se puede empezar con algo pequeño pero de impacto para el cliente y el negocio. Buscando inspirar a otros.

viernes, 18 de septiembre de 2020

APRENDIZAJES PARA EL DIA DESPUÉS


Por Guillermo Ceballos Serra

En una suerte de verdad aceptada casi universalmente, que las crisis son también oportunidades. Si esto fuera realmente tan así, estaríamos felices siempre que tuviéramos que enfrentar una crisis.  Mas aún, desarrollando esta idea, a mayores crisis, mayores oportunidades o llevando la idea al extremo, a mayores crisis, mayor felicidad.

El Covid 19, por su globalidad y simultaneidad, ha generado la mayor crisis de los últimos 100 años. Ha destrozado, vidas, familias y economías, siguiendo el razonamiento anterior, nunca habría habido globalmente mayores oportunidades, ni gente mas feliz en el último siglo.  No hace falta agregar que esta conclusión es un disparate.  Ahora, no por su desarrollo lógico, si por su premisa inicial, el punto de partida.

La realidad es que las crisis son oportunidades solo para algunos: los que están preparados, los que cuentan capacidad para adaptarse rápidamente, los que están posicionados en el lugar y el momento adecuados. Para todos los demás, no son oportunidades, sino amenazas concretas, en el escenario Covid, (cocktail de pandemia + cuarentena), tampoco son oportunidades, son calamidades.

¿Qué podemos observar?

Los mercados están mostrando grandes capitalizaciones de mercado de empresas, basadas en expectativas de rendimientos futuros. Estas valoraciones crecientes, se sustentan esencialmente en activos intangibles y en la disposición, control y gestión de datos. En términos generales, no existe una correlación entre la valor de la empresas y la potencialidad de creación de empleo. Los mercados valoran las empresas por sus potenciales rendimientos futuros.  Como indica Michael Spence, Premio Nobel de Economía (2001), “los precios de las acciones y los índices de mercado son medidas de creación de valor para los propietarios del capital, lo que no es lo mismo que la creación de valor en la economía en general, donde el trabajo y el capital tangible e intangible juegan un papel”.

Las tecnologías digitales aceleran la capitalización de las empresas, independientemente de sus resultados actuales. Esta característica, se ha acelerado durante la pandemia, incrementando la brecha con aquellas empresas de capital tangible y mano de obra tradicional, no obstante, su aporte de valor a los distintos mercados.

Ahora bien, esta tendencia, aunque general, no obsta, a que la realidad exceda las categorizaciones predominantes.

Hay empresas a las que les iba muy bien y ahora su performance es aún mejor. En este grupo encontramos empresas como Amazon, que ha sido una de las ganadoras, en todo sentido, del efecto pandemia, alcanzando un valor de 1 billón de dólares (1 trillón en USA) y contaba con 798.000 empleados a fines de 2019. Al mes de abril de este año contaba con 935.000 empleados y se encamina a superar el millón a fin de año.

Otra empresa que se encuentra en el mismo grupo de ganadores pre y post pandemia, es indiscutiblemente Netflix, que ha logrado "160 nominaciones a los premios Emmy y más nominaciones al Oscar que cualquier otra empresa de entretenimiento, sumó casi tantos clientes en los primeros seis meses del año como en todo 2019, ampliando sus suscripciones a casi 200 millones de hogares en 190 países", según informa el diario La Nación.

Los datos del segundo trimestre de 2020 muestran como la pandemia ha afectado a los ingresos de las grandes empresas tecnológicas: Amazon como Apple, Microsoft, Netflix y Facebook mejoraron sus ventas respecto al primer trimestre e incluso frente al mismo periodo del año 2019; sin embargo Google y Twitter empeoraron.

Zoom por su parte, el gran ganador de la pandemia, desconocido para el común de la gente, ha pasado a ser el “anfitrión de todos los cumpleaños” y ha incrementado de un valor de 15.750 millones de dólares al cierre de 2019 a 115.000 millones en septiembre de 2020.  Con un un incremento aproximado de 12 % en su plantilla, su cantidad de empleados pasó de 2532 a 2854.

