Por Juan Pablo Rizzo, Profesional Senior de Gestión de Personas
Comenzar es un objetivo, un sueño
en sí mismo.
Cualquiera de los emprendimientos
que pensemos (personal, profesional, de negocios, etc.) tiene un comienzo que
lo define y condiciona su desarrollo.
A ese comienzo, en gestión, lo
denominamos start up. Podemos catalogar a varios tipos de start up: de negocio,
de unidad de negocio, de área, de región, entre los más comunes. Todos ellos
tienen en común la necesidad de establecer la misión y visión que los impulsa.
No deben considerarse meras aperturas operativas, son un proyecto de negocio
individual.
Todo start up debe considerarse
como un proceso y como tal tener un preciso alcance en el tiempo, en el que el
equipo interdisciplinario se hará cargo de las responsabilidades de apertura y
gestión, para luego trasladar a la estructura definitiva todos los roles
inherentes a su posición.
Los errores más frecuentes en
estos procesos son de cuatro tipos:
1 -
Indefiniciones
·
Objetivos teóricos, sin métricas de control ni revisión.
·
Ausencia de Misión y visión del proyecto.
· Seguimiento inespecífico (dejándolo en manos de los
procesos generales y no creando uno ad hoc).
2 -
Alcance
·
No se lo considera un proyecto en sí mismo.
·
Tiempo de implementación no especificado
· Ausencia del momento expreso de la entrada en vigencia de
la estructura del negocio (diferente de la del start up).
3 -
Comunicación
·
Inexistencia de estrategia.
·
Indefinición de roles.
·
Reticencia en la información.
4 -
Conformación de equipo
·
Perfiles profesionales no detallados e inadecuados
·
Elección de un líder operativo y no estratégico.
·
Ausencia de normas de funcionamiento específicas.
Estos conceptos deben ser parte
del análisis primario del start up y definirlos expresamente con claridad y con
la aprobación del Equipo Directivo de la organización para evitar iteraciones
no deseadas que, en el mejor de los casos, llevan a la demora del proyecto y
hasta el fracaso del mismo.
Esa es nuestra meta: organizar un
start up que sirva de sustento para el éxito del proyecto. Y el éxito del
proceso estará dado por el cumplimiento de una estrategia definida. Por ello,
debemos formar parte de la definición de esta estrategia. Y aquí está la
primera gran acción organizacional: posicionar desde el principio al área de
Gestión de Personas como un aliado estratégico del negocio.
Como primera medida, debemos
conocer el negocio e involucrarnos. No somos meros gestores de una parte de la
organización, formamos parte del negocio.
Seguidamente, debemos participar
de la conformación de las acciones del negocio en su conjunto (estructurales,
comerciales, productivas y de gestión) para así poder agregar valor con las
propuestas de nuestra área específica.
Finalizando con un plan
estratégico de Gestión de Personas, único y a medida para el proyecto del que
se trate. Sin recetas preconcebidas, ni copias teóricas. Debe ser un plan
sencillo, fácil de comprender y de seguir. Con hitos, tiempos, responsables y,
algo fundamental pero generalmente obviado: un subproceso de revisión de
objetivos y acciones que permitan acompañar al negocio y su evolución. Sin esta
última acción, quedaremos entrampados en trabajar para nuestra área y no para
el negocio, un antiguo reclamo pocas veces resuelto con rapidez y eficacia.
Es un proceso complejo y es
necesaria una planificación específica y la conformación de un equipo
interdisciplinario e inter área con un líder definido y ese líder debe ser del
área de Gestión de Personas. ¿Por qué debe ser del área de Gestión de Personas?
Porque es el que debe liderar la conformación del equipo de gestión y los
profesionales del área reúnen los requisitos para hacer de forma eficaz, más si
están respaldados por un equipo interdisciplinario.
El indicador de éxito del start
up está dado por la transición y afianzamiento de la estructura del negocio que
se hará cargo del mismo y formará parte de los habituales procesos
organizacionales. Esto es posible si las organizaciones y los líderes del área
asumen el desafío de pensar más allá, de ser estratégicos y no sólo declamarlo.
Parafraseando a alguien: “Solo tenemos una oportunidad de comenzar
bien un proyecto”
Así lo analizo, así lo presento
para su discusión.
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