FEBRERO 2024

martes, 29 de noviembre de 2011

LIDERANDO CAMBIOS CON RESPETO POR LAS PERSONAS - Leading change with respect for people



Por Guillermo Ceballos Serra

“There is nothing wrong with change, if it is in the right direction.” Winston Churchill

A lo largo de la vida corporativa nos hemos acostumbrado a escuchar que lo único permanente es cambio, hemos trabajado duramente para derrotar la resistencia al cambio, analizado sus causas, sus porque, los temores sicológicos reales o supuestos de sus protagonistas, las ganancias o pérdidas que estos reportarán cuando se produzcan, sin contar los cursos, seminarios, talleres o simplemente reuniones de teambuilding a las que hemos asistido.

Sin duda contamos con una “maestría” al respecto. Sin embargo, a la hora de enfrentar los cambios pareciera que nada hemos aprendido, aun considerando que los cambios se producen continuamente, grandes o pequeños, menores o importantes, siempre actuamos exactamente de la misma manera repitiendo conciente o inconcientemente, comportamientos y actitudes. Básicamente negando su necesidad o resistiendo las modificaciones propuestas.

Muchos ejecutivos, quizás porque temen perder algo de lo obtenido, son opositores intelectuales a las propuestas de cambio. “No estamos maduros para enfrentarlo”, “No veo la necesidad”, “Carecemos de recursos”, “Deberíamos contar con más alternativas”… , son algunas de las elaboraciones más comunes; en el mejor de los casos, introducen propuestas con el solo proposito de postergar o dilatar los procesos.

Nada exitoso en el pasado es garantía de éxito futuro. Los cambios son por tanto necesarios y "necesariamente" alteran los equilibrios preexistentes, acordados o de hecho, por lo que el entramado de relaciones vuelve naturalmente a recrearse.
No solo se producen cambios dentro de nuestras organizaciones, ocurren natural y obviamente también fuera de ellas y lo aceptemos o no, en la inmensa mayoría de los casos no tenemos ni arte ni parte.

Los mercados cambian, las preferencias de los consumidores cambian, nosotros cambiamos, por ende nuestras organizaciones deben cambiar. Todo lo que hemos construido es potencialmente obsoleto desde el momento que hemos concluido nuestra obra. La obsolescencia es la plaga de nuestra época, sin embargo, constituye también la semilla de oportunidad para que el futuro sea mejor que el presente. El futuro es fruto del esfuerzo colectivo, no podemos crearlo sin colaborar con otros actores que compartan el proyecto.

Los líderes visionarios perciben claramente cuando deben anticipar las nuevas tendencias y generar los cambios en las estructuras de sus organizaciones que las posicionen para anticipar exitosamente los nuevos desafíos. En ocasiones las organizaciones recrean el viejo (pero actual) mito de la caverna de Platón, muchos desconfían de su sano juicio; básicamente son incapaces de imaginar el futuro y de contribuir a construirlo.

Las organizaciones cambian y buscan adaptarse a las nuevas realidades, se requieren nuevas relaciones, nuevos equilibrios, nuevas funciones, muchas veces también, nuevos colaboradores con nuevos talentos.

En este último punto muchos prefieren tomar un atajo, cambiar pura y simplemente a las personas, declarando solemnemente la obsolescencia de las competencias de sus colaboradores presentes. Sin embargo, me pregunto si esa velocidad con que estos ejecutivos solicitan al área de recursos humanos los cambios de perfiles, no pretende enmascarar un fracaso en su estilo de liderazgo, que no fue capaz de prever los cambios y no actuó en consecuencia, desarrollando a los colaboradores actuales para ser efectivos bajo los nuevos paradigmas.

Es cierto, todos llegamos en algún momento al límite de nuestra incompetencia y si sobrepasamos esos límites corremos serios riesgos de ser sustituidos, pero muchos pueden dar mucho más si están debidamente liderados y han sido adecuadamente preparados.

Toda organización exitosa ha llegado a serlo por el esfuerzo de las personas que invirtieron su talento por años en la misma. Son nuestros “queridos mayores” o no tan mayores que nos precedieron o quienes compartimos actualmente la gestión, los que nos permiten disfrutar el bienestar que gozamos; por lo que todo ejecutivo que solicita "nuevos recursos”, debería hacerlo concienzudamente y con un profundo respeto en homenaje al esfuerzo de tantos años.

Una gestión profesional y respetuosa por las personas, debería implementar sus mejores esfuerzos para transitar los procesos de cambio con la mayor cantidad de colaboradores anteriores desarrollando las competencias necesarias para la nueva etapa, amalgamados con los nuevos talentos y competencias que resultase necesario incorporar.

En definitiva, deberíamos contar con la madurez requerida para mantener el balance que exige determinar lo bueno que debe mantenerse de la etapa anterior con aquello que debe sustituirse para ser exitosos ante los nuevos desafíos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Guillermo
El que hayan llegado a las 3000 visitas es un gran mérito, tuyo y de los invitados.
Sin duda seguirán creciendo porque realmente es muy interesante todo lo que publican.
Cariños
Josefina Dazzo

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Muchas gracias !!
Un beso