Por Christian Reina Segura. Gerente de Mercadeo, Americana de Colchones. Experto en Estrategia Digital & Posicionamiento de Marca. Bogotá, Colombia.
El
seniority que nadie te enseña: no se aprende en un MBA, no se hereda, y se
demuestra cuando nadie te aplaude.
En estos días he leído varios posts sobre seniority. Algunos bien intencionados, otros algo idealistas. Pero casi todos se quedan en lo evidente:
- “No confundas seniority con años de experiencia.”
- “Lo importante es el impacto.”
- “No se trata del cargo, sino del valor.”
Y sí, todo eso es cierto. Pero falta decir lo incómodo. Lo que no se enseña en un MBA. Lo que no se presume en un pitch o lo que nadie te hereda.
Porque el verdadero seniority nace en los momentos de crisis, no en la estabilidad.
He visto personas con 12 años en un cargo repetir el mismo año una y otra vez. Y también he trabajado con líderes de 3 años que, por haber atravesado caos, presión y decisiones duras, crecieron diez veces más, si 10x.
Entonces… ¿de qué se trata realmente el Seniority?
De accountability real.
- De asumir, incluso cuando no es tu culpa.
- De tomar decisiones difíciles con criterio, no con miedo.
- De proteger a tu equipo sin excusas.
- De ser firme sin perder humanidad, y vulnerable sin perder liderazgo.
Se trata de formar carácter, no solo formar equipos.
Porque seniority no es saberlo todo. Es actuar sin tener todas las respuestas. Es avanzar en medio de los grises. Es medir tu impacto por lo que transformas, no por lo que entregas.
Y sobre todo, es profundidad en el mindset:
- Es saber escuchar más de lo que hablas.
- Es aceptar que ya no lideras por tu conocimiento técnico, sino por tu capacidad de inspirar, contener, retar y construir visión.
- Es dejar el ego afuera y apostar por el todo, no por tu parte.
- Es mantener el rumbo cuando el contexto cambia y cuando los KPIs dejan de ser tu brújula.
El verdadero seniority nace cuando:
- Te equivocas y no culpas a otros.
- Tomas decisiones incómodas con base en visión, no en ego.
- Proteges a tu equipo, incluso cuando el error fue suyo.
- Pides ayuda sin vergüenza, y das sin esperar crédito.
- Aprendes a soltar lo que no funciona, incluso si tú lo creaste.
- Mides tu éxito por el impacto que dejas, no por las horas que trabajas.
Seniority no es el aplauso. Es la coherencia cuando nadie te está mirando.
Pero hay algo más...
Y lo aprendí de una jefa que, sin levantar la voz, sin buscar protagonismo ni validación, lideraba con un nivel de conciencia admirable.
Ella tenía esa capacidad rara de decir las cosas con calma, con serenidad, pero también con dirección y firmeza. No se dejaba llevar por la presión del momento. Sabía cuándo hablar, cómo decirlo y en qué tono. Era estratégica, pero también humana. Directa, pero jamás hiriente.
Y sobre todo, sabía que el verdadero poder no está en el volumen… sino en la presencia consciente.
Ese nivel de liderazgo está más arriba del seniority. Es liderazgo maduro, basado en el tacto, en el criterio emocional, en saber leer momentos. En entender que no se trata solo de dominar cifras o hacer presentaciones bonitas, sino de construir relaciones y mover conversaciones difíciles sin romper a las personas.
Eso, también se construye. Y se entrena. Pero muy pocos hablan de ello.
Te comparto dos momentos reales que viví y me han marcado dentro de mi experiencia laboral:
✅ Uno, que me llenó de orgullo: Semanas después de dejar un cargo, un colaborador me llamó:
“Chris, seguimos con la estructura de tus reuniones. Tu legado continúa.” Ahí entendí que seniority también es lo que permanece cuando ya no estás.
Y otro, que me mostró lo contrario❌: En un comité comercial, una líder de una marca de lujo llegó sin cifras, ideas ni preparación. Evadió su responsabilidad culpando a otras áreas y terminó llorando, buscando compasión. No por la emoción, sino por usar la victimización como estrategia.
Eso no es seniority. Eso es fragilidad profesional disfrazada de liderazgo.
Desde mi experiencia liderando marketing, transformación digital y equipos multidisciplinarios, te digo:
No te vuelves senior por sumar años, ni por coleccionar títulos, ni por hablar perfecto en inglés o dominar alguna herramienta. Te vuelves senior cuando llegas al liderazgo maduro y puedes sostener el peso de tus decisiones, basado en el tacto, en el criterio emocional, en saber leer momentos, incluso en silencio. Cuando puedes levantar a un equipo quebrado sin quebrarte tú. Cuando entiendes que el liderazgo no se trata de ti.
¿Estás cultivando seniority o solo acumulando experiencia? ¿Estás creciendo en títulos… o en profundidad?
Estoy convencido de que el seniority que importa no se mide en cargos, sino en criterio, visión, resiliencia, liderazgo y humanidad.
Y eso, no viene con los años. Viene con las cicatrices bien llevadas.
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