Por Mauro Lestrange, Fundador & CEO de High Flow Consulting
Los talentos líquidos son los que tienen, entre
sus principales características, habilidades de versatilidad, conocimientos
amplios en diferentes temas y gran nivel de empatía, que permiten trabajar de
forma colaborativa entre diferentes equipos de proyectos o áreas.
Es decir, el concepto de talento líquido se
refiere a la capacidad de una persona para adaptarse y aprender rápidamente en
un entorno cambiante y dinámico.
Se trata de un concepto crucial en el ámbito
corporativo, ya que las organizaciones deben ser cada vez más ágiles y estar en
constante evolución para mantenerse competitivas.
¿Qué es el talento líquido?
Cuando se habla de talento líquido, hacemos
referencia principalmente a 3 competencias:
- la adaptabilidad,
- el aprendizaje continuo
- la mentalidad de crecimiento.
Podemos citar a Carol Dweck y su Libro Growth
Mindset: "Se refiere a la creencia de que las habilidades y capacidades de
una persona pueden desarrollarse y mejorar a través del esfuerzo, la
persistencia y el aprendizaje continuo. Se opone a la 'mentalidad fija', que
sugiere que las habilidades son innatas y no se pueden cambiar
significativamente."
Las personas con talento líquido son capaces de
adaptarse a nuevas situaciones, aprender velozmente y esto, les permite
desarrollarse de manera exitosa en nuevos roles y contextos.
¿Cómo promover el talento líquido?
Para desarrollar el talento líquido, es
importante fomentar la curiosidad, la creatividad, la colaboración y
proporcionar oportunidades de aprendizaje y desarrollo continuo.
También es importante promover una cultura
organizacional que apoye la adaptabilidad y la innovación.
Desde el lado del colaborador, éste no tiene
que esperar que le llegué. El concepto de "líquido" hace referencia
al agua: fluye, se adapta a distintas superficies y llega a ciertos lugares
donde otros elementos no pueden alcanzar.
Este concepto fue planteado por el sociólogo
polaco Zygmunt Bauman para referirse a la búsqueda de la identidad personal en
un mundo cambiante. Según su planteo, "en la modernidad líquida el único
valor que sirve como referente es la necesidad de hacerse con una identidad
flexible y versátil, que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto
ha de enfrentar a lo largo de su vida."
Este estado de "flow" es ese instante
en que se alcanza un estado mental de inmersión completa, una concentración en
una actividad que es intrínsecamente satisfactoria y gratificante.
El formato de trabajo híbrido y especialmente
compañías con una cultura de trabajo digital, demanda potenciar sistemas de
organización flexibles.
En la sociedad líquida, las empresas pueden y
deben adaptar las tareas, objetivos estratégicos y recursos humanos a las
necesidades concretas de los proyectos de cada momento. Así, los colaboradores
ganan en libertad y autonomía. Son mucho más flexibles, y desempeñan un papel
activo fluyendo entre distintos roles.
Otros de los desafíos que nos enfrentamos en la
actualidad. Continuamos viendo como ciertas compañías tradicionales, continúan empeñándose
en seguir contratando perfiles estáticos enfocados únicamente en "hard
skills" y esto claramente no es recomendable.
Los talentos de hoy seguramente queden
obsoletos y deben reconvertirse. Así que no se trata solo de reconocer los
beneficios del talento líquido, sino de asumir que la digitalización, la
movilidad y la readaptación constante, son los ejes del actual mercado laboral.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Desde el área de "People" es
necesario que las compañías impulsen una estrategia que les permita atraer y
desarrollar el talento líquido. Empezando por aggiornar sus modelos de jornada
laboral, aceptando que la forma de trabajo estática, con 100% presencialidad y
desarrollo de la carrera profesional en la misma empresa durante toda la vida,
está quedando obsoleta.
Por otro lado, enfocándose en el bienestar de
los colaboradores. Es importante evitar el estrés laboral que termina generando
incertidumbre en la compañía.
Es importante poder comunicar que el talento
líquido es adaptativo, sabiendo que, ante un cambio de estructura o estrategia,
los colaboradores tienen que tener la posibilidad de plantear una movilidad
interna, recibiendo una formación continua que les puede permitir desempeñar
otros tipo de tareas o roles.
Otro tema fundamental es reinventar la
experiencia del colaborador dentro de las organizaciones. Generando espacios de
conexión, escucha, contención y orientación para fortalecer el vínculo y
compromiso con el propósito en el nuevo entorno de trabajo.
El nuevo talento líquido, que lidera el cambio,
ansía experiencias en distintas áreas, países, culturas y personas. Se siente
atraído por nuevas oportunidades que le permitan desplegar lo mejor de sí,
siendo el aprendizaje un modo de vida en términos profesionales y personales.
Esta variedad de aprendizajes aporta a la
gestión del cambio organizacional derribando silos, barreras culturales,
paradigmas e impulsando la innovación a partir de la esencia misma del cambio:
la persona.
Como lo acabamos de evidenciar, los talentos
líquidos son colaboradores claves dentro de las organizaciones, y es necesario
que se sientan cómodos para desarrollar su mejor versión.
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