Por Guillermo Ceballos Serra
Las organizaciones son seres vivos, nacen, crecen, se desarrollan, decaen y
mueren. Por supuesto, este no es el mismo ciclo de vida regular e inexorable de
los humanos, ya que pueden decaer y reciclarse, continuar exitosamente y
extender sus horizontes de vida por siglos, trascendiendo generaciones y
personas que mantuvieron a sus servicios.
Ninguna organización tiene garantizado el éxito permanente, menos aún, en
un mundo dinámico es interconectado. Organizaciones exitosas de ayer son
recuerdos académicos de hoy.
Desde el nacimiento y aún antes (idea/visión del fundador – etapa prenatal)
hasta la muerte de las organizaciones, se atraviesan distintas etapas, que se
enmarcan con el modo como se interrelacionan dos pares de factores: el primer
par flexibilidad y control (Ichak Adizes,
“Ciclos de vida de la Organización): Cuando
son jóvenes, las organizaciones son muy flexibles, cuando envejecen aumentan
los controles y la flexibilidad disminuye.
El segundo par de factores apunta al modo de organización: organización alrededor de personas y
organización en torno de instituciones. Cuando joven, la organización está vinculada
íntimamente al fundador, funciones a asignadas a personas y no a sectores,
carencia de organigramas, carencia de ámbitos formales de discusión. Maduras,
las organizaciones cuentan con sistemas de gestión, ámbitos institucionales de
debate, planifican y esencialmente descentralizan, los sectores toman
decisiones porque tienen el poder para hacerlo por propia autoridad, no por
delegación.
Esto que acabo de expresar a grandes rasgos, cuenta con varias etapas, tal
como las personas y sobrarían las anécdotas e historias de la vida corporativa
cotidiana para ilustrar el análisis. La organización forja su ADN, sus valores,
en definitiva su cultura.
Influye también el sector / mercado en que la compañía se desempeña, ya que
esto acelerará / retardará los tiempos de crecimiento o riesgos de envejecimiento.
Por su parte, no toda la organización se encuentra en el mismo ciclo
evolutivo, conviven diariamente sectores y personas dentro de sectores que
representan el pensamiento y estilos de cada etapa determinada.
Especial foco debe prestarse el tema del reclutamiento. No basta con
identificar personas con experiencia, con las habilidades requeridas, los
departamentos de selección deben tener una clara identificación de la etapa y
momentum de la organización, a donde se dirige, metas y objetivos propuestos.
Deberá atenderse al sector donde se incorporará el nuevo colaborador,
estilo de liderazgo del sector y a sus potenciales colegas. El perfil adecuado
para el momento adecuado de la organización y del sector requirente. No en vano
profesionales exitosos enfrentan dificultades o fracasos por falta de “fit cultural” que produce un proceso
de desgaste continuo en el recién llegado por parte de aquellos más adaptados o
culturizados. El fracaso no es responsabilidad de la organización ni de las
habilidades particulares del nuevo
colaborador, es sin duda la falta de
análisis o claridad en el diagnóstico a la hora de elegir.
El tránsito de estas etapas no es sencillo como la vida misma. Cada etapa
tiene su complejidad y sus propias ventajas y sinsabores. El crecimiento de una
organización corre en paralelo con su capacidad de afrontar exitosamente
problemas crecientemente complejos. Problemas propios de la adultez
corporativa.
En suma, la gestión es el arte de lo
posible, una rara habilidad para conservar los principios fundacionales
combinados con la capacidad para mejorar e introducir los cambios necesarios
para cada etapa.
2 comentarios:
Gracias por la reflexión señor Ceballos! Las organizaciones inteligentes nacen, crecen, se desarrollan, decaen...aprenden, se adaptan y se vuelven a levantar. Las organizaciones inteligentes son creativas, aceptan y aprovechan los cambios del entorno y sobre todo, entiende el valor de su capital humano. «El único capital irremplazable que posee una organización son los conocimientos y la capacidad de su gente. La productividad de ese capital depende de la eficacia con que la gente comparte su competencia con aquellos que pueden utilizarla.» Andrew Carnegie.
Josy, muchas gracias por tu aporte, totalmente de acuerdo.
Guillermo
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