Por Guillermo Occhipinti. Conferencista y consultor.
Profesor de maestrías y programas ejecutivos en UADE, San Andrés, Universidad
21.
Producto de la pandemia, 2020 provocó una
verdadera revolución en la manera de prestar servicios. Para muchos puestos ya
no fue necesario ir a lugar físico y, por causa de la cuarentena, obligadamente
se forzó a un home office de gran alcance. Podríamos decir que en el
laboratorio se experimentó una vacuna a las apuradas y con distintos grados de
efectividad: quiénes pueden y quiénes no pueden pasar del trabajo sincrónico al
asincrónico. Siempre que el negocio lo permita, ¿por qué vale la pena y qué
niveles de maduración deben tener las empresas para lograrlo?
Matt Mullenweg, creador de Atomattic y del
sistema de gestión de contenidos WordPress.com, lo explica en “los cinco
niveles de autonomía”. Cabe aclarar que en 2017 logró demostrar que no era
necesario poseer oficinas físicas, bajando las cortinas de su sede en San
Francisco.
Nivel 0
Es el trabajo que no se puede hacer a menos que
uno esté físicamente allí. Muchos asumieron que tenían muchos más de estos de
los que realmente tenían. Negación.
Nivel 1
Allí se encontraban la mayoría de las empresas
que no estaban preparadas para la crisis y que no hacían un esfuerzo deliberado
para hacer que las cosas fueran compatibles con el trabajo remoto. La idea era
posponer hasta que se regrese al “templo”, porque el trabajo ocurre en el
equipo, en el espacio y en el horario de la empresa.
En el Nivel 1 de autonomía se encuentran la
mayoría de las empresas que no estaban preparadas para la crisis y que no
hacían un esfuerzo deliberado para hacer que las cosas fueran compatibles con
el trabajo remoto
Nivel 2
Es donde muchas empresas se han encontrado en
marzo de 2020. Aceptando que el trabajo va a suceder en casa durante un tiempo,
recrean lo que estaban haciendo en la oficina en un entorno “remoto”. Todo
sincrónico, mucha reunionitis. Ansiedad y temor en torno a si, en verdad, estamos
trabajando.
Las empresas más desconfiadas, instalando un
software de seguridad y buscando a través de un comité excusas varias, por
ejemplo: “No queremos que te roben la información”. ¿Cómo impactó ello en el
clima y el humor de la empresa? ¿Cuáles fueron los resultados de la
reunionitis? ¿Aumentó la productividad? No, más bien generó burn out.
Nivel 3
Es un estadio superador: se invierte en
equipos, en iluminación, sonido, entre otros. A su vez, los procesos
asincrónicos empiezan a reemplazar las reuniones improductivas (casi todas);
toma una especial atención la comunicación escrita, las videoconferencias
vienen con deberes previos y revisión en tiempo real.
Las empresas que llegan a este nivel generan
reuniones para compartir experiencias y conocerse cara a cara uno o dos veces
al año.
En el nivel impera lo asincrónico: se evalúa el
trabajo de las personas sobre lo que producen, no cómo o cuándo lo producen.
Nivel 4
Impera lo asincrónico (¿La revancha de los
introvertidos?), se evalúa el trabajo de las personas sobre lo que producen, no
cómo o cuándo lo producen. Se desarrolla en un grado muy significativo la
confianza, aunque quizás se ralentiza un poco la toma de decisiones, pero
alcanza mayores niveles de empoderamiento.
Se invierte en capacitación, coaching y las
oficinas caseras son premium. Físicamente, vivís donde elegís vivir, obteniendo
mayor bienestar. Con todos estos atributos, mejora la fidelización.
Nivel 5
No es totalmente alcanzable. Mullenweg lo
denomina nirvana. Se genera cuando las personas aportan lo mejor de sí mismas y
los niveles más altos de creatividad para hacer el mejor trabajo de sus
carreras y simplemente divertirse, logrando bienestar y salud mental.
El deseo de ser autodirigido, un gran antídoto
para no convertirse en un zombie part-time. Es decir, ese espacio de tu vida
que le dedicas a tu profesión y que te genera vida, lo disfrutas y no te la pasas
pensando en tus vacaciones, fines de semana y feriados. Es el nivel en el que
te cuesta diferenciar, ahora estoy trabajando, ahora estoy viviendo. Todo es
vida, el alma te pertenece las 24 horas del día.
¿Qué nos espera en 2021?
En mi investigación, el 68% de los
entrevistados prefiere un blend (home & office). El estudio cualitativo
demostró que ese porcentaje es alto porque muchos se quedaron en nivel 2, es
decir terminaron trabajando más tiempo que en la oficina y no experimentaron la
evolución.
Hay que hacer todo lo posible para que más
empresas pasen de nivel 2 a nivel 3 y 4. El 16% añora volver al nivel 1, su
amado espacio. Por último, otro 16% prefiere trabajar mayoritariamente desde el
lugar que desee la persona.
¿Qué se está considerando hasta ahora? Muchas
compañías ven el modelo blend como una oportunidad (los departamentos de
capital humano con más empatía presentaron números con considerables ahorros y
mayor atracción de talentos). El punto más fuerte para establecer un blend como
metodología es que no se puede lograr la conexión emocional de un equipo solo
trabajando a distancia. Compartir. En definitiva, 2021 será la búsqueda de la
eficiencia en la distribución del trabajo.
Por último, les paso algunas innovaciones
laborales que me han comentado al realizar esta investigación. Una persona
negoció con su jefa para que pueda trabajar de noche porque consideraba que
rendía más. Otra comparte el trabajo con su pareja, aunque esta última no está
en nómina. Un emprendedor tercerizó su trabajo, es decir le paga el 70% de sus
ingresos a otra persona y en ese tiempo disponible se está dedicando a un
proyecto personal, obvio que la empresa no sabe nada. Y, por último, más de una
persona está buscando trabajo fuera del país, tentadas por atractivos ingresos
depositados en otros paraísos.
Las personas son liebres, las empresas (equipo,
grupo o banda de personas) de todo, menos liebre. Para pensar. Lo vería como
una oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario