NOVIEMBRE 2024

viernes, 25 de mayo de 2012

LA PARADOJA GENERACIONAL



Por Walter Torre -   Profesor de ADEN Business School, ESEADE,  Consultor en RRHH en Latinoamerica. Titular de Walter Torre - Soluciones Dinámicas
Lic. En Recursos Humanos, MBA y Doctorando en Administración.
http://www.walterftorre.com/

Si algo caracteriza a estas nuevas generaciones es sin duda, exponer a un nivel de dilema las hipocresías que convivieron y dominaron las relaciones organizacionales de al menos, los últimos cien años. Si recordamos el episodio de la Westerm Electric, a fines de la primer década del siglo XX, los ejecutivos no podían comprender por qué siendo una compañía que ofrecía a sus operarias altos beneficios, la productividad sin embargo, era estable o decreciente. La alianza entre el concepto de beneficios de aquella época y que en algunas empresas perdura (damos lo que creemos o queremos) y productividad (obtenemos lo que deseamos), se había quebrado. Algunos años más tarde, con la intervención de Elton Mayo y sus colaboradores, ese conflicto fue parcialmente solucionado.

Si bien este hecho estuvo circunscripto a un conflicto de géneros, y no generacional, no podemos dejar de aprender de él. Una de las lecciones más críticas que nos dejó esa experiencia, es considerar que el quiebre de un sistema comienza por aquellos que en teoría, son mas débiles y que carecen de poder político. Desde hace unos treinta años, las nuevas generaciones comenzaron a recordarnos que ellos como en aquella vez, pueden reescribir formas, normas y relaciones.

La convivencia entre generaciones con extremos temporales de tres o más décadas ha sido una realidad precedente y presente, en el ámbito social como en el laboral. No podemos doblegar la realidad histórica aceptando este hecho etario como algo diferente. Lo disímil en esta época, es y está en la vivencia que cada generación experimenta en sus motivaciones, hábitos y relaciones, ámbitos éstos, necesarios a ser investigados, pero de ninguna manera en carácter de únicos.

La literatura, ha escrito mucho sobre este fenómeno y su impacto. Pero en pocas oportunidades ha focalizado en explicar lo que entiendo como algunos de los conceptos críticos en este campo; que nos ayudarían a comprender algunos de sus límites. Generación, dilema e hipocresía, son a mi entender, perspectivas esenciales que cualquier ejecutivo debería conocer y es por ello que en este artículo, haremos un acercamiento sucinto a esos conceptos.

Las generaciones son un grupo de edad que comparte a lo largo de su historia experiencias formativas que lo distinguen de sus predecesores, afirman algunos sociólogos. Podemos agregar a esta definición, que esas perspectivas compartidas, circunscriptas a un grupo, propias y conscientemente diferentes de otros, no necesariamente son conscientemente creadas por ellos mismos. Las aceptan y asumen como propias. No cuestionan su creación ni de donde vienen. Solo se aferran a sus motivaciones, referencias y beneficios, que de manera intencionada los diferencian de otros.

Esa postura que afecta a todas las generaciones, pero que puede verse mas acentuada en las generaciones Milenium, X e Y, lleva a enfrentarnos a argumentos formados por ideas contrarias, en donde nuestro conocimiento es incapaz de resolver. Eso es sin duda, el dilema que no había sido campo de preocupación empresarial, que lleva a un estilo de trabajo y de relaciones que aún está emergente.

Para que esta transición pueda convivir con la multiplicidad de paradigmas paralelos que surgen desde las tipologías generacionales y los dilemas, debemos asumir y sin dudar que entre otros, los silencios indeseados, la falta de cuestionamiento sobre el sentido de nuestro trabajo, la aceptación solemne y no deseada de las decisiones de otros, han estimulado la simulación de sentimientos e ideas que en general, se oponen a nuestro verdadero sentir y/o pensar; situación que nos ha llevado a utilizar la hipocresía como una herramienta efectiva para obtener intereses individuales.

Interpretar y profundizar la esencia de las generaciones, los dilemas y este incipiente enjuiciamiento a la hipocresía que los más jóvenes han lanzado casi sin darse cuenta, son a mi entender, una amarga verdad que los ejecutivos deben enfrentar y asumir, en el orden de buscar una complementación en lugar de una sencilla postura contradictoria. No sé cuanto de lo “nuevo” será bueno. Ni siquiera lo puedo imaginar. De lo que sí estoy seguro, es que de la única manera que podremos saberlo es desafiando aquello que nos sustenta y tolerando aquello que nos supera: las ideas y creencias.

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