FEBRERO 2024

martes, 27 de enero de 2015

DIVERSIDAD CULTURAL: NEGOCIOS EN ASIA


Por Renato Spadafora, International Business Director - Asia, ASSIST CARD International

Acá estoy: cruzando el océano una vez más rumbo a Asia.

Un desafío que tomé hace diez meses como International Business Director de ASSIST CARD, una corporación ya multinacional pero que necesitaba de un foco para Asia para un mejor entender, invertir y crecer en esta parte del mundo. Como ya me imaginaba, me está sorprendiendo: no solo por el gigantesco potencial económico, sino también por las grandes diferencias de cultura organizacional y estilo de trabajar que tienen la gente en esta parte del mundo.

Seguramente un desafío más complicado que los tradicionales desafíos a los cuales estaba acostumbrado, de naturaleza mercadológica, como conocer bien el mercado consumidor, conocer sus competidores, conocer la regulación local y de allí en adelante. Percibí que cuando uno necesita trabajar con sus compañeros asiáticos, no le resta otra opción que construir un sólido puente de relacionamiento sobre el profundo valle de las diferencias culturales, idiomáticas y horarias, buscando establecer de primero una base relaciones confiables con mis interlocutores.

Cuando uno trabaja en su propio país, donde encuentra su idioma y su cultura, muchas veces le cuesta relacionarse y desarrollar negocios. La realidad es que las dificultades que he encontrado son proporcionales a las distancias. Reflexionando sobre esto, sigo a cada viaje siento más la importancia de conocer la gente y dejarme conocer. Esto me ha fascinado.

En mi primer viaje, percibí inmediatamente que la idiosincrasia también es muy variada entre los propios países de este continente increíble. Cuando comparamos las diferencias de culturas entre dos países como Filipinas y Corea del Sur, se puede notar una diferencia mucho más acentuada que cuando comparamos, las de Filipinas con Latinoamérica. Lo mismo pasa con Indonesia que, además de no haber recibido influencia española, como Filipinas, tiene una cultura completamente distinta de países como Corea o Japón. O sea, la diversidad está por todos los lados.

Por eso no hay modelo. Mucho menos un instructivo de cómo manejar estas relaciones. Nada puede sustituir el contacto directo y la convivencia. Para conocer personas, el tiempo y la sensibilidad son claves y solo logramos progresar gradualmente mapeando la manera de pensar, sentir y por supuesto reaccionar de la gente.

Es como aprender a andar de bicicleta: no hay forma de aprender a andar sin probarla y sin caer.
Sin tener la pretensión de enseñar nadie a ‘andar en bicicleta’, me propongo humildemente compartir algunas percepciones acumuladas en mis últimos viajes a Asia.

Como habitualmente he comentado, Asia es más que un continente: es casi la mitad del mundo. O mejor, corrigiendo, es más que la mitad tanto en extensión geográfica como en cantidad de gente. También en su espectro cultural es infinitamente más diversificado que cualquier otro continente. La diversificación cultural no se puede comparar con cualquier otra del nuestro continente. Además, las culturas de miles de años son tan diversificadas cuanto antiguas.

El tsunami de las nuevas generaciones
Desde soy responsable por la región, percibí que no solo yo y mis compañeros asiáticos estamos adaptándonos unos a los otros: además encontramos  diferencias de culturas en estos países con tantos jóvenes con una fuerte cultura tecnológica, hay otro fenómeno que se nota en movimiento: el choque de la cultura inmediatista en un ambiente corporativo anteriormente marcado por jerarquía, tiempos de acumulación de experiencia y respecto a los más grandes. La falta de  paciencia de las generaciones post internet pasa en todo el mundo, no es una novedad. Destaco este punto porque en Asia existen países fuertemente fundamentados en la acumulación de experiencia de los más grandes.

