Por Guillermo Ceballos Serra
Por primera vez en la historia moderna
cuatro generaciones están trabando simultáneamente en las organizaciones. La remanente
generación “tradicional” (hoy quizás recluidas en sus propias empresas
familiares), baby boomers, X y Y.
Efectivamente desde los últimos
30 años (aproximadamente), conviven algunas personas de 75, 60, 40 y 25
años. Me refiero a historia moderna,
sencillamente porque con anterioridad, la menor expectativa de vida y salud “no permitían” dicha convivencia. Por otra parte, por primera vez también (quizás
ahora en los últimos 50 años) , abuelos,
padres, e hijos sostienen diferentes valores y expectativas de sus
vidas, incluyendo desde luego, las expectativas laborales.
Si leyó la primera frase
rápidamente, quizás no haya prestado atención a que escribí “simultáneamente”
y no juntos. Pues bien, la elección de la palabra no fue casual.
Debo confesar que cuanto hablo
con personas que ocupan posiciones de gran responsabilidad y liderazgo en
organizaciones, muchas se refieren en
voz baja de la generación Y en términos que jamás lo harían en público. Sin
duda algunos de estos comentarios serían considerados, “políticamente incorrectos”,
aún cuando tuvieran algún asidero, fundamentalmente por la incomprensión de los
nuevos códigos.
Las organizaciones tratan de
adaptarse a estos cambios como pueden, por cierto, algunas lo hacen muy bien y
a otras les resulta menos traumático por
la índole del negocio o la actividad que desarrollan.
Obviamente, todos deben ocuparse
del tema, la generación Y, no sólo es el futuro, sino también una realidad
presente. La única forma de mantener vivo el flujo de talento, es ser capaz de
seducir a los jóvenes para que inviertan su talento en las organizaciones. Repito,
invertir talento, habilidades
apreciadas, no solamente un rango etario. Jóvenes sin estas habilidades distintivas, no
despiertan ningún entusiasmo en un entrevistador por carecer de empleabilidad.
Según el estudio de PWC, “Millennials at work. Reshaping the
workplace”, realizado en 2011, encuestando 4364 graduados universitarios
pertenecientes a 75 países, para 2020 los millennials representarán el 50 % de
la fuerza global de trabajo.
El estudio resalta alguno de los
aspectos que tanto perturban a algunos líderes corporativos de otras
generaciones: en particular las cuestiones referidas a la lealtad y al compromiso,
inclusive ausencia de parámetros mínimos de cortesía, tales como faltar a una entrevista de trabajo
si siquiera avisar al reclutador.
Antes de continuar, quisiera
expresar que estoy convencido que los jóvenes Y son capaces de comprometerse, pero claramente en términos diferentes a los
de las generaciones que los antecedieron y con escalas de valoración aún más
variadas.
Pienso que llegar a constituir el 50 % de la fuerza
laboral en 2020, es un dato que no se puede obviar, pero no tengo duda, que al
menos por una década más, en términos generales, no se erigirán en los líderes de las organizaciones que están
fuera de los ámbitos asociados directamente a los sectores de la tecnología.
Ser millennials, no los excluye
de las obligaciones que tienen las personas adultas (aunque jóvenes) en el
mundo laboral. Todos los esfuerzos que deben hacer las organizaciones por necesidad, conveniencia y buena convivencia,
no los excluye de realizar alguna adaptación al mundo corporativo, al menos en
este último punto.
Creo que los mayores, en general,
no estamos abordando el tema integralmente. Lo hacemos desde el punto de vista
de la caracterización de la cuestión, de las necesidades presentes y futuras de
las organizaciones y las dificultades que acarrea el proceso. Entiendo que en
gran medida estamos haciendo un culto de los millennials, proveyéndolos de un aura, seguramente por no entenderlos, que no los beneficia y olvidamos encarar una parte
del problema, a saber, nadie tiene
garantizado su futuro profesional y que aun siendo nativo informático y otras muy buenas condiciones, tienen la responsabilidad de comprender el
mundo al que se incorporan para conocer las reglas, intentar eventualmente cambiarlas
fundamentadamente y lograr el éxito o satisfacción
personal en el proceso.
Así por ejemplo, deberíamos recordar
que:
a ) Los progresos en el ámbito de la salud y calidad de vida, hacen que muchos pertenecientes a los BBs, prefieren continuar trabajando algunos años más y las compañías empiezan a entenderlo y a beneficiarse de esta situación, por lo que quizás deban convivir por más tiempo que el esperado originalmente.
b) Las historias de los emprendedores y empresas de garaje que conocemos, en su inmensa mayoría, son las historias que han tenido un final feliz, ignorando los incontables fracasos. Desde luego el emprendedurismo es una característica muy valiosa que debería fomentarse mas, pero además de la intuición (habilidad para tomar decisiones correctas con poca o sin información), se necesita contar con formación, formal o experiencial que ahorre tropiezos. Las organizaciones pueden ser esas escuelas de aprendizaje.
c) Deberíamos tener claro, que en las organizaciones convive un sistema de relaciones de colaboración con un sistema de relaciones jerárquicas, hoy sin duda atenuadas y más amigables, pero existen y todos BBs, Xs y Ys, deben aprender a manejarse exitosamente en las reglas de ambos sistemas.
Algunas de estas reflexiones, no
se escuchan en ámbito alguno, quizás para evitar ser tildado de conservador o políticamente
incorrecto, pero sería conveniente reflexionar con los millennials sobre estos
temas, en las organizaciones y en las universidades, para ser capaces de construir
puentes generacionales en beneficio de todos.
1 comentario:
¡Hola, Guillermo!
¡Muchas gracias por el anuncio de una nueva edición de tu blog, en tan buena compañía!
Un abrazo,
Gustavo
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