Por Roberto Vola-Luhrs - Presidente de Voyer Group & Principal at Penrhyn International - Voyer International
"Eres el responsable y guardián de tu genoma"
Mucho y desde hace mucho, mucho tiempo se ha discutido
en el seno las empresas acerca de si el talento de su gente debe descubrirse, y
en tal caso también se ha discutido, con distintos tonos, en el cómo debe ser
el proceso que lleva a ese descubrimiento. Están los que afirman que el talento
se tiene o no se tiene, como si la naturaleza se hubiera empeñado en dividir a
la gente entre los que: para unos vale la pena haber nacido y para otros no.
Normalmente quienes así piensan relacionan a la
naturaleza humana con el ADN o con la genética que nos pone, desde un
pensamiento determinista, a cada uno en lugares distintos de arranque donde
parecería que nuestro destino está marcado según estos puntos de origen. Así,
estarán los más capaces, los talentosos, los inteligentes, los no inteligentes,
los “A”, los “B” o cómo ustedes quieran clasificarlos.
Sin embargo, otros tenemos otra mirada, si se quiere
más cuestionadora. Por ejemplo, Douglas McGregor pone el énfasis respecto el
comportamiento de las personas, en el ámbito laboral, y lo centra en la
conjetura o las suposiciones que tenga el jefe respecto a su equipo de trabajo
o en particular sobre cada uno de sus miembros.
¿Cuál es el efecto de estos supuestos? Estos subyacen
en cada una de las acciones que los líderes tienen hacia su gente. Es decir, el
jefe tiene un preconcepto sobre la relación de los individuos respecto a su
trabajo y a sus responsabilidades.
Así estarán aquellos que creen que los trabajadores,
por naturaleza, son haraganes, trabajan porque no tienen otra alternativa para
conseguir el dinero que les permitirá subsistir, no tienen ambición alguna
cuándo esta significa el asumir responsabilidades y esfuerzo, no se identifican
con la empresa porque la ven meramente como un medio necesario para ganar su
dinero, son pocos los que tienen talento ya que el común denominador está
compuesto por individuos que carecen de aptitudes para entender la complejidad,
hay que ejercer el control porque de otra manera nadie haría nada simplemente
por comodidad, por el natural desgano, etc.
En contraposición con lo descripto en el párrafo
anterior, hay otro conjunto de supuestos que tienen otros líderes, que piensan
de manera más optimista y, hasta si se quiere, más humanista. Así, la conjetura
que estos tienen a cerca de los individuos es que, por naturaleza, estos pueden
disfrutar de su trabajo y lo ven cómo un ámbito donde lograrán parte de su autorrealización
personal (Maslow), buscarán tener gratificaciones de orden superior (Herzberg),
son sanamente ambiciosos y están dispuestos a asumir responsabilidades y los
desafíos que se le presenten srán bienvenidos, se identifican con la empresa
para la cual trabajan y normalmente tienen aptitudes y talento que ponen de
manifiesto en lo que hacen cotidianamente, etc..
McGregor identificó a estos últimos como “Teoría Y”,
en contraposición con lo descripto, más arriba, los que denominó “Teoría X”.
Ahora bien, un jefe que se identifique con los
postulados de la Teoría X
tenderá a desarrollar un estilo de conducción autocrático: supervisará muy de
cerca a los trabajadores, tratará de influir sobre su conducta a través de
premios y castigos, les indicará en detalle lo que tienen que hacer y
concentrará en sus propias manos la toma de decisiones porque no tiene
confianza en la delegación de responsabilidades a trabajadores incapaces.
Un jefe orientado por la Teoría Y , en cambio,
tenderá a desarrollar un estilo de dirección más participativo dando un mayor
espacio para la autodirección y el autocontrol, ofrecerá oportunidades para que
los individuos desarrollen sus potencialidades, y brindará autonomía a los
trabajadores, que tengan la madurez para tomar decisiones sobre su trabajo
(Empowerment).
Sin embargo, McGREGOR estará en desacuerdo con ambos
supuestos tanto con el X, como con él Y
ya que se sustentan en pensar que el comportamiento de una manera o de
otra del trabajador dependerá de su naturaleza. ¿Entonces?
