Por Fabian Girart
Director de Recursos Humanos para América Latina de Avery Dennison
Durante mucho tiempo de mi carrera me he dedicado a trabajar en ayudar y ayudarme a reducir las brechas entre las competencias débiles y las que se entendía como estándar o mínimas indispensables para un determinado cargo o carrera en una compañía.
Se trata, desde el punto de vista racional, de una metodología que puede asociarse a rasgos culturales que por diversas razones no vale la pena debatir en estas líneas.
Hace no mucho tiempo tuve la oportunidad de conocerme más a mí mismo a través de una metodología que permitía potenciar mi rendimiento a través de la utilización de mis fortalezas, y fue realmente una excelente experiencia.
Abordar el desarrollo del talento desde esta orientación positiva y de plena utilización de las fortalezas que es una evolución que sin dudas va a ayudar a las organizaciones a ser más eficientes.
Sin necesidad de introducirnos en la metodología en sí, creo que nuestro rol es fundamental para orientar a la línea y a los miembros de nuestras organizaciones a detectar esas fortalezas y para poder utilizarlas donde se necesiten. Sería poder alcanzar el tan ansiado objetivo de tener a la persona adecuada en el lugar adecuado en nuestras organizaciones. En los mercados de la región hay muchas herramientas que pueden ayudarnos en esta tarea, pero creo que el cambio debe estar en nuestra mentalidad, debe estar en cómo abordar cada situación.
Este desafío no termina en los temas relacionados con el desarrollo.
Podemos utilizarlo en potenciar nuestras fortalezas en lo referido, por ejemplo, al clima organizacional. Cuando vemos una encuesta de opinión, quizás nos inclinamos por analizar más los puntos desfavorables ó aquellos que nos alejan del engagement deseado, que en los que marcan una real fortaleza organizacional y pueden ser la piedra fundamental para mejorar nuestras debilidades organizacionales.
Podemos establecer una estrategia de retención analizando más lo que lleva a nuestra gente a seguir a bordo del barco que lo que la lleva a dejar la compañía. Comunicándonos clara y positivamente con los empleados y asegurándonos de la ejecución de los planes de mejora.
Quizás podamos utilizar las fortalezas personales y organizacionales para sobrellevar la crisis financiera global de la mejor manera, influenciando para que no se tomen decisiones que pongan en riesgo el capital humano que nos permitirá continuar creciendo el día después, cuando todo pase.
Así quizás en cualquier ámbito de nuestra vida.
Hemos vivido en los últimos años “El ocaso de las soluciones mágicas en Recursos Humanos”. ¿Qué significa esto? Que nos hemos golpeado con la realidad y con la necesidad de simplificar y desmitificar muchas teorías de los 90, las que sin duda han evolucionado para ponernos profesionalmente cerca del corazón de los negocios en las empresas.
Hoy, la realidad de nuestra gestión pasa por tener la habilidad para transmitir prudencia en la toma de decisiones, estar cerca de los empleados para reducir la ansiedad que producen estos momentos, ser canales de comunicación formales y creíbles para reducir los rumores, simplificar procesos, ser creativos, ser los guardianes del talento organizacional y por sobre todo potenciar las fortalezas y lo positivo que toda organización tiene.
Creo que la clave en cómo abordar esta realidad va a ser la variable que marcará la diferencia entre nuestro éxito o el fracaso de nuestra gestión.
Está en cada uno de nosotros elegir el camino.
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