Por Ignacio Collado, Executive Consultant at IDC Consulting
En la era
de la post verdad, circunscribir los desafíos de la gestión empresarial a un debate
futurista, no pareciera ser el contexto más adecuado para asignarle un valor al
esfuerzo y la pasión depositada en la realización de cualquier antiguo proyecto
laboral. La aceleración que imprimen los cambios es inaudita, no tiene
precedente alguno. Las modificaciones que está experimentando el mercado
laboral, no solo por la incorporación de nuevas tecnologías, sino también por
el ingreso de las nuevas generaciones a un mundo en crisis, además del profundo
debate que se está llevando a cabo en lo que respecta a los modelos de interacción
social, son vertiginosas.
Pienso que
cualquier esfuerzo balanceado y tendiente a la generación de valor en una
organización, medidas a través de la capacidad de innovación y/o búsqueda de
mayores niveles de eficiencia, siempre valdrán la pena. La planificación, la
búsqueda y maximización de los niveles de eficiencia, la construcción de una
cultura organizacional con altos niveles de participación, la consolidación de
relaciones productivas, así como la construcción de canales fluidos de
comunicación, son esfuerzos naturales de la gestión empresarial que no deben
claudicar.
El debate
de ideas, de modelos mentales y de estrategias para alcanzar ciertas metas y
objetivos empresariales siempre serán constructivos, más aun en un contexto de
alto nivel de cambio donde la capacidad de adaptación y reconversión de
habilidades pasan a ser imprescindibles para poder mantenerse a flote, no
obstante, analizar si determinados esfuerzos valdrán la pena dentro de 100
años, pareciera ser no apropiado. Siento que dicha hipótesis conspira contra la
necesidad de actuar en el momento en que cada ser humano emprende sus desafíos
laborales. Posiblemente las tareas, los planes y las acciones de hoy sean
impensables dentro de 100 años, es más, dicho escenario es totalmente entendible,
pero también es real que al momento de alcanzar nuestras objetivos laborales,
actuamos con los conocimientos, herramientas y capacidades que tenemos en ese
preciso instante.
Nota: Con motivo de mi nota Gestión: ¿Importará dentro de 100 años? pedí a Ignacio que me comentara que le parecía el post. Tuvo la gentileza de enviarme estas líneas que mas que un comentario merecen considerarse un post en si mismo.
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