Por Eduardo Ösz - Titular de Ösz Training + Coaching
El Terremoto es INMINENTE:
Integrar las generaciones o morir en el intento.
Asumámoslo. Es un hecho. Ya está
aquí. Entre nosotros. ¡El terremoto es INMINENTE! Cuatro generaciones conviven
en las empresas bajo un mismo techo, pero con diferentes sueños.
Ahora bien, ya que hemos asumido
que de nada sirve llorar sobre la leche derramada, aceptemos también que si, a
partir de aquí, yo volviese a explicar, en este momento, las características y
diferencias que hay en cada una de las generaciones dentro del ámbito laboral,
seguramente la lectura de este artículo terminaría en este mismo instante; por
eso he pensado que la reflexión a la cual nos debería llevar estas palabras es
solamente una:
La empresa que mejor logre
integrar las diversas generaciones y direccione toda esa energía en función de
su negocio, será la que sobreviva durante este siglo XXI.
El resto, lamentablemente, será
una estadística más entre todas aquellas empresas que no supieron adaptarse a
los tiempos, y que aferrados a principios que consideraban exitosos, se
hundieron en la bruma y las mareas de los cambios.
Seguramente, si Usted llegó hasta
aquí es uno de los que desea que su empresa no sucumba en los próximos años
carcomida por peleas intestinas entre Baby Boomers, Millenials y demás rótulos
que sólo sirven para marcar solamente las diferencias etarias entre los
miembros de su empresa. No sólo eso, y por el contrario, tiene claro que lo
interesante radica en detectar, aprovechar y hacer foco es en lo que los une,
como también así, capitalizar y no sufrir sus diferencias.
Cada cual, con sus puntos de
vista, su abordaje frente a la tecnología, su experiencia, su frescura, su
ambición, sus sueños, sus esfuerzos denodados por escalar o sus años sabáticos,
conforman el Capital Humano de su organización, y quien más y quien menos todos
tienen, y deben tener, algo que aportar al negocio, de lo contrario, algo ha
fallado en el proceso selección de su personal y es momento de conformar un
equipo intergeneracional de manera inmediata.
Discutir y analizar y si unos
viven mirando el celular y otro su agenda de papel, si unos tienen más
compromiso que otros, etc. es una discusión extremadamente improductiva. Le
propongo pensar en su lugar, alguna de las siguientes preguntas entre miles que
podría hacerse y que lo llevaría a repensar el tema intergeneracional, ya no
como un problema sino como la más grande de las oportunidades de la historia de
la empresa, algunas de las preguntas podrían ser:
¿Qué aporta cada generación a mi
negocio?
¿Cómo puedo hacer que en lugar de
criticarse trabajen en equipo?
¿Cómo me beneficio yo de estas
diferencias?
¿Cuál es el mix ideal de
generaciones para mi negocio?
Para que el terremoto no sea más
que un reacomodamiento que le permita a su organización adaptarse rápidamente a
los tiempos actuales, le propongo, analizar el proceso de integración
intergeneracional en 3 momentos bien definidos:
FETICHISMO GENERACIONAL
POLITEISMO GRUPAL
MONOTEISMO ORGANIZACIONAL
En la primera de las fases, la
cual denominamos FETICHISMO GENERACIONAL,
podemos reconocer claramente que cada uno de los integrantes de sus respectivas
generaciones se aferrarán de manera compulsiva a sus fetiches; brindándoles por
definición, seguridad, pertenencia y demás procesos fisiológicos neuroquímicos,
que por un lado le permitirán a cada miembro de la organización tener la
“tranquilidad de que está en la generación correcta”, ahora también por el otro
lado le creará una barrera monolítica que le impedirá siquiera reconocer, y
mucho menos valorar, las diferencias frente a los demás. Aquí tanto, iPhones
como teléfonos de escritorio, softwares de gestión como planillas y
calculadoras, zapatillas como zapatos, corbatas como remeras y mails corporativos
como chats con emoticones cobrarán un protagonismo inusitado, brindando la
sensación que cualesquiera de estos objetos inanimados tienen vida propia y se
complementan de manera natural con el SER de la persona. ¿Le parece increíble?
Lo invito a que escuche cualquier conversación entre 2 o más personas de dos
generaciones distintas y tanto sea para criticar algo viejo como para alabar
algo nuevo, opinar sobre un elemento material o de alguna teoría y en sendas
argumentaciones, podrá observar como este pensamiento fetichista se hará
presente de una manera que lo dejará a usted pasmado.
Ya en la etapa número 2, que
denominaremos POLITEISMO GRUPAL,
comienzan a asomar pequeños brotes verdes que son señales que nos animan a
pensar que los objetos de la etapa 1 dejan de tener tanta preponderancia,
dejando paso a la persona que los ostenta. En esta etapa podría decirse que
aparecen la curiosidad y el desafío, aquí la persona comienza a preguntarse si
quizás ella “también pueda” adaptarse a “ESO” o quizás si hasta probablemente,
y todavía de manera muy remota, eso nuevo, tenga alguna ventaja sobre su
situación actual, brindándole algo que hasta el momento desconocía.
En esta etapa aparecerán,
también, los miedos, los avances y los retrocesos, asomará el conflicto y los
acuerdos parciales, la negociación y la buena comunicación son imprescindibles
para permitirles a los integrantes de su organización comenzar a vislumbrarse
como un equipo, es decir, ya no como individuos antagónicos que deben defender
su identidad a cualquier costo, por el contrario, y no sin alguna mueca de
disgusto, comenzarán a reconocer que han de convivir más allá de las
diferencias, y así poder prepararse, entre todos, para lo que ha de venir, sin
el convencimiento claro de que esto que vaya a venir sea mejor que lo ha venido
hasta aquí, más allá que de manera políticamente correcta manifiesten lo
opuesto de manera verbal o no verbal cualquier de ellos.
Si el trabajo de integrar las
generaciones se ha hecho a conciencia, de manera sostenida, prolija, dinámica y
profesionalmente es posible entonces que se arribe a la tercera de las etapas
la cual denominaremos MONOTEISMO ORGANIZACIONAL. En esta etapa ya todos los
integrantes de la su empresa entienden que son parte de UNA ORGANIZACIÓN; se
reconocen como parte de la misma, aceptando y valorando las diferencias,
entregándose, también, de manera natural, a las experiencias que la interacción
con otras formas de relacionarse con el entorno les brinde, posibilitándoles
así vivir la experiencia de manera mucho más placentera y enriquecedora, y
pudiendo comenzar a desarrollar actividades colaborativas, como por ejemplo,
proyectos, creación de nuevos productos, mejoramiento de procesos que reflejen
en sí mismos los aportes que cada uno de ellos haya logrado hacer, etc.
La internalización del otro sin
la necesidad de dejar de lado su propia individualidad le otorga a la persona
una placentera sensación de aprendizaje o evolución la cual de manera natural y
orgánica se podrá manifestar de manera cotidiana en su trabajo, de ser así, esa
persona… HA EVOLUCIONADO y esa es
una sensación indescriptible de satisfacción plena brindándole sentido al
accionar cotidiano y empoderándolo para los desafíos que se aproximen.
Hoy en día ya se están
desarrollando múltiples estrategias para integrar de manera lo más rápida y
fácil posible las distintas generaciones dentro de la empresa. ¿Si lo están
haciendo todas las empresas? ¡Claro que no! Solo aquellas que entendieron que
el terremoto es inminente y quieren estar preparadas para sacar el mejor
provecho de ello para el éxito de sus negocios.