NOVIEMBRE 2024
sábado, 30 de junio de 2012
LA CRISIS ES ... DE VALORES
Por Mario Fiocchi, Ombudsman. Petrobras Energia
"Nada cambia sin una transformación personal". Edwars Demming (1900-1993).
En su libro “Escandalos Éticos”, Bernardo Kliksberg, señala que el SigloXXI está siendo sacudido por una serie de vacíos éticos. Diarios, radios y canales de televisión nos inundan de comentarios y opiniones vinculados con la crisis financiera de los países europeos que afecta al mundo globalizado. En esa información ganan importancia ciertas palabras de categorías sociales, políticas y económicas: despidos, altos niveles de desempleo, remates de viviendas, instituciones que quiebran, necesidad de salvar la industria financiera (bancos y otras instituciones), ataque incipiente de xenofobia, etc. Pregunta: la denominada crisis financiera no es la etapa final de un proceso que se inició a fines de los años ochenta como consecuencia de la desregulación de lo mercados y de las instituciones financieras particularmente, con características similares a un proceso de contaminación ambiental, porque se va desarrollando lentamente, es imperceptible, inmaterial y tiene implícito diversos factores o disparadores que operan en un sistema donde la interrelación de los componentes, en su máximo desarrollo, es el origen del problema olvidando que nuestra perspectiva debe observar el sistema como un todo y no detenernos únicamente en las consecuencias del mismo.
Lo que hoy ocurre no es una novedad. Recuerdo la película “Wall Street”, filmada en 1987 y pienso que cualquier semejanza con la realidad NO era, realmente, pura coincidencia.
Algunas de las personas que han “contribuido” a la caída o dificultades de las entidades financieras son actores de “reparto” o “aprendices de brujos” como es el personaje de Bud Fox, un joven y ambicioso broker que interpreta Charlie Sheen en la película. Varios líderes políticos y empresarios, tienen una “estatura moral” similar al personaje que representa Michael Douglas, cuyo nombre, en la película, es el recordado y famoso Gordon Gekko, un inescrupuloso y codicioso hombre de finanzas con una carencia significativa de integridad y honestidad a la hora de hacer negocios y consecuentemente recaudar dinero. Gekko inicia y entrena a Fox para que pueda operar como espía industrial y en la obtención de información privilegiada, o sea, un claro conflicto de interés y de ética. Le hace ver a Fox la posibilidad de aprender a vestir ropa de “marca”, conocer señoritas “interesantes”, vivir relacionándose con un mundo donde lo que cuenta es el lujo y la apariencia. Todo eso se da en un contexto de poder, codicia y arrogancia, y por lo tanto, cercano a la impunidad. Recuerdo una entrevista del Dr. Mariano Grondona al Sr. Alfredo Yabrán preguntándole que significaba para él el poder. Su respuesta fue: la impunidad. A diferencia de lo que ocurre en la vida real el joven Fox paga un alto precio por su ambición y finalmente termina en la cárcel.
DEL CINE A LA REALIDAD
Los líderes políticos y los financieros, la mayoría con un MBA o una especialización en finanzas y que han salidos de universidades de primer nivel, son personas “talentosas” que fueron fuertes contribuyentes al escándalo ético y de gestión que está ocurriendo en la mayoría de los países. Son personas “talentosas” y “creativas” para de diseñar instrumentos, productos y desarrollos de modelos financieros, pero, en algunos casos, con serias limitaciones en valores tan básicos como la ética, la honestidad y el respeto por la comunidad.
En los últimos 15 ó 20 años, siguiendo la ¿moda? , algunas empresas han desarrollado una idea contagiosa por mostrar una buena conducta en el relacionamiento con clientes, proveedores y personal propio elaborando y poniendo en práctica un “código de ética” como una manera de reafirmar la calidad de las acciones y los valores morales que sustentan los integrantes de la organización.
Recurriendo un poco a la historia luego de la caída del muro de Berlín asistimos a la instalación de una economía que todo lo centraba en la libertad de los mercados, que se autorregulaba evitando los desequilibrios a partir del juego de la oferta y la demanda. En forma paralela había una atenuación en la presencia y el rol del Estado que se alejaba de su responsabilidad primaria en su rol de observar y controlar los desvíos de los actores económicos y políticos.
De una manera muy lenta se fue desarrollando en la sociedad globalizada un entusiasmo provocado y orientado hacia el consumo. Se alejaba del mundo la amenaza de una guerra planetaria al tiempo que estaba en su apogeo el modelo propuesto por Margaret Thatcher y Ronald Regan. La fiebre por consumir, los mega emprendimientos, las fusiones y adquisiciones, el desarrollo de nuevos productos e instrumentos bancarios, las hipotecas de alto riesgo, el incentivo en utilizar las herramientas de RH como los “stock options” o los bonus anuales para compensar los desempeños de empleados “extraordinarios”, fueron los mensajes que recibían los jóvenes profesionales y los ejecutivos entusiasmados con dos de los pilares de reconocimiento social en estos tiempos: poder y dinero. Lenta y paulatinamente se fue pasando de una cultura del ser a la del tener.
