Por Guillermo
Ceballos Serra
Siempre
es bueno desafiar paradigmas que damos por ciertos e invariables, simplemente
porque el mundo cambia y los nuevos paradigmas ayudan a resolver viejos
problemas que no encuentran solución dentro
de los paradigmas anteriores. Obviamente el cambio tiene costo, en primer lugar
desaprender y a continuación comenzar a experimentar con los nuevos hasta
lograr la habilidad de pensar y resolver situaciones nuevas de manera continua.
Hoy
desde recursos humanos, nos planteamos por ejemplo, la utilidad o inutilidad de
gastar o invertir (según el punto de mira) nuestro tiempo en la confección de
descripciones de puesto, lo más llamativo es que hay buenas razones en ambos
sentidos. Sin duda las respuestas divergentes surgen de que las organizaciones
están en diferentes etapas de maduración y lo que para unos constituye un
avance para otros es pasado.
Sin
duda muchas organizaciones invierten tiempo y recursos en difundir y concretar
la visión de sus compañías en hechos tangibles; al mismo tiempo me planteaba que
desde hace mas de 20 años, (desde que vi
los videos de Joel Barker por primera vez) que me ocupo de estos temas y si no
sería esta una de las vacas sagradas de nuestra función que no nos atrevemos a
cuestionar, porque se encuentran íntimamente arraigadas en nosotros como
convicciones cuasi religiosas.
Fue
así que mientras estaba con estos temas en la cabeza, una compatriota
perteneciente a la organización Greenpeace, fue detenida en Rusia por responder
al llamado “Salven al Ártico”, ¿Un llamado? Fue una visión de un paraje
impoluto y remoto que podría contaminarse? Lo cierto es que una veinteañera
arriesgó su vida y al momento de escribir esto, arriesga su libertad, por una
visión. Quiso ser parte de un sueño, quiso ser constructora de la visión que la
nutría.
Hace
tiempo que sostengo que “nadie dio la
vida por el sistema métrico decimal”, que aunque perfecto, quizás la única
cosa humana que reviste ese carácter, no tiene el poder de encender el fuego de
la motivación. Impacta solo en el intelecto pero no el corazón.
Podríamos
decir que la ejecución de una visión no debe violar la ley, no debería, por
ejemplo, aceptarse de modo alguno el terrorismo ecológico, no conozco el caso
arriba mencionado en detalle como para sostener que las acciones llevadas a
cabo son legales o ilegales. Pero si fueran ilegales, no sería esa ni la primera
visión viciada por la ilegalidad ni el primer caso de liderazgo reprochable al
enviar una treintena de voluntarios a dicha tarea.
Ocurre
que cuando más lo pienso, asocio ineludiblemente al tema de la visión el de los
valores en el ejercicio del liderazgo y la formulación de la visión.
¿Qué
valores sostiene el líder? ¿Qué visión nos propone? ¿Es capaz de impactar en
nuestros corazones y también pasar el tamiz de la razón? ¿Formula una visión
sostenida en una correcta jerarquía de valores? Porque de lo contrario estamos
frente a la paradoja del liderazgo, generalmente elogiado, valorado y
buscado, que por carencia de valores
adecuados se torna en negativo y perjudicial para las personas y las
organizaciones.
Por
lo que después realizar un ejercicio de “auto-cuestionamiento paradigmático”
potenciado por un conflicto ecológico internacional, concluyo y reafirmo mi
convicción de que la formulación de la visión y el tema de los valores son esenciales
para las organizaciones, que es esencial dar un significado de trascendencia a la tarea diaria, que es
aun más vital, la sensación de significancia que damos a nuestro equipos y la
convicción que transmiten los líderes del orgullo de pertenecer a una
organización con una misión y visión positiva para el mundo.
Por
eso admiro la frase con que con que Steve Jobs propuso a John Sculley que
renunciara a Pepsi y fuera a trabajar con él a Apple y que debiéramos encontrar
todos los lideres organizaciones: "¿Quieres
vender agua azucarada el resto de tu vida o quieres venir conmigo y cambiar el
mundo?"