Por Guillermo Ceballos Serra
Hace poco tiempo fui invitado a
un desayuno con colegas a cargo de recursos humanos a fin de intercambiar ideas
sobre la Generación Y, especialmente, para
conocer las prácticas que cada uno estaba utilizando en sus organizaciones y
los resultados que esperaban obtener de las mismas.
Debo confesar que a pesar de
que es un tema que he analizado y escrito con anterioridad, algunas
experiencias de los colegas me sorprendieron y quedaron dando vuelta en mi
cabeza, con la certeza, (quizás la única) de que el tema no está agotado.
Cuando intentamos describir a los integrantes de la
generación Y, decimos:
- Están
acostumbrados a convivir con inseguridad.
- Ambos
padres trabajan
- Fueron
criados rodeados de tecnología.
- Hiperconectados
24 horas al día.
- Buscan
el conocimiento en la web
- Son
adolescentes sin disciplinar, sin socializar, tienden a no respetar la
autoridad, no poseen filtro en lo que dicen y hacen.
- Toda su
vida debe girar en torno a su gusto personal y su comodidad.
- Son
individualistas, necesitan menos, viven con menos o al menos eso creen.
- Todo
está vinculado al gusto personal y la utilidad.
- Son
impacientes. Todo su entorno es en tiempo real. Todo es “streaming”.
- Toman
decisiones en tiempo real y exigen inmediatez en las respuestas y en los
resultados.
- Viven
plenamente el presente.
- Buscan
balance entre su vida personal y el trabajo.
- Prefieren
la empleabilidad a la estabilidad en el empleo.
- Valoran el diálogo de igual a igual, lo ven como el mejor
reconocimiento.
- Son exigentes en temas como el tipo de tareas que se les asignen.
- Paradoja de la Generación Y: Por una parte cuentan con mayor y mejor educación; han viajado bastante y se encuentran
cultural y tecnológicamente conectados en un mundo global, pero por
otra parte, siguen viviendo con sus padres y tienen problemas para
equilibrar sus presupuestos personales.
Estas son algunas de las múltiples características que pueden asignarse
a este grupo de personas, que son ya de conocimiento
común, al punto que las he escogido entre todas las enunciadas en el
listado que asigna Wikipedia a la expresión.
Siempre he sostenido que, así como los
verdaderos Baby Boomers son los nacidos en los Estados Unidos, entre 1945 y
1960, porque allí florecieron los patrones socio culturales que les dieron
nacimiento y por extensión se extiende este “rotulo”, a todos los nacidos
en esa época en todas las geografías que comparten esos valores; lo mismo
ocurre con la Generación Y.
Los
integrantes plenos de la generación Y, no son los nacidos en un país
determinado, sino los nacidos con “algo” determinado: solvencia económica
familiar, que es justamente la mención de la “paradoja” mencionada más arriba.
Mayor y mejor educación, conocimiento del mundo, conocimiento de idiomas,
alcance a los dispositivos tecnológicos de última generación. En definitiva, un
respaldo económico que les permite renunciar a empleos cuando no les gustan las
tareas asignadas o cuando no coinciden las fechas de sus vacaciones asignadas
con lo que tenían planeado.
Sin duda, quienes comparten el rango etario y no cuentan con respaldo
económico familiar suficiente (la inmensa mayoría de personas en todas partes),
son también generación Y por extensión, porque comulgan los mismos valores
aspiracionales aunque no cuenten con la
última tecnología ni hayan asistido a colegios bilingües. Claramente, les
resulta mucho más difícil renunciar a un empleo porque simplemente lo
necesitan.
Ahora bien, generalmente asumimos que la Generación Y elige la las
posiciones que quiere ocupar. Pensamos que eligen posiciones con trabajos
desafiantes, relacionados con la tecnología, con tareas realizadas desde el
hogar, etc. ¿Es realmente así?
Si pensamos en Generación Y en sentido “amplio”, estos jóvenes también van
a las fábricas, seguramente les toca trabajar en tareas parametrizadas,
estandarizadas, con poco margen de decisión. ¿Renuncian a los trabajos cuando
discuten con sus supervisores? Tienen horarios flexibles, trabajan desde el
hogar?
¿Qué ocurrirá con todos esos puestos fabriles que ocupan babyboomers próximos
al retiro? Que es de todos esos jóvenes que crecieron en el recuerdo de los
despidos sufridos por sus padres? ¿Aprovecharán estas vacantes futuras?
¿Reconsiderarán estos trabajos como una opción viable para ellos? Sin duda,
todos los empleos fabriles varían por tipo de industria y sin duda quienes estén
capacitados se focalizarán en conseguir aquellos más atractivos y compatibles
con sus valores.
¿Qué ocurrirá con los jóvenes con vocación gremial? ¿Cómo se adaptarán a
un modelo verticalista como el imperante donde la autoridad no se discute y los
tiempos tienden a ser eternos a la hora de concretar cosas, especialmente
cambios? ¿Cómo se adaptaran los jóvenes delegados gremiales a lidiar con sus
superiores?
¿Qué será de aquellos jóvenes con vocación militar? ¿Habrá interesados
en incorporarse a las fuerzas armadas? o ¿Estaremos solo frente a una institución destinada
a asegurar un salario mensual a quienes lo necesitan?
Si damos un paso mas, podríamos inclusive preguntarnos: ¿Qué será de los jóvenes con vocación religiosa? ¿Se incorporarán a las
principales religiones estructuradas institucionalmente o se analizará la dismonución de las vocaciones religiosas?
Evidentemente existen más preguntas que respuestas (Tengo más preguntas
que respuestas). Quienes tengan una verdadera vocación en todas estas áreas, sin duda generarán
cambios paulatinos, porque esa es la
historia del progreso de la humanidad, se hará, ciertamente, como dice el
poeta: camino al andar.