FEBRERO 2024

sábado, 30 de abril de 2016

¿LAS MAQUINAS REEMPLAZAN LO QUE HACEMOS PARA GANARNOS LA VIDA…O NO?


Por Jorge Mosqueira, Colaborador Permanente del Diario La Nación (Argentina). Consultor de RRHH. Docente Universitario.

Año 1980. En la empresa Union Carbide Argentina, hoy desaparecida, se realizaban reuniones trimestrales en el equipo de relaciones con el personal. Se dedicaba un día entero a plantear escenarios futuros, para anticipar condiciones de trabajo que se presentarían en los años o décadas venideras, prediseñando las políticas de adecuación. Se utilizaban materiales de todo tipo y entre ellos un cortometraje en 16mm -no existían YouTube ni videos en distintos formatos- donde se registraban los avances de la robótica en la línea de ensamblaje de General Motors.

Causaba asombro ver todos esos brazos mecánicos danzando alrededor de un automóvil, completando operaciones que desde que se creó la industria involucraba a cientos de operarios. Las reflexiones posteriores derivaron en una pregunta central: si la robótica siguiera avanzando, ¿qué pasaría con el trabajo humano? Entonces aparecieron dos hipótesis. Una fue imaginar que tras los muros de las fábricas pasaban los autos cargados de familias rumbo al campo, para compartir un picnic en familia, un grupo de amigos con sus cañas de pescar o cualquier otra variante de esparcimiento. Mientras tanto, las máquinas trabajaban por ellos. La otra hipótesis fue que, a lo largo de los muros, se desplegaran familias enteras, hambrientas y desarrapadas, que habían quedado sin trabajo y sin sustento porque fueron reemplazadas por los robots.

Año 2016. Citamos un artículo publicado por el portal Factor Humano: "El Foro de Davos advirtió recientemente que la economía mundial podría perder de aquí a 2020 cinco millones de puestos de trabajo por culpa de las máquinas inteligentes y las transformaciones que éstas comportarán. La principal novedad de esta cuarta revolución industrial es el efecto en sectores tan resguardados hasta ahora de los robots como los servicios o la atención a las personas".

Treinta y seis años antes, el fenómeno comenzaba a hacerse visible. Hoy es una realidad en crecimiento, lo que justifica el título de la nota en el portal: "Robots, ¿amigos o enemigos?" Es una pregunta que necesita respuesta y que de algún modo coincide con las formuladas en 1980. Naturalmente hay defensores y detractores.

Según se registra, la intervención de robots en el trabajo ha aumentado un 20% en los últimos 5 años, incluyendo el sector servicios, uno de los que más se encontraban a salvo de la invasión, alcanzando la cifra de 1.200.000 de aquel tipo de equipos en actividad en el mundo. Ha reducido los costos de fabricación en varios rubros y, por supuesto, los conflictos laborales. Con un robot no se discute ni se negocia. Los defensores del avance de la robótica alegan que nos permite concentrarnos en actividades que las máquinas no pueden hacer por nosotros. A la vez genera empleo en ciertas áreas de ingeniería. Hay que ver si esto equilibra la balanza.


Según Pere Horns, director de Ingenieros Industriales de Cataluña, "eso depende de nosotros y no de los adelantos tecnológicos. La tecnología está y no aplicarla allí donde nos hace más eficientes no sería demasiado inteligente. Tenemos que ser capaces de construir modelos económicos que hagan que dicha eficiencia nos beneficié a todos". Es decir, no es un tema menor, sino comparable al calentamiento global o el agujero de ozono, temas que gozan de mayor visibilidad. No se trata de la destrucción del planeta que habitamos, de por sí muy grave, sino la del trabajo como medio de subsistencia.

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