Por Juan Marqué , Country Manager, ASSIST CARD Colombia
“Nosotros fuimos hechos a
imagen y semejanza de Dios o Dios fue inventado por nosotros a nuestra
imagen y semejanza que nos quedaba más
fácil”.
“Los perros se
parecen a sus dueños”
“Envidia, mejor
generarla que sentirla”
Esta es la
historia de un Jefe que se creía Dios, excepto para sus empleados que ya no son
sus seguidores ni sus fieles, sino todo lo contrario.
En muchas empresas, las
más grandes de este país, encuentro Jefes muy preparados profesionalmente, excelentes
ejecutivos, exitosos y sólidos en lo económico y lo familiar. Realmente
luchadores de la vida empresarial, ganadores de la vida ejecutiva.
Generan y
administran indicadores de todo tipo, rentabilidad, gestión, operaciones,
seguridad, negocios locales e internacionales, TIR, VAN, cartera, riesgo legal y hasta indicadores de dudosa reputación como pocket of share, share of wallet etc.
Cuentan con una excelente imagen personal
que proyecta su éxito desde casi todo punto de vista. Hay un detalle nada menor,
sus subordinados ya no los quieren y no les creen por mil razones diferentes, y
los únicos que no se dan cuenta son ellos.
Todos los años se hacen las
encuestas de clima organizacional, las cuales dan pistas claras de lo que pasa,
claro que a estos Jefes se les pase el alma por el cuerpo ya que no las miran
ni mucho menos las entienden, ni mucho menos creen que reflejan la realidad. Esto
es un silencioso drama organizacional porque las personas idóneas y capaces
dejaran más temprano que tarde la empresa casados y agotados de sus jefes el
cual tiene cero “Inteligencia Emocional”.
Las personas mediocres seguirán
llenando las filas de la empresa, envenenado sus almas con reclamos nunca
escuchados y profundamente desmotivados y resentidos con la empresa. Estas
personas no son mediocres o tibias, son
personas con sus almas por el piso de ver tanta injustica, mal trato e
incapacidad de sus líderes para liderar lo más simple, otras personas
diferentes a ellos.
Antes de hablar de la excelente “Gestión del Optimismo” de
María del Carmen Abraham o del impecable
“Liderazgo Multiplicador” de Liz Wizeman, hablemos de nuestros “Jefes”, que
lideran el Ranking de deserción y la rotación del personal, además de la
perdida de sin dudas el personal más atractivo, el que rápidamente encuentra un
plan B a sus falta de autocrítica.
Hay que tener
mucho cuidado con el liderazgo sin valor.
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