Por Bernardo Hidalgo - Titular de Hidalgo y Asociados, Consultora en Desarrollo de Personal. Autor del libro Remuneraciones Inteligentes
Hace algunos años, una reconocida consultora lo
llamó para participar en una búsqueda. Era una gerencia de Recursos Humanos de
una empresa, hasta ese momento desconocida.
Estaba sin trabajo desde hacía algunos meses y su
mujer estaba embarazada de su cuarto hijo. Las condiciones del mercado de
trabajo no eran las mejores. Si bien ya era profesional y con algunos años de
experiencia, no conseguía encontrar una empresa y un puesto acordes.
El inicio del proceso, desde la primera llamada los
entusiasmó. Las primeras entrevistas fueron con la consultora. Primero un socio
que le preguntó mucho acerca de sus antecedentes -ya disponía de su CV-, pero
que le dijo poco de la propuesta.
La segunda ronda, dos días después, fue con otro
socio, que también le dijo poco. Sí pudo saber que era una firma en la Capital
Federal. En ese momento tuvo que arriesgar una pretensión salarial con muy poca
información, pero parecía que sus expectativas estaban en línea. Pasó a la
siguiente ronda.
La evaluación psicotécnica fue exhaustiva. Duró no
menos de tres horas. A esta altura estaba algo inquieto porque no sabía dónde
se estaba dirigiendo. No tenía ninguna información.
Habían pasado tres semanas y recibió una llamada de
uno de los socios. Quería volver a conversar para aclarar algunos puntos. Pensó
que le darían más información, pero no fue así. Sólo dijeron dos cosas: que era
una firma de seguros y que no era el único postulante.
La ansiedad aumentaba. Pero un día finalmente lo
llamaron para una entrevista con quien sería su jefe. Le hicieron una oferta,
lo que significaba dejar de estar desempleado.
La sorpresa del director fue grande cuando escuchó:
"Le agradezco mucho la propuesta, pero quisiera pensarlo". Enseguida
el consultor llamó reprochándolo por sus palabras. Le dijo que su prioridad no
era sólo conseguir un trabajo, sino un buen trabajo.
Meses después se encontró con ese consultor en un
evento. "Perdimos el tiempo", le reclamó. "Estoy de acuerdo",
le contestó. "Todos lo perdimos, de haber sabido las condiciones desde el
comienzo tampoco hubiera perdido el tiempo."
Aún hay procesos de selección en los que una parte
escatima información valiosa a la otra para decidir. A veces no se puede vulnerar
información, pero para hacer un buen acuerdo, la información debe estar
disponible. De lo contrario, todo el proceso puede fallar.
1 comentario:
Absolutamente de acuerdo con la presentación de este artículo. Aquí en Uruguay sucede lo mismo reiteradamente, y a distintos niveles de jerarquía.
Se oculta información relevante, se habla en términos hipotéticos y muy vagos, y se pretende que el aspirante pregunte y le contestan ´hasta ahí ´. todo un misterio.
Del salario ni hablar en algunos casos, y también hasta una etapa más avanzada.
Yo como job seeker me siento desmerecida y no valorada en el sentido que muchas empresas y consultoras manejan la oferta laboral como un tesoro al cual uno debe estar a la altura de las circunstancias para merecerlo, y eso estaría bien, pero no demuestran su necesidad de tentar o atraer al aplicante.
Será que hay una sobreoferta de talentos para cada posición??
A mi me sucedió hace pocos meses una situación similar en la cual finalmente yo consideré no me interesaba por la tarea y por el salario, y el ejecutivo a cargo consideró que yo estaba sobre calificada para esa posición, y era cuestión de tiempo para que yo me buscara otro trabajo.
No podemos condenar a todos pero sí generalizar porque así es como funciona el proceso de selección, en Uruguay también.
Saludos !!
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