Por Guillermo
Ceballos Serra
Trataré de ser objetivo, tarea harto difícil siendo un
“hincha” de River Plate desde la infancia. Me cabe el adjetivo de seguidor
no fanático, puedo apreciar cuando un rival juega bien o mejor e inclusive
decirlo y aún felicitar a alguien sin complejos ni a escondidas, pero tengo mi
corazón en Nuñez. Tuve lágrimas al descender, al volver y por supuesto en la
final de Madrid.
Hecha esta aclaración, quiero compartir algunas ideas
que me surgieron viendo el triunfo de River el 19 de mayo frente a
Independiente Santa Fe de Colombia. Como es sabido, el equipo local tuvo 20
jugadores con Covid entre ellos, los 4 arqueros inscriptos para jugar la
copa Libertadores.
River sumó varios jugadores inexpertos, no contó con ningún
suplente y de arquero, puso a un excelente mediocampista lesionado (Enzo Pérez)
pero un absoluto principiante en el rol. El resultado ya es historia. La propia
prensa colombiana tituló, “Santa Fe no pudo contra un equipo que no tenía
arquero", “el mérito de River que dio una muestra de entrega,
táctica y solidaridad con su arquero". resaltó el periódico El Tiempo,
de Bogotá, mientras que El Espectador tituló "hazaña internacional de
uno y la decepción del otro".
Mas allá del reconocimiento, podemos encontrar muchos
conceptos que utilizamos en las organizaciones… pero esta vez, hechos realidad.
Alguno podría decir, comparar un éxito deportivo circunstancial con el éxito de
un proyecto empresarial que es fruto de un trabajo continuo, es al menos
atrevido.
Pienso que es absolutamente comparable. En todos los
talleres de motivación apelamos a ejemplos e historias del ámbito deportivo
para generar motivación, resiliencia o invitamos algún coach (directores técnicos
de equipos). Personalmente he contratado alguna vez a Los Murciélagos (el
equipo argentino multicampeón de futbol integrado por ciegos), experiencia
absolutamente reconfortante e inolvidable para el equipo directivo de una
importante empresa multinacional.
También es necesario recordar, que River, es un equipo
que atraviesa un ciclo de 7 años con resultados sobresalientes, algo mas que un
simple resultado positivo circunstancial.
En este caso, hubo un equipo de alto rendimiento, es
decir, un equipo estratégicamente plantado, con un objetivo claro, donde cada
integrante sabía lo que tenia que hacer y era responsable por los resultados.
Una de las mayores fortalezas del equipo, resulte un liderazgo
claro, con capacidad de comunicar una visión épica de futuro, gran capacidad
de comunicación, ya que la calidad del liderazgo depende de la calidad de
sus conversaciones. ¿Cómo visualizar una idea? ¿Cómo transmitir que hay un
lugar para cada uno? ¿Cómo construir la mística ganadora? ¿Cómo generar
cultura de alto rendimiento? ¿Cómo generar el compromiso?
Se armó un equipo con lo disponible, (¿no es lo que
ocurre siempre?) donde los recursos y el talento es siempre el disponible, no el
que nos gustaría contar, ya que la gestión es el arte de lo posible, lo mejor
que podemos con lo mejor que tenemos. Ocupando roles específicos, complementarios
y por cierto polifuncionales, pero con libertad para innovar.
Es sin duda la cultura del equipo y la mística ganadora
lo que lleva a desarrollar un profundo compromiso y el logro de la “milla
adicional”.
Un observador desprevenido podría decir, que, al
arquero inventado, (Enzo Perez) apenas le hicieron dos tiros al arco. Fue así como
el arquero de Fluminense Marcos Felipe, sobre la actuación de Enzo Pérez en el
arco de River dijo “Apenas trabajó durante el juego. Fue considerado el mejor
del partido sin haber realizado grandes paradas”.
Pero, pobre hombre, no entendió nada. (Disculpas,
me salió el riverplatense que llevo dentro). La grandeza de Enzo Pérez no
fue por lo poco o mucho que atajó, sino por el compromiso que asumió. Un
jugador de campo, lesionado, que no hubiera podido jugar siquiera en su posición
habitual, se sumó al equipo para poder completar once jugadores. Pero lo que es
mas relevante, es que, por el bien del equipo, se atrevió a correr el riesgo de
ser inmortalizado como el arquero más goleado de la historia si está aventura no
tenía un final feliz. Bastaba con decir que no estaba en condiciones, pero no
lo hizo, se sumó y dio gusto ver un equipo que, sabiéndolo, lo protegió como a
un bebé en la cuna para que los rivales no lleguen a su arco.
Mañana 25 de mayo, River juega nuevamente, ahora contra
Fluminense. No sabemos a ciencia cierta de cuantos jugadores dispone. No
sabemos si habrá que jugar en la mismas condiciones, pero sin dudarlo, es un
equipo de alto rendimiento, que volverá a dar la milla extra, como siempre, independientemente
del resultado. (Perdón apareció nuevamente el hincha).
¿No es lo que tratan de hacer todos los días los equipos
de alto rendimiento de las organizaciones?
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