Por Julián Arturo de Diego. Titular del Estudio De Diego y Asociados.
Director del Posgrado en Conducción de Recursos Humanos de la UCA.
En un año político y económico
crucial para el destino de la Argentina, los grandes temas del mercado del
trabajo se han constituido en ejes centrales del futuro crecimiento y
desarrollo.
Los temas claves son seis:
1) la política salarial dentro de
la negociación colectiva;
2) la reformulación de los
convenios colectivos en función de las nuevas tecnologías y las nuevas formas
de organizar el trabajo;
3) las reformas legislativas que
generen plataformas para el futuro;
4) la promoción e incentivo para
todas las actividades con mano de obra intensiva;
5) la contratación de los beneficiarios
de los planes sociales en un contrato promocional que incentive al empleador
sin perder los beneficios de los mismos; y
6) la reformulación de los
impuestos regresivos que afectan el trabajo.
Veamos que nos plantea cada uno
de los items.
1) En lo que hace a los salarios,
el año 2013 culmina con un promedio de incrementos salariales por vía
convencional en torno del 27,6%, prácticamente con la misma evolución que los
precios de la góndola, todo merced a un proceso de negociación que fue signado
por la prudencia y la razonabilidad.
Retrasar la negociación,
escalonar los ajustes, pagar sumas no remunerativas y bonos o sumas de pago
único fueron los recursos empleados.
El año 2014 tiene una clara
asechanza proveniente de la aceleración de la inflación con la pérdida
consecuente del valor del salario. Las aspiraciones de los sindicalistas, que
tienen una buena percepción de lo que ocurre con los salarios, su poder de compra,
y la pérdida de su valor venal, nunca puede resignarse a ajustes inferiores a
la inflación.
En gran medida los ajustes de
salarios pueden ser un motor de la inflación si crean expectativas y producen
incertidumbre. Es también cierto, que el factor confianza opera como un
elemento clave en el futuro cercano. Si estos parámetros se reproducen en el
año próximo, será fundamental que los ajustes sean periódicos y que acompañen
el proceso inflacionario sin adelantarse a él.
Si las primeras negociaciones no
logran marcar el camino, habrá que convocar a una gran paritaria nacional en
base a un acuerdo marco, que admitirá ajustes solo dentro de un recuadro de
restricciones.
2) Los convenios colectivos que
se renueven serán una herramienta clave para la modernización de las relaciones
laborales, sobre todo con la introducción de los sistemas robotizados o
automatizados y para reordenar las nuevas formas de organizar el trabajo. Su
inclusión de esta temática dependerá en gran medida de la madurez que presenten
las partes, y sobre todo, del reconocimiento sindical que la automación y la
sustitución de máquinas y equipos es imprescindible para preservar la
competitividad local e internacional impuesta por el mundo globalizado.
3) Las reformas legislativas deben
abando
nar antinomias y apuntar a las necesidades del mundo del trabajo. Parece
insólito que en un país que se precia de apuntar a un futuro promisorio se
legisle en base a los principios del pasado. Proyectos como el trabajo virtual,
el teletrabajo, el empleo de las nuevas tecnologías a distancia, el home
office, no cuenten todavía con un adecuado marco regulatorio. Solo algunos
convenios colectivos han contemplado estos procesos, y con ello, se adelantaron
al resto en productividad y competitividad. Algunos de estos recursos tienen
proyectos oficiales no remitidos al Parlamento.
4) Las actividades con mano de
obra intensiva como los centros de cómputos, el turismo en general, deberían
promoverse sobremanera, ya que pueden atenuar los ajustes que se producen en la
economía y aumentan singularmente la oferta de trabajo. La infraestructura
hotelera en todos nuestros centros turísticos pueden ser una fuente
extraordinaria de ingresos, con reglas claras y con incentivos al turista.
5) El puente entre los desocupados
o subocupados y el mercado lo pueden
generar medidas muy simples como la admisión de todos los alcanzados por los
planes sociales sin suspender los beneficios del sistema.
En la actualidad, quién es
titular de un plan trata de trabajar en negro dado que el empleador que lo incorpore al registrarlo le
genera la baja en el beneficio, baja que además
es difícil de recuperar. El puente debe contar
con dos complementos: el primero es el de acompañar
el trabajo con capacitación y entrenamiento, y el segundo
es el de incentivar al empleador a incluir a estos trabajadores, admitiendo que
la capacitación sea deducible de las cargas sociales, y que ésta cuenten con
una quita para el trabajador beneficiado sin perjuicio previsional ni de obra
social. Si al beneficiario del plan se le mantiene el mismo hasta que se haya
consolidado en su trabajo (como mínimo dos años) no habrá mayor costo para el
Estado, y será un desocupado que pudo reencontrar el camino del mercado de
trabajo, que no es otro que el camino de la inclusión sustentable.
6) La reformulación del régimen
de impuestos y cargas sociales que se han convertido en mecanismos regresivos,
como lo es el impuesto a las ganancias y la importante incidencia de los
aportes y contribuciones a la seguridad social.
Parece que el 2014 no solo es un
año de transición, es un año de desafíos de los que dependen el destino
político y económico de nuestro país.
Todo indica, que habrá que
abandonar ideologías, subordinación a ciertos modelos, y sobre todo, habrá que
abrir la mente a nuevos horizontes de corto y mediano plazo, que solo y
únicamente dependerán de tomar medidas adecuadas, para recuperar lo que se ha
perdido con muy poco y en muy poco tiempo:
la confianza.
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