NOVIEMBRE 2024

domingo, 27 de marzo de 2016

LIDERARZGO, MOTIVACION Y EL COMPLEJO ARTE DEL MANAGEMENT DE LA DIVERSIDAD

Por Sergio del Casale, BUPY Cluster Director ( Bolivia, Paraguay and Uruguay) and Uruguay Country Manager  - DHL

Cuando pensamos en qué cosas nos motivan en nuestro camino dentro de las organizaciones, creo que ya no basta con tener a Maslow como marco de referencia. El mundo está cada vez más complejo y más diverso, y hoy nos encontramos conviviendo en las organizaciones con 3 y hasta 4 generaciones, donde los componentes de su estructura motivacional, varia casi tanto como varia la brecha tecnológica que tengo hoy con mis hijos.(Cuando creo que acorté la brecha, ellos ya están con algo nuevo…)

Entonces, si decimos que valoramos la diversidad en las organizaciones, ¿podemos pensar en una única manera de hacer que nuestra gente tenga todos los días el mejor día en su trabajo?
Yo creo que no y es por eso que el tema de la diversidad es algo que me apasiona y a su vez ocupa una parte importante de mi agenda del día a día.

Hace unos meses tuve la fortuna de estar en la fiesta de despedida de Oscar, que luego de casi 35 años de trabajo en la empresa (su primer trabajo formal) y poco más de 60 años de edad, festejaba que se jubilaba.

Muy interesante el panorama, ya que en la misma fiesta teníamos gente que había ingresado a la compañía en los 80’, en los 90, en el 2000 y en esta década. Casi cuatro generaciones reunidas para festejar.

Ahora, ¿podemos pensar que todos querían la misma fiesta? ¿La misma Música? ¿La misma comida y hasta la misma bebida? Claro que no! Entonces, ¿porque pensar que en su trabajo diario los moverían los mismos intereses, si eso no pasa en la simple organización de una despedida?

En la reunión, me acerqué a Oscar, que estaba con su grupo de amigos, y le pregunté qué es lo que lo motivaba cuando ingreso a la compañía, allá cuando empezaba la década del  80; y qué hizo que haya decidido estar toda su vida con nosotros. Su respuesta fue muy simple y concreta, el buscaba un trabajo para toda su vida, quería un sueldo que el considerara justo por su labor, y considerarse un “recurso” útil para la compañía. Sus expectativas de la compañía no iban mucho más allá de eso. Su motivación se canalizaba por el lado de la seguridad en el trabajo.

¿Podemos imaginar cómo se sentía Oscar cada vez que me escuchaba hablar de la necesidad de un cambio constante para adaptarnos a las nuevas reglas del mercado?

Seguí caminando por el parque donde habíamos organizado el festejo, y me encontré con el grupo de mi generación, los que habíamos ingresado en la década del 90.

No podían creer que la única experiencia laboral de Oscar había sido en nuestra compañía, y si bien valoraban el compromiso que siempre había demostrado con su tarea, veían que todo el grupo de Oscar nunca se había involucrado como ellos en otros aspectos del trabajo, valorando ese grupo más la contribución individual que la interrelación con otras actividades u otras áreas de la compañía.
Interesado por sus comentarios, no pude resistirme de preguntarles qué valoraban cuando entraron a trabajar con nosotros.

Lo primero que me dijeron fue que para ellos era fundamental el involucramiento y que si no se sentían a gusto con lo que estaban haciendo, buscaban otro rumbo laboral, y que la razón por la cual seguían en la Compañía era por sentirse involucrados, y no por un tema de seguridad laboral. Para ellos el tema de la compatibilidad de los valores personales con los valores de la compañía es un “Must”, y que a diferencia del grupo anterior, donde estaba Oscar, para ellos es fundamental poder discutir ideas con los líderes, y poder desafiarlos para conseguir un resultado mejor. A esto le agregaron, y no me sorprende, que valoran mucho el entrenamiento y la posibilidades de desarrollo que les dé la compañía, y que claramente esa es una responsabilidad de la empresa.

No me sorprendió mucho su respuesta, ya que venimos trabajando mucho con esta generación, que al final de cuentas es la que hoy está manejando la compañía, pero es interesante ver como en menos de 10 metros de distancia , teníamos dos grupos bien definidos, con motivaciones bien diferentes.

Cuando me estaba alejando de este grupo, obviamente se dieron vuelta y me dijeron que iban a cambiar la música, ya que no se sentían identificados con lo que estaba sonando…

Seguí caminando y me acerque al grupo de los más ruidosos, los que entraron en los últimos años.
Por más que están muy contentos trabajando aquí, y así lo expresan a diario, ven muy lejana, y casi imposible la posibilidad de jubilarse en este trabajo. Ellos tienen un espíritu emprendedor, y varios están encarando proyectos personales paralelos. Ven como fundamental un equilibrio entre sus actividades personales y profesionales y su trabajo, y marcan bien la diferencia entre ambos, exigiendo respeto por su tiempo personal. Casi la única razón por la cual se quedan en el trabajo es por su conexión emocional, tanto con la compañía como con el grupo. No conciben el trabajo si no es en red, y el networking pasa a ser parte fundamental de su diaria. 

Necesitan entender y procesar las razones de porque hacen algo, antes de comprometerse y por eso exigen una comunicación abierta y clara, y de las más diversas formas. Por último, y tampoco fue sorpresa, tienen claro que el desarrollo profesional es responsabilidad de ellos, y no le asignan esa responsabilidad a la compañía, pero si  requieren apoyo institucional. Por eso valoran y buscan el cambio, y por eso no entienden como Oscar pasó tanto tiempo en su trabajo valorando más la seguridad de trabajar para una gran Compañía, que la acción y el cambio continuo… (Quizás Oscar les hace acordar un poco a sus padres).

Cuando me iba de la fiesta, después de un abrazo interminable con Oscar, pensaba en lo importante del entendimiento de la diversidad, si queremos seguir siendo una de las mejores compañías para trabajar, como lo venimos siendo desde hace más de 10 años.
Y sigo pensando lo mismo que siempre. Al final de cuentas, todo es un back to the basics. No hay una sola formula, no hay un solo modelo. No todos se motivan con un stretch as signment, ni con una promoción. No todos buscamos lo mismo, y por eso lo primero que debemos hacer es escuchar. Todos los que manejamos las compañías debemos entender esta diversidad con la que convivimos, y no olvidarnos de ningún grupo, si realmente sentimos que todos son importantes (y digo sentimos, porque decirlo es lo más fácil, pero eso solo no alcanza).

El arte del management de la diversidad se basa en la escucha activa, la empatía, la confianza que se genera a través de éstas, y la posibilidad de ejecución de diversas acciones que no solo apuntan a un grupo, sino a los diferentes grupos y generaciones que atraviesan nuestra compañía, y conviven en base al respeto de que no a todos nos motivan las mismas cosas.


En nuestro negocio, la diversidad es un asset que debemos cuidar para llevar adelante nuestro lema de respeto y resultados. Cada negocio es un mundo y cada compañía sabe si la diversidad es un tema de atención y cuidado como es en nuestro caso. 

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