En Argentina, el podio le corresponde a Mercado Libre, hoy ya presente en 18 países, ofreciendo a sus usuarios un ecosistema de seis servicios integrados de comercio electrónico y pagos digitales: el Mercado Libre Marketplace, la plataforma Mercado Pago FinTech, el servicio logístico Mercado Envíos, la solución publicitaria Mercado Libre, el servicio Mercado Libre Classifieds y el Mercado Shops online.  Durante la pandemia su valor se aproxima a los 60 mil millones de valor de mercado y contaba al inicio del año con 9700 empleados. En junio anunció la incorporación de 4500 empleados adicionales en la región.

Hasta aquí, algunas historias de éxito.

Muchos, se han visto afectados no obstante su grado de digitalización: venta de pasajes, hotelería; me refiero a todas las plataformas exitosas previo Covid, que eliminan intermediación.  

Por otra parte, ha habido casos muy interesantes para reflexionar, como Uber, hasta el año pasado una “rising star” de la década, presentó los resultados de su primer trimestre fiscal de 2020 con grandes pérdidas en el negocio del transporte, pero pese a ellas, Uber Eats, tuvo un crecimiento exponencial durante la pandemia, en otras palabras, el hermano pobre, un mix de plataforma y pedales, fue el encargado de soportar la crisis, aunque no logró evitar los despidos del 14% de la nómina.

Otro ganador inesperado, en este caso, sin mérito alguno, ha sido sin duda Kodak, podríamos decir, un verdadero cisne negro de la pandemia.  La empresa, que no supo aprovechar su propio invento de la fotografía digital, navegaba sin un horizonte venturoso, hasta que en el mes de julio el presidente Trump, confirmó que su gobierno formalizó un acuerdo con Kodak para iniciar la producción de medicamentos. Esto en virtud que, en el pasado mes de marzo, el gobierno activó la Ley de Producción de Defensa, la cual les permite obligar a empresas a fabricar suministros médicos para enfrentar la crisis del coronavirus, otorgándole un prestamos de 765 millones de dólares.  La acción, subió de 2.65 a 60 dólares y la creación de 1500 empleos en su mayoría  indirectos. Se trata, desde luego, de una medida excepcional que involucra a Kodak. No es la única, Ford, General Motors y GE están afectadas a la producción de respiradores.

Algunas conclusiones que surgen de este análisis:

Mas allá de algunos lineamientos generales, la realidad es demasiado vasta como para pretender encasillarla en categorías de análisis absoluto.

  • Todos los triunfadores de la pandemia se han apalancado en tendencias preexistentes y son fruto de estrategias y planes de acción consistentes, ejecutados con eficiencia.
  • El caso Kodak muestra que hay ganadores azarosos, pero en este caso, sin pretender generalizar, esto se debe a una decisión administrativa del estado que interviene en los mercados digitando una actividad en su beneficio.
  • La pandemia ha potenciado la era digital, acelerando exponencialmente los planes de crecimiento de las compañías y estresando sensiblemente sus estructuras actuales.
  • Hay una clara evidencia que se están encontrando que hay nuevas maneras de gerenciar los negocios con estructuras mucho más económicas y con igual o mayor eficiencia.
  • Las estructuras corporativas han pasado a modo ágil, sin entrenamiento alguno y aprendiendo sobre la marcha, lo que constituye uno de los mayores logros del empresariado y sus colaboradores.
  • Se ha instalado un estilo de liderazgo más democrático, colaborativo y servicial. En la pandemia no hay gurúes ni líderes de bronce, sencillamente porque no hubo aprendizaje previo, ni títulos de los cuales vanagloriarse.

Estamos avanzando en nuevas líneas de aprendizaje corporativo, profesional y personal camino hacia una nueva normalidad, marcado por un abordaje más holístico, resiliente y esperemos que más empático.  No previmos ni planificamos la nueva normalidad, pero eso no implica que el futuro no pueda ser algo mejor.