Por Guillermo Ceballos Serra
Recientemente reflexionaba con
un grupo de colegas de Recursos Humanos sobre los cambios y adaptaciones que
tenemos que realizar en el ejercicio de la función, debido básicamente, al
impacto de las tecnologías, la convivencia de las distintas generaciones en el ámbito
laboral, la obsolescencia prematura de conocimientos, productos y servicios, la
hiperdiversidad y el creciente achicamiento
de la “aldea global” que nos hace volver a la antigua polis griega por efecto
de las comunicaciones.
En efecto, el resultado de esta
realidad, ha hecho, que todos nuestros paradigmas se encuentren en crisis.
Todos los días enfrentamos situaciones donde dudamos de la decisión adoptada,
donde ya no es posible decidir en modo automático. No pasa un día donde nos
enfrentamos a una situación en que tenemos que testear alguna alternativa
novedosa.
No se trata de decisiones que
no se conozcan en el ámbito de la teoría,
el mercado o desconocida absolutamente, es simplemente algo que intentamos por
primera vez en nuestras organizaciones. Me refiero a la primera vez que
autorizamos a que alguien o algún sector realice teletrabajo, a adoptar la decisión
de contratar personas que trabajen jornada o semana incompleta; cuando contratamos
personas que carece de titulación académica
en posiciones donde tradicionalmente contaban con ella o jóvenes que en el ámbito
tecnológico, no han pasado por empresas otrora consideradas escuela y
simplemente han crecido desarrollándose en
“empresas de garaje”.
Sabemos que al tomar decisiones
en esos casos, no hay hoja de ruta, no hay garantía de éxito (en ningún caso lo
hay ciertamente) ni valiosos precedentes para justificar la decisión que no
funcione y nos sirve de escudo ante los críticos; como dice el poeta Antonio Machado,
“…caminante, son tus huellas el camino y
nada más; caminante no hay camino se hace camino al andar”. Al tomar estas
decisiones no sabemos si estamos colocando cimientos para un nuevo paradigma o simplemente
una nueva una experiencia aislada sobre la que no volveremos.
¿En que apoyarnos para la toma
de decisiones más eficaz?
Obviamente la formación ayuda,
la experiencia ayuda. Esencialmente ayuda a tener menos temor a la hora decidir
y ser capaces de asumir riesgos razonables cuando se toma una decisión a
conciencia.
Definitivamente no hay
certezas, no hay seguros, sin embargo, hay guías, algunas muy valiosas.
Estas guías podemos buscarlas
en el pensamiento de los grande maestros de la administración, aquellas cuyas
ideas tienen carácter de “fuente” porque podemos acudir permanentemente, aun en
diferentes contextos porque son enunciadoras de criterios fundamentales y fundacionales.
Peter Drucker nos muestra el
camino, a los profesionales de recursos humanos y todos los de las demás áreas.
Sostiene que: “La función de la empresa es crear clientes” y “Dado que el objetivo es crear clientes, una
empresa comercial tiene dos funciones básicas, y solo dos: el marketing y la innovación.
El marketing y la innovación producen beneficios, los demás son costos”.
Por tanto si para generar
clientes, excepto el marketing y la innovación, todos las demás funciones son
costos, las funciones deben gestionar de modo tal de contribuir a la creación de
clientes, de apoyar a la organización a cumplir con su objetivo básico,
multiplicar los clientes, asegurar el futuro y supervivencia de la empresa.
La Visión y la Misión, nos
indican hacia donde encausar nuestras decisiones en cada organización en
particular. Cuando estas están correctamente definidas, difundidas y se vuelcan
en una estrategia general que posibilite obtener clientes, cada una de las funciones encuentra su lugar y
modo eficaz de contribuir.
2 comentarios:
Comparto totalmente tus conclusiones, Guillermo, dado que lo que mencionás en tu artículo se pone de manifiesto todos los días en el ámbito de nuestra empresa.
Un cordial saludo.
Julio Quintana
Julio: Al fin del día son las cosas que hacen mas interesantes el trabajo.
Gracias por tus comentarios, un abrazo.
Guillermo
Publicar un comentario