DICIEMBRE 2024

domingo, 15 de agosto de 2010

EL ESPÍRITU PIONERO




Por Guillermo Ceballos Serra

Por razones puramente personales visité recientemente la ciudad de Grayling en el estado de Michigan, Estados Unidos. Una pequeña y hermosa ciudad del interior del estado. Estuve por primera vez el año pasado en el invierno del hemisferio norte y ahora tuve oportunidad de ver un paisaje totalmente diferente en el verano, con bosques verdes que contrastan dramáticamente con la blancura de las nieves y las temperaturas gélidas del invierno.

Como tantas ciudades pequeñas del interior de cualquier país, podemos encontrar la bondad natural de las personas y las mejores virtudes, propias del estado de naturaleza, donde el ser humano saca lo mejor de sí para desarrollarse y generar prosperidad para la persona, la familia y la comunidad.

Durante mi estancia, tuve oportunidad de acompañar a mi anfitrión a comprar una garrafa de gas propano. Conocí allí a un señor de unos 75 años que dirigía a algunas personas y personalmente cargaba garrafas a una camioneta de reparto y con quien pude disfrutar de una conversación de algunos cuantos minutos.

Supe que se trataba del Sr. Charlie Fick, propietario de la compañía Fick & Sons, (http://www.fickandsons.com/index.htm) una pequeña compañía en términos globales pero significativa para la economía del lugar, iniciada en 1958 a puro pulmón y que cuenta con aproximadamente 200 empleados de la zona, que opera en el mercado del gas propano, fuel oil, transporte de combustible, mantenimiento mecánico, estaciones de servicio y un centro de atención a los viajeros.

Hay muchas historias de éxito semejantes en muchos lugares, incluso las más grandes corporaciones (Wal Mart, por citar un ejemplo) se iniciaron de manera similar en pequeñas comunidades. Más la similitud no está en la pequeñez de las locaciones que las vieron nacer, sino en la grandeza de los pioneros que acometieron la tarea de concretar sus sueños.

Es el espíritu pionero que percibimos claramente cuando miramos en pequeña escala, la mística de los fundadores que propone sueños y el compromiso de quienes se comprometen con un líder que da sentido a la tarea.

No hablo de liderazgos excepcionales, de personas destinadas al bronce, hablo de personas sencillas que realizan cosas extraordinarias. Personas con pasión y amor por lo que hacen, personas que cuentan en su haber, con algo que ahora llamamos “engagement”. Personas que hacen lo que deben, bien a la primera vez y lo intentan nuevamente si se equivocan sin distribuir culpas con el prójimo.
Hablamos de personas que “inventan” las oportunidades, de personas naturalmente inconformistas pero positivas. Son personas insatisfechas con el “status quo” convencidas de que la realidad puede ser mejor.

Sin duda podría comentar también las virtudes que percibí en esta ciudad, su compromiso con la comunidad, con la ecología, la solidaridad y tantas otras y así también valdría la pena el análisis comparativo con las grandes ciudades donde habitamos, pero sin duda sería exceder estas reflexiones que quiero centrar en las organizaciones.

Muchas veces, estas virtudes o potencialidades que observamos en pequeño, las perdemos de vista cuando analizamos las grandes organizaciones.
En efecto, los organigramas, las categorías convencionales para el personal sindicalizado, las descripciones de puestos de los administradores, los manuales de funciones y responsabilidades, segmentan, fraccionan, hasta el infinito algunos conceptos básicos hasta el punto de desvirtuarlos, transformando a los “ejecutivos” de todo nivel en simples burócratas. Seguidores a ultranza de manuales, de aquellos preceptos tales como “siempre se hizo así”, “nadie me informó”, “no está entre mis funciones” y tantos otros que conocemos de la vida de las organizaciones.

¿En que consiste el espíritu pionero? Pues simplemente en focalizarse en el propósito esencial de resolver los problemas aún no resueltos de una manera innovadora y perseverar en el intento. Eso es lo que ha hecho grande a las organizaciones y a las naciones. Ese es el secreto de las organizaciones que perduran, al decir de Collins y Porras (1). Ese es el secreto de las naciones que se sienten protagonistas y no espectadoras en el concierto mundial.

Así de simple, el espíritu pionero consiste en tener el convencimiento de que el futuro puede construirse a partir de hoy. Consiste en contar con la certeza de que somos capaces de salir del piloto automático de nuestras vidas, personales y profesionales y decidirnos a hacernos cargo de nuestro destino.


(1) Built to Last: Successful Habits of Visionary Companies. James C. Collins y Jerry I. Porras

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Guillermo, muy valiosas tus observaciones. Me encanta la definicion del espiritu pionero como las ganas de resolver problemas aun no resueltos. Tengo un hijo de esas caracteristicas y ese es precisamente el origen de sus emprendimientos. Agrego a lo anterior, que después de iniciado "el proyecto" viene la disposición absoluta, como mostrás en tu ejemplo, de hacer cada una de las miles de tareas necesarias para llevar el emprendimiento, sin escaparle ni a la más mínima. En el mundo "corporativo" tendemos a caer en hacer "lo importante" y delegar "las cosas menores", lujo que normalmente no puede darse (al menos en un inicio, un emprendedor.
El trabajar en el detalle es parte del "paquete" que uno asume al iniciar ese camino. Ricardo Bäcker

Anónimo dijo...

Hola Guillermo
Super interesante como siempre.
Cariños
Josefina Dazzo

Anónimo dijo...

Guille como siempre muy bueno el blog. Me gustó el artículo de Adolfo Lopez Rougér. Abrazo!

Santiago Olmedo

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Ricardo, muchas gracias por tu aporte. Trabajar en el detalle es una caracteristica del emprendedor. Este comentario me hizo entender porque los pioneros son tan poco "corporativos" o politicamente correctos.
Un abrazo

Guillermo

GUILLERMO CEBALLOS SERRA dijo...

Josefina, muchas gracias por tus comentarios.
Cariños

Guillermo