NOVIEMBRE 2024

lunes, 28 de noviembre de 2011

¿DE QUE DEPENDE CONSERVAR EL EMPLEO HOY?



Por Walter F. Torre - Profesor de ADEN Business School,ESEADE, Educador y Consultor en RRHH en Latinoamerica. Lic. En Recursos Humanos, MBA y Doctorando en Administración.
www.walterftorre.com


Creo que antes de responder esta pregunta, sería oportuno comprender el significado de empleo y es preciso para ello, hablar sobre al menos dos grandes tendencias a lo largo de la historia. En principio, el empleo, fue definido, como el conocimiento aplicable y necesario por parte del trabajador, para desempeñar un conjunto de tareas. Esta definición, es y era, sin duda, un concepto sustancialmente individualista.

El conocimiento del trabajador era circunscripto a su espacio y tarea. Era un concepto en donde el trabajador se reflejaba con sus tareas, convirtiendo ese reflejo en una célula que respondía a la idea de “yo y mi conocimiento somos el puesto”. El empleo estaba condicionado, entonces, solo a la acción ejercida sobre las tareas. El desempeño del trabajador, estaba subordinado irónicamente a ello. Bajo esta perspectiva, casi obsoleta, el concepto de empleo no ha sufrido variaciones desde hace mas de cien años. Especialmente en América Latina y en algunos países del Asia.

La otra concepción de empleo, que si ha variado su significado, no está en relación directa al conocimiento aplicado a la tarea, sino a la capacidad que tiene el trabajador de aplicar múltiples perspectivas de conocimiento para mejorar su desempeño, determinado éste, por sus logros y resultados. En otras palabras, pensar orientado en términos de alcance y mejora de resultados.

Pensar en resultados, es pensar en efectividad. Pensar en tareas, es pensar en eficiencia. Y no existe prueba alguna que asegure que hacer correctamente algo (eficiencia), nos lleve inexorablemente a alcanzar y mejorar resultados. Y justamente el fin de su trabajo (resultado), es lo que hace ser visto como diferente a un trabajador y es allí y solo allí, donde pueden medirse sus aportes. Los aportes, ya no miden al trabajador vinculado al empleo. Miden al trabajador vinculado con su empleabilidad.

La empleabilidad es de hecho, el verdadero sentido del aporte del trabajador. Es la empleabilidad y solo ella, la que busca responder al menos a estas cinco preguntas: ¿Qué resultados espera mi jefe de mi trabajo?, ¿Qué resultados esperan mis colegas de mi trabajo? ¿En que puedo facilitar a mis dependientes para que hagan su trabajo? ¿Mis resultados se alinean con los objetivos de la organización? ¿Qué aprendí que me hizo diferente y que hizo diferente a mis resultados?


Si pudiera dar un solo consejo, diría que es fundamental comprender cuál es el rol que cada uno de nosotros tiene en la organización. A veces es complejo definirlo y es por ello, que en mi carrera profesional, intento siempre responder a cinco aspectos que me han ayudado a comprenderlo.

El primero de ellos es preguntarme, ¿cuáles son mis puntos fuertes? Esta pregunta nos induce a pensar, en donde y como puedo aportar a mi trabajo y a los demás. Me ayuda a comprender mis límites y a focalizarme en potenciar mis talentos y no esforzarme por hacer mediocres mis debilidades.

El segundo aspecto, está relacionado a la capacidad de resolver problemas y conflictos. Para ello me pregunto ¿Cómo puedo resolver aquellos obstáculos y limitaciones que me impiden alcanzar el resultado buscado¿ Para ser sincero, no siempre obtengo todas las respuestas, pero al menos, no pierdo de vista el objetivo y esa tensión creativa que me une a él. No existe posibilidad de resolución, sin un pensamiento reflexivo constante.

El tercer aspecto, es pensar en término de acciones y no de recursos. La mayoría de la gente, casi como un defecto arraigado, para poder enfrentar un desafío concentra su pensamiento primero en definir qué recursos estiman necesarios y a partir de allí, alinean sus acciones. Es decir, subordinan las acciones a los recursos. ¿Qué ocurre entonces? La capacidad creativa se disminuye y las resistencias aumentan.

El cuarto aspecto, está relacionado con la capacidad de aprendizaje. ¿Cuál es mi mejor estilo de aprendizaje? Como aprendo mejor ¿leyendo, haciendo, escuchando, observando? Lograr identificar la forma en que aprendemos, nos ayudará sin dudas a reducir nuestro ciclo de aprendizaje. Una ventaja enorme en un mundo de cambios, es saber cómo aprender y saber cómo aprender más rápido.

Por último, pero no menos importante, busco no perder la curiosidad. La curiosidad implica búsqueda de nuevos horizontes, cuestionamientos de los actuales. La curiosidad eleva, dignifica la reflexión, nos hace enfrentar nuestros propios miedos y solo enfrentándolos, es posible avanzar. La curiosidad genera preguntas, las preguntas respuestas y las respuestas dudas. Y esas dudas, buscan nuevas preguntas. La curiosidad es entonces, un proceso continuo de experimentación y aprendizaje. Una vez Isaac Newton dijo: “No he creado nada por mí mismo. Solo estoy sentado en los hombros de un gigante”.

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