FEBRERO 2024

viernes, 11 de noviembre de 2016

¿COMO PODEMOS AYUDAR A QUIENES NO TIENEN EMPLEO?


Por Oscar Canorio, Contador Público, Licenciado en Administración, MBA, Director de Auditoría Interna. Compliance Officer. Experiencia en administración y finanzas. Presidente del Grupo OLA (Oportunidades Laborales Argentina).

Estimados lectores, quería compartir con Ustedes algunas experiencias y reflexiones personales que espero ayuden a quienes no tienen empleo. Yo estuve desempleado y sé cuán angustiante es estar sin una rutina, sin hacer nada y cuán complicado es poner esfuerzo en revertir esa situación. Es una situación de cambio que parece interminable y cuya temporalidad puede verse influenciada con la ayuda que se pide o se recibe.

Sobre la base de mi experiencia, puedo decir que, del desempleo, es muy difícil salir solo. El buscar trabajo, es un proceso que se subestima, que se asume como algo intuitivo. Es un proceso que requiere de una rigurosidad metodológica y de un conocimiento que muchas veces no se tiene. En ese contexto, es casi natural que los malos resultados aparezcan y que nos cueste determinar qué parte del origen de tales resultados están asociados con nuestra falta de preparación y conocimiento.

Ahora bien, en este punto, mi reflexión no va destinada a quienes están desempleados sino a aquellos que, teniendo empleo, muchas veces nos preguntamos: “y yo, ¿qué puedo hacer por mi amigo / mi familiar y/o ex – compañero de trabajo desempleado?”.

Para responder la pregunta anterior, comparto con Ustedes algunas ideas que quizá puedan servir a quienes podemos y queremos ayudar:Escuchar y proponer: escuchar qué le pasa al otro es “clave” pero siempre con la perspectiva de que, luego de escuchar, se puedan proponer ideas y/o cursos de acción que transformen a la “catarsis” en algo constructivo.

Es decir, la idea es escuchar para comprender, contener y proponer para apalancar un cambio y no avalar una queja.

Proponer una ayuda profesional: 
El estar desempleado supone una situación emocionalmente muy movilizante y perturbadora. Si vemos que ello afecta, o podría afectar, la posibilidad, por ejemplo, de acceder o tener una buena entrevista, lo debemos decir como podamos y proponer una ayuda profesional (psicólogo, por ejemplo), ayuda esta que, claro está deberá adaptarse a las posibilidades de cada uno. 

Asimismo, si vemos que la forma en la que se está buscando trabajo no tiene un orden, no tiene una debida rigurosidad, es decir, cuando vemos que se está haciendo cualquier cosa, debemos procurar ayudar a que se pare la pelota y ver si se puede contratar la ayuda de un coach o de un profesional en recursos humanos que pueda servir de orientación.

Es decir, cuando el que busca empleo cree saber lo que está haciendo y es evidente que ello no es así, sepamos que hay profesionales y organizaciones que pueden ayudar. Al respecto, aprovecho a recomendar el trabajo que hace la Fundación Diagonal (para mayores de 45 años).

Adecuar las expectativas a la realidad del mercado
Muchas personas buscan empleo, procurando repetir la relación laboral que antes tuvieron y, a veces, ello no es posible. La edad, la especificidad de la formación / experiencia, a veces, colocan a las personas que buscan empleo en una situación claramente desventajosa o las coloca fuera del mercado laboral en relación de dependencia.

Aquí, me parece, hay que procurar que la persona que busca empleo se informe bien de qué requiere el mercado laboral y ayudarlo en comparar tales requerimientos con aquello que se puede llegar a ofrecer.

Es decir, hay que ayudar a quien busca empleo a que se adapte a la realidad del mercado laboral, haciendo un análisis de qué puede ofrecer y por qué una empresa estaría dispuesta a comprar eso que puede ofrecer.

Ayudar a ver a que no hay sólo UN mercado laboral. 
Cuando hablamos del “mercado laboral”, por “definición”, se entiende que estamos hablando del mercado laboral en relación de dependencia. Y, pensar así, no está bien.

Debemos ayudar a pensar en que existen otras alternativas, más allá de la relación de dependencia, que pueden servir como fuente de empleo. Desde ya, ello dependerá de la formación profesional de cada uno pero no descartemos el hecho de sugerir evaluar trabajar en forma independiente.

Tutelar a 2 o 3 personas que no tengan empleo: 
Estar atentos a las búsquedas laborales ciertas o potenciales de 2 / 3 personas concretas. Hablar con amigos y personas de confianza sobre lo que estamos haciendo y a quiénes estamos procurando ayudar.

La propuesta es invertir algunos minutos de nuestro tiempo en buscarle trabajo a quienes tutelamos, complementando el proceso que, éstos últimos, deben liderar con entusiasmo.

Seguramente, estimado lector, existirán otras propuestas e ideas. Para mí lo importante es que, aquellos que momentáneamente tenemos una situación laboral mejor o “acomodada”, no nos olvidemos de aquellos que necesitan una mano. Comprometámonos a procurar cambiar la difícil realidad que existe en nuestro entorno sin esperar que otro lo haga por nosotros.

¿Se animan a compartir otras propuestas para ayudar?

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