Cordialidad y gentileza siempre abren puertas
Por otro lado percibí un estilo de relacionarse muchas veces medio frío, demasiado objetivo, aspecto este bastante diferente de nuestra cultura latina. Pienso que cuando queremos establecer relaciones profesionales el respecto y la gentileza no pueden dejar de estar presentes, independientemente  de la cultura o de la generación a la cual pertenecen los protagonistas. Por más urgente que sea la necesidad por una información solicitada por whatsapp o viber, el respecto y la gentileza son fundamentales. Por más distinta que sea la cultura, sin duda la mejor y más confiable manera de establecer una conexión será una demostración de cordialidad y respecto, que son universales.

El reverso es fatalmente ineficaz. El choque cultural y la rispidez sin duda intensificarán el fracaso. 
Como sugerencia extremadamente simple y que puede traer una importante contribución, es buscar aprender como se dice en el idioma con el cual vamos a tratar de comunicarnos, algunas palabras planetariamente importantes como ‘gracias’ y ‘adiós’. El resultado puede sorprender.

Atención con la intimidad
Amistad y un cierto relajamiento en las relaciones no significa intimidad. Ya vi casos así, donde un comentario inofensivo que podría haber sido hecho de un latino para otro latino, resultó en un desagradable malentendido. O sea, las relaciones humanas, que ya son complicadas por naturaleza, son aún más frágiles cuando se desarrollan entre culturas muy distintas. Todo el cuidado es permanentemente válido, principalmente con el sentido del humor y temas que llevan a posiciones más radicales, obviamente polémicos y potencialmente desastrosos.

Preconceptos X Predisposición
Otro peligroso factor es rotular por notar hábitos raros, diferentes de nuestra cultura o patrones de etiqueta. Los rótulos y pre-conceptos seguramente no contribuyen a establecer relacionamientos profesionales. Si uno tiene una misión a desarrollar en una cultura diferente, lo mínimo que debe hacerse es informarse sobre estos costumbres para no escandalizarse. Para que una buena relación se mantenga, es necesario que una mano vaya y la otra venga, como se dice un antiguo dicho italiano.

No intente ultrapasar los límite de velocidad!
Como cada país establece sus propios límites de velocidad para manejar un auto, igualmente pasa con el ritmo de trabajar o intentar desarrollar negocio. Si por un lado hay culturas más aceleradas para las relaciones laborales, como Singapur, Corea o China, por otro lado en Indonesia y Filipinas, la velocidad es seguramente otra. Por experiencia ya enfrenté problemas en manejar el balance y entender estos límites. Estresar este ritmo también pude ser muy ineficaz.

Trabajar con extranjeros no es vacaciones…
Quizás estamos todos acostumbrados a viajar, desfrutar de conocer otras culturas, enfrentar algunas dificultades de entendimiento cuando estamos viajando, pero después siempre terminamos volviendo a nuestros ambientes y trabajando con la gente con quién ya estamos acostumbrados. Hacer negocios o trabajar en equipo con compañeros de culturas distintas, es completamente distinto. La paciencia, flexibilidad y pre disponibilidad para convivir con las diferencias es completamente otra historia.

¿Cómo pueden nuestros departamentos de Recursos Humanos contribuir en este desafío?
En un mundo cada vez más dependiente de integraciones intercontinentales, ¿no sería la preparación de nuestros managers para esta realidad, una oportunidad en términos de desarrollo de recursos humanos?

Las corporaciones invierten constantemente buscando mejorar su comunicación interna y son raras las corporaciones que están satisfechas. Es un proceso continuo. Pero, ¿no sería una necesidad y oportunidad pensar en preparar la propia gente para relacionarse cuando tienen culturas tan distintas?

Además de posibles intercambios internacionales de equipos, la gente necesita conocerse, entender el contexto en viven sus compañeros y sobretodo aprender a relacionarse con culturas diferentes de una manera eficiente. Dejo la reflexión para los profesionales de recursos humanos. 

Estoy seguro que con la constante búsqueda de eficiencia que vivimos en los ambientes corporativos este tema será en breve percibido como una prioridad.


Renato Spadafora es brasileño.

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