Por
Guillermo Ceballos Serra
Mariquita Sánchez de Thompson es una de las
figuras más destacadas de la historia argentina, y su legado sigue vivo hasta
nuestros días. Esta mujer adelantada a su época luchó por sus derechos y por la
libertad individual en una época en la que las mujeres tenían pocas
oportunidades y estaban subordinadas en todos los aspectos de la vida.
Mariquita nació en Buenos Aires en 1786, en el
seno de una familia acomodada. Desde joven mostró un gran interés por la
cultura y la literatura y se educó en Europa, donde tuvo la oportunidad de
conocer las ideas y los movimientos intelectuales y políticos más destacados de
la época.
A su regreso a Argentina en 1809, Mariquita
comenzó a organizar tertulias literarias y culturales en su casa, que se
convirtieron en un lugar de encuentro para los intelectuales de la época. En
estas reuniones se discutían temas políticos, sociales y culturales y se
generaban debates que influirían en el pensamiento de los participantes. Lo
que no estaba permitido a las mujeres en público lo concretó en el ámbito
privado de su propia casa.
Pero Mariquita no se conformó con ser una
anfitriona de las reuniones de debate. También participó activamente en la
lucha por la independencia de Argentina, y colaboró con los líderes patriotas
en diversas ocasiones. Su compromiso con la causa de la independencia fue una constante
a lo largo de su vida, y su ejemplo inspiró a muchas otras mujeres a luchar por
sus derechos y por la igualdad de género.
Uno de los episodios más destacados de la vida
de Mariquita fue su juicio de disenso, en el que desafió las
convenciones sociales y legales de la época para defender su derecho a elegir
su propio destino. Cuando sus padres quisieron casarla con un hombre que ella
no quería, Mariquita decidió emprender un juicio de disenso para poder casarse
con la persona que ella había elegido.
"Por aquel entonces, la Real Pragmática sobre
Hijos de Familia, que regía en todas las posesiones españolas desde 1778,
establecía que los hijos de “blancos” menores de 25 años sólo podían casarse
contando con el consentimiento de sus padres, tutores o encargados. Esta
muestra del despotismo “ilustrado” no tuvo una aplicación pacífica y dio lugar
a los llamados “juicios de disenso”, por los cuales los novios buscaban que
la autoridad diese el permiso negado por los padres, o rechazase la imposición
de un matrimonio no deseado". 1
El proceso judicial fue largo y difícil, pero
finalmente Mariquita logró obtener el permiso para casarse con quien quería, el
marino de guerra Martín Thompson. Este hecho fue muy destacado en la época, ya
que era poco común que una mujer desafiara las convenciones sociales y legales
de la época para defender su derecho a elegir su propio destino.
Pero la personalidad de Mariquita va mucho más
allá que la primera interpretación del Himno Nacional en su domicilio, su
participación política, de su lucha por sus derechos y su independencia. Esta
mujer realmente empoderada por mérito propio, se destacó por su inteligencia,
su cultura y su carácter y se convirtió en una figura emblemática de la vida
cultural y social de Buenos Aires en el siglo XIX.
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