Tener un prejuicio u otro no es más que la
materialización de la profecía que se auto-cumple (Pigmalión): los trabajadores
reaccionarán en forma tal que ratificarán los supuestos de cada uno de los
jefes, según le toque en suerte (X o Y). En síntesis, los trabajadores se
comportarán de acuerdo con esos supuestos de sus jefes que convertirán en
ciertos, pero no se comportarán de una manera u otra según su ADN o su genética
(naturaleza).
Para avivar el fuego a esta discusión podemos
introducir el aporte de la ciencia cuando describe a la epigenética. ¿Qué es
eso? La epigenética hace
referencia al estudio de todos aquellos factores no genéticos que intervienen
en el desarrollo de un organismo en sentido amplio o individuo en este
caso, el trabajador (interacciones entre genes y medio
ambiente). Podríamos afirmar que la epigenética es el conjunto de procesos
químicos que modifican la actividad del ADN, aunque será sin alterar su
secuencia (Conrad Hal Waddington 1942).
Entonces, la idea que se tenía hace pocos años de que
los seres humanos son sólo lo que está escrito en sus genes, desde
su concepción, está cambiando a pasos agigantados. Es más, nuestras propias
experiencias de hoy pueden marcar nuestro material genético, y estas marcas
pueden ser transmitidas a generaciones futuras.
Al ser comprobado esto, podemos inferir que hasta el
propio talento que el individuo traiga podrá ser desarrollado hacia múltiples
direcciones, según el habitad en el que transcurra su vida.
Veamos algunos ejemplos de la naturaleza. Una misma
especie de mariposas cambia la coloración de sus alas de acuerdo a las
estaciones y estos cambios se producen porque les trae ventajas funcionales
(colores claros en verano y oscuros en invierno). Es decir, se ha producido una
evolución en el fenotipo de la misma especie de mariposa. La mariposa reacciona
a las señales del ambiente.
Pero podemos ir aún más lejos. Entre muchas especies
de reptiles y peces el sexo de un organismo depende de la temperatura en que se
desarrolle el embrión. También la comida contiene señales químicas que pueden
producir cambios fenotípicos. En una colmena la producción de abejas reinas
depende casi exclusivamente de la alimentación de las larvas. Así, las larvas
que son alimentadas con jalea real durante todo su desarrollo serán abejas
reinas con ovarios funcionales y por el contrario, las larvas que son
alimentadas con jalea real sólo por
cortos períodos se convertirán en obreras sin ovarios funcionales.
Resulta claro que la regulación epigenética es un componente clave para
controlar la división social de labores en la colonia de abejas.
Muchos más son los ejemplos que nos da la naturaleza
acerca del comportamiento de los organismos determinado por el medio ambiente.
Entonces, cuando hablamos de epigenética nos referimos a
fenómenos que no afectan la secuencia de ADN de los genes pero que sí varían su
expresión. Los genes se expresan o no dependiendo de las condiciones del
exterior.
Tenemos tanto un código genético como un código
epigenético. Así, lo genético influye sobre la conducta y la conducta sobre lo
genético, la causalidad es un fenómeno circular.
¿Qué hace que dos seres idénticos a escala genética al
final tengan personalidades diferentes? Estoy seguro que usted mismo podrá
responder a esta pregunta. Dos personas
aun siendo genéticamente idénticas, como en el caso de los gemelos, tienen
diferentes estilos de vida, relaciones sociales, aficiones, gustos y son
distintas las situaciones que le producen estrés.
Desde esta perspectiva podríamos explicar los
comportamientos de los individuos, dentro de una empresa, según los distintos
procesos de socialización dados.
Si la naturaleza nos pone en un punto de partida cuasi
similar, las grandes diferencias de irán produciendo entre las personas y sus
resultados a lo largo del proceso de socialización.
Veámoslo de esta manera: Los logros de una empresa “A”
y una empresa “B”, actuando en una misma geografía e industria, estarán dados
por el efecto que produzca las conductas de sus miembros. La manifestación del
talento de la gente en el ámbito laboral será la consecuencia del campo fértil
o árido para que florezca o no.
La cultura de una empresa es el habitat que esta
ofrece a los organismos vivos que son sus colaboradores. Esta es la analogía
con la epigenética, que impacta en la genética en un círculo virtuoso o
perjudicial (de vida plena o enfermedad).
El desarrollo de una cultura sustentada en la
confianza, un estilo de liderazgo comprometido con la gente sin prejuicios
mezquinos y basados en le ética de la responsabilidad por el bien común, serán
los pilares vigorosos para el crecimiento sustentable de toda organización
líder, que se precie de serlo.
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