NOVIEMBRE 2024

lunes, 31 de agosto de 2009

CONSTRUYENDO PUENTES - Building bridges


Por Guillermo Ceballos Serra


Esta semana tuve oportunidad de ver en video el concierto de 20 minutos que el mítico Paul McCartney, a sus 67 años, dio sobre la marquesina del Teatro Ed Sullivan de New York el 15 de julio de este año. Quisiera recordar que Los Beatles hicieron su debut en la televisión estadounidense el 9 de febrero de 1964 en el Show de Ed Sullivan.

Mas allá de los gustos musicales o lo que pueda despertar este artista en cada uno de nosotros, (en mi caso una gran admiración), me llamó poderosamente la atención ver que este teatro sito en la mismísima calle Broadway, no estaba cortada, un sencillo dispositivo permitía que en perfectamente armonía convivieran quienes asistían al espectáculo y quienes transitaban tranquilamente con sus vehículos.

Es sorprendente ver para nosotros habitantes de Buenos Aires, como nos hemos desacostumbrado a las cosas sencillas que mejoran nuestra calidad de vida, como nos desacostumbramos simplemente a convivir como seres humanos, mostrando un mínimo de respeto por el prójimo.

En materia laboral, hemos presenciado innumerables conflictos resueltos luego de múltiples episodios de violencia verbal o directamente física, resueltos más por la fuerza de los hechos que por la convicción de haber logrado un resultado equilibrado para las partes.

Muchas veces me pregunto ¿cómo hace esta gente para mirarse a la cara la mañana siguiente una vez terminado el conflicto? ¿Cómo hacen para volver a trabajar juntos, para sostener proyectos comunes? Pienso, cuanto tiempo durarán los rencores, los pases de facturas, los preparativos para el próximo round. ¿Cómo nos saludaremos en las fiestas de fin año, cómo llevaremos a nuestros hijos a celebrar el día del niño o de la familia.

Escuchamos una terminología obsoleta, se habla de cláusulas de “paz social”, para reflejar que hay acuerdos, por lo que cabe inferir que estamos en “guerra social” cuando estamos en presencia de una discrepancia de cualquier índole.

Nada de todo esto es gratis, nada de todo esto es neutro. Para quienes tenemos una visión colaborativa de la sociedad y de los proyectos empresariales, nada se logra sin personas que inviertan su talento, sin personas que inviertan su capital o su vocación empresarial.

Las responsabilidades son compartidas.

Empresarios y ejecutivos faltos de sensibilidad que olvidan que el buen defensor del accionista es aquel que vela por todos sus intereses, los de corto y largo plazo. Los económicos y los que satisfacen a todos los demás stakeholders, que en definitiva dan legitimidad social al proyecto empresarial que sustentan porque los hace valiosos para todos.

Sindicalistas que presumen sin admitir prueba en contrario, que el empresario es un embustero o un timador cuyo objetivo es aprovechar una posición dominante. Otros que se desentienden del valor de la eficiencia y la productividad que son también motores de progreso social porque acercan facilitan la llegada de los bienes y servicios a las personas. Otros que simplemente olvidan que al tiempo de cosecha lo precede el tiempo de siembra o que la moderación también es un atributo necesario para los dirigentes.

Funcionarios de la órbita laboral que no guardan el debido equilibrio, que olvidan que el derecho laboral no es un bien exclusivo de los trabajadores sino de la sociedad en su conjunto. Algunos que por su origen gremial creen que deben ignorar desbordes o atropellos por una suerte de lealtad “corporativa” cuando por su llegada y sensibilidad podrían ser escuchados más allá de su rol público.

Sin duda podríamos agregar más comentarios pero no es el objetivo cargar las tintas sobre lo que no funciona, todos lo conocemos, sino que corresponde sumar para construir porque el camino anterior no conduce a ninguna parte.