En el plano político-social se fue instalando, en forma casi imperceptible un proceso de cambio en el conjunto de valores que pautan la vida social. A la anomia del Estado en su rol de control se le fue sumando un paulatino deterioro del plano moral en el ámbito político. Se instaló entonces, con fuerza de convicción y de verdad, el predominio de lo individual, lo personal por sobre la solidaridad y el bien común. Y asistimos al recital del doble discurso entre lo que se proclama y lo que se actúa. En paralelo en el mundo político, a la carencia de auténticos lideres con valores éticos muy definidos y transparentes en su accionar, aparecieron personajes que han hecho una demostración de ambición malsana, interés particular y desprecio por lo público que terminaron deteriorando los indicadores de calidad de vida, alimentación, de salud y de educación en cada pueblo, en cada sociedad.
El mundo asiste a una fenomenal distancia entre la fuerte concentración del poder económico y el crecimiento paulatino de una pobreza globalizada que junto al aumento en la tasa de desempleo se hace cada vez más estructural. Por debajo de esta situación estaba subyacente una idea falsa, que postulaba que la economía de mercado era incompatible con las reformas sociales que requiere una sociedad para tener un progreso humanamente viable con una calidad y sustentabilidad de vida que sea posible de ser vivida. El resultado está a la vista: se profundizo la desigualdad social y la exclusión.
Había instalado un concepto en la mente de algunos ideólogos amantes de los extremos: que la economía de mercado y la existencia de un Estado que controla con visión del bien común son incompatibles. Ahora estamos en el tiempo de un renacer de los problemas sociales que tendrá como telón de fondo el conflicto permanente y profundo entre los diversos actores sociales.
La aparición de la Ley Sarbanes-Oxley, en 2002, fue la respuesta al fraude financiero y social generado por la caída de Enron. La ley tenía como objetivo regular las funciones financieras, contables y de auditoria al tiempo que penalizaba el crimen corporativo. Su aplicación intentó frenar o limitar los múltiples fraudes, como así también la corrupción administrativa, tráfico de influencia, los conflictos de interés, la negligencia y la mala práctica de algunos profesionales de grandes empresas y corporaciones. La ley ha generado múltiples controversias en su interpretación, implementación y efectividad en su aplicación
EL PAGO DE LA “EFICIENCIA”
La SEC, anunció en el 2007, que las empresas cuya cotización bursátil superaran más de 700 millones de dólares de capitalización tendrían que revelar el sueldo y otros beneficios de sus equipos directivo a fin de facilitar la transparencia de la gestión. Esa medida pretendía terminar con los escándalos y abusos financieros nacidos con motivo de las opciones sobre acciones desarrollado en EE.UU. como sistema de retribución a sus gerentes superiores. Lo llamativo de la situación relacionada con los escándalos ya había sido previsto por Adam Smith hace más de dos siglos.
El “tsunami” del mundo bancario y financiero puso en blanco y negro algunas situaciones que escapan a cualquier lógica y racionabilidad. Veamos algunos ejemplos que son señalados por los diarios:
• Una noticia señalaba que el gobierno de EE.UU. obligó al equipo directivo de Citigroup a suspender la compra de un nuevo avión privado, por valor de 50 millones de dólares.
• Lehmann Brothers: Su presidente, Dick Fuld, fue el piloto que llevó a la quiebra al banco que hacía más de de 150 años que operaba en el mercado. En el Congreso se demostró que había cobrado 255,9 millones de dólares entre 1998 y 2007. Viajaba desde su casa a su oficina en helicóptero.
• Merrill Lynch: su presidente, John Thain, fue despedido por haber hecho pagos por adelantado de bonos por 4.000 millones de dólares y por haber hecho “redecorar” su oficina gastando 1.200.000 dólares
Pero el mundo de la industria no le fue en saga en cuanto a abuso del poder y pobre moral por parte de algunos personajes.
• Los tres presidentes de las mayores empresas automovilísticas de EE.UU. fueron interpelados en el Congreso por su pedido de ayuda extraordinaria. La primera pregunta no fue financiera, sino muy práctica: en qué habían llegado de Detroit a Washington DC. Lo habían hecho en sus jets privados. Un viaje que costaba 50 veces el precio de un pasaje en clase business .
Éstas evidencias responden a hechos recientes pero “los personajes y las historias continúan”
ALGUNAS REFLEXIONES E INTERROGANTES
Se ha podido observar que:
• No hubo relación entre los salarios que percibían los altos ejecutivos de las empresas quebradas o socorridas y su desempeño en términos de resultados.
• Se amplió en forma vergonzante la brecha entre los ingresos de los ejecutivos y los sueldos promedios de la economía.
• Descubrieron que los despidos basados en pobres resultados tenían como cierre multimillonarias indemnizaciones.
• Para ejecutivos y gerentes superiores los salarios o la clásica zanahoria estimularon la mentalidad de enriquecimiento rápido y conductas de riesgo extremo, que han ayudado a poner de rodillas a los mercados financieros y han eliminado las ganancias de muchísimas empresas. Y aun así muchos de esos ejecutivos se han quedado con enormes compensaciones".
• Se amplió la desigualdad entre ricos y pobres a porcentajes nunca vistos
¿Qué fue lo que ocurrió? Entre otras causas por explorar encontramos una codicia desenfrenada, alta concentración de poder, una desregulación que tuvo fallas burocráticas, intereses privados, órganos de control livianos o poco comprometidos, sensación de impunidad que terminaron en una total pérdida de la noción de la realidad.
POSIBLES CAMBIOS EN LAS EMPRESAS
• Cuando una empresa incorpora una persona es conveniente que además de su capacidad o competencias técnicas se trabaje más profundamente en conocer los valores, las historias de vida, de la clase de persona que se está contratando.
• Los encargados de diseñar políticas o instrumentos de compensaciones salariales deben pensar con mayor rigurosidad si los mismos generan profesionales ambiciosos, comprometidos e interesados en lograr un desarrollo profesional y un salario atrayente o si están desarrollando instrumentos que en su aplicación más despiadada harán olvidar los principios éticos y morales.
• Los propietarios particulares o accionistas deben replantearse qué están esperando de sus equipos gerenciales, qué retornos están esperando por su capital. Hay salarios que significan un chantaje moral, donde individuos ambiciosos o codiciosos aceptan hacer cualquier cosa con tal de ganar un bono extra o recibir una paga que no es simétrica con la generación de valor que producen, en el largo plazo, para sus empresas.
• En un mundo con tanta concentración del capital en unas pocas manos es difícil que una sociedad pueda crecer y desarrollarse obteniendo una mejor calidad de vida porque existirán barreras, privilegios, abuso del poder y en síntesis la conformación de un sistema perverso e inhumano.
• El endiosamiento del tener como objetivo el concepto de la “marca” en el vestir, que restaurante de moda se cultiva, que reloj o cartera se tiene, que coche se usa, etc. Detrás de todo eso la persona se pierde, se diluye. Se pagan sobreprecios enormes en productos que crean burbujas de poder o de superioridad, que en algunos casos para poder acceder a ellos, se dejan de lado valores o se desarrollan conductas poco éticas o donde hay una degradación moral para obtener el objetivo anhelado
¿HABRA NUEVAS REGLAS DE JUEGO?
Posiblemente estemos asistiendo al final de una marea alta de lo que podemos denominar “un capitalismo salvaje”, de una ideología defensora a ultranza del “libre mercado’, de una ausencia del rol y el control que en una sociedad debe tener el Estado, de un modelo político, sea de izquierda o derecha que ha tenido como resultado visible que más de 4.000.000.000 millones de habitantes vivan con menos de u$d 3 dólares diarios. Esto habla de la pobre calidad de gestión y de la baja eficacia social que tienen, en general, los líderes políticos en el mundo.
Una posible consecuencia que veamos en los próximos años sea un cambio de paradigma que tenga un fuerte impacto social, político y económico. Me refiero a cambios importantes en el área de educación privilegiando en la primera etapa de la formación el valor de la ética, la transparencia en las relaciones, el respeto a la persona, el enriquecimiento de la lectura como material básico para la generación de ideas, de provocar la imaginación y alentar la creatividad, rescatar la importancia del diálogo para compartir y trabajar las diferencias de nuestras percepciones o interpretaciones. Un énfasis en instalar nuevamente la identidad de ser persona disminuyendo el entusiasmo por el tener.
El sistema financiero posiblemente exija un repensar su funcionamiento, límites y posibilidades de no caer en situaciones como las actuales.
Pero por encima de las políticas y los instrumentos es necesario pensar qué aprenden, qué ejemplos reciben los jóvenes y cuáles son los valores y principios que los mayores les mostramos. Si los mensajes únicamente son el éxito como valor, el dinero ganado de cualquier forma, que la vida tiene sentido en el permanente consumo, es difícil tener esperanza de un mundo diseñado más a escala humana y centrado en la ética y el bien común. Una buena gestión comercial puede hacer válido que los negocios sean rentables sin generar caos o crisis a escala planetaria.
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2 comentarios:
Hola Guillermo, muy bueno el artículo "orgullosamente baby boomer" y el de Mario Fiocchi.
Abrazo, Luis.
impecable artículo. gracias !
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