Podríamos empezar diciendo que el empleador, el sindicato y el estado tienen un legítimo interés por el trabajador o empleado, por múltiples causas, pero que en definitiva si reconociéramos el interés legítimo de cada uno ya habría un primer paso inicial positivo en la dirección correcta.

No es un empleado desleal quien decide afiliarse a un sindicato, ni recurre a una práctica desleal el empleador que instaura una mejora para su personal sin negociar previamente con un sindicato. Tampoco es problemático un sindicato por advertir a los empleadores sobre cosas que no funcionan adecuadamente.

Otro paso esencial, es desdramatizar las discrepancias y los conflictos. Son parte de la vida. Conflicto y negociación son las dos caras de la moneda.
En la sociedad democrática, el disenso hace a su esencia, el debate debe ser continuo, como debe serlo también la vocación de superar los propios intereses específicos. Allí es donde comienzan a ser posibles los acuerdos y los encuentros.

Desde luego no me detendré a mencionar las bondades de negociar en base a intereses y no sobre posiciones y el respeto por las personas de los negociadores, porque el maestro Roger Fisher, sus colegas y seguidores ya tienen demasiados libros escritos sobre el tema.

Pero si creo que la construcción de una atmósfera de confianza es esencial para el dialogo en cualquier orden y desde luego en el laboral. Es esencial para construir puentes que puedan transitarse en todas direcciones.

Dice un proverbio chino que: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años. El segundo mejor momento es hoy mismo”. También vale para la confianza.

La confianza se genera en una sucesión de pequeños gestos, al principio imperceptibles, donde las partes pueden dejar de lado la lógica amigo / enemigo, abandonar el paradigma de que para ganar algo tiene que ser a expensas del otro y son capaces de encontrar integridad en el otro y hablar honestamente de los intereses que se persiguen.

La confianza permite inclusive descansar en el otro que creíamos el enemigo y construir con él. Obviamente es un camino de dos vías, reciproco, requiere esfuerzo de todas las partes. Por ello sería bueno testearnos.
Podríamos mirarnos al espejo y preguntarnos al ver la imagen que nos devuelve ¿ a este señor, le compraría un auto usado?



http://www.youtube.com/watch?v=89k78LYERDk
http://www.youtube.com/watch?v=nK-IupRzHVI&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=-BPj-ASJRJc&feature=related

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Guillermo,
Gracias por tu recordatorio.
Te felicito por la calidad del blog, por tus visitantes/colaboradores y por el enfoque tan profesional que le das, con los aportes de tus conocimientos y experiencia.
Un abrazo,
Gustavo Laclau

Anónimo dijo...

Hola Guille,

Muy buena tu editorial con contenidos de la sociológica, la política y el management. Comparto que entre todos los que formamos la sociedad puede y debe haber diferencia de intereses, no lucha de clases. El otro día veía un video de Enrique Shaw un ejemplo de ejecutivo y empresario que pudo lograr la paz, no otra cosa que la tranquilidad en el orden, en su empresa.
Abrazo,
Santiago Olmedo

Anónimo dijo...

Hola Guillermo,
Te felicito. Cuando llega tu blog ya me entusiasmo. Leer artículos inteligentes. Aprendo. Me encanta.

Gracias por haberme invitado,
Alicia

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Alicia, Gustavo y Santiago. muchas gracias por sus comentarios. Es bueno saber que hay gente pensante a la que le interesa este espacio.
Un abrazo

Pedro Ceballos dijo...

Excelente articulo, Guillermo. Tal vez la palabra es "madurez", una virtud a la que se llega por la experiencia y que necesita tambien de modelos para aprender. Lamentablemente en nuestro pais son mas los modelos de choque y confrontacion que los de armonia y busqueda del bien comun.
Muy buenos tambien todos los aportes en tu blog.
Felicitaciones por la iniciativa.
Pedro Ceballos

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Muchas gracias, primo.
Un fuerte abrazo transcordillerano y besos para toda la familia.
Guillermo