FEBRERO 2024

martes, 15 de julio de 2008

Work Life Balance

Por José María Zas
Presidente de American Express Argentina
y Vicepresidente Senior de Establishment Services para América Latina y el Caribe

En los últimos años se ha producido un cambio muy importante en el mundo empresarial, pero también un fenómeno sociocultural. La cultura corporativa ha descubierto que el balance entre el trabajo y la vida personal logra resultados más efectivos en el largo plazo, que el trabajo desmedido. Se deben cuidar los resultados cada trimestre para alcanzar un buen resultado final, pero sin dejar de tener en cuenta este balance, de manera que el ejecutivo que ha sido eficiente en cada trimestre, pueda garantizar resultados a largo plazo.

En Argentina hace veinte años, se había consolidado una idea de que había que terminar el día agobiado, luego de larguísimas jornadas de trabajo. La vida era trabajar.

Hoy el trabajo es parte de la vida, pero la vida es mucho más que el trabajo.
Las nuevas generaciones traen incorporada esta cultura. Si el ejecutivo tiene mayor interacción con su círculo familiar, su grupo de amigos y su comunidad, será más creativo, se mostrará más innovador y podrá ser más eficiente.

Corresponde a quienes tienen más responsabilidades liderar en esa dirección. Si uno se va a su casa a las 10 de la noche, no estimula desde el ejemplo. Provoca un efecto cascada.

En American Express fomentamos que el empleado pueda tener una agenda personal, familiar y social, que garantice que no permanezca en la oficina más allá de su jornada laboral normal. Generamos nuevas actividades, como campeonatos de fútbol, de tenis, de bowling, y sumamos al paquete de beneficios gimnasio sin cargo para todo el personal, actividad que en su primer año logró una adhesión del 80% hecho que consideramos un éxito muy significativo.

Además, la política de horario flexible permite a nuestros empleados organizar su jornada
laboral y personal en forma más eficiente.
Esta iniciativa responde a una realidad: no podemos pensar en nuestros más de 1200 empleados como un total que tiene las mismas necesidades. Hace varios años American Express fue pionero en la implementación del “flex time”, que permite a nuestros empleados tomarse medio día off, compensando el resto de los días.

Nuestras políticas son herramientas que facilitan estos cambios. Por otro lado, nuestra infraestructura también se adapta a la realidad actual y permite el trabajo virtual: todos nuestros puestos superiores tienen una laptop, conexión a Internet y conexión virtual telefónica, de manera que pueden manejar la tarea diaria desde sus casas perfectamente.
Aunque evidentemente, hay tareas en las que esto es más difícil, como sucede en el caso de
los responsables de la atención telefónica.

Trabajamos en diferentes aspectos para ofrecerles el mejor ambiente de trabajo, tales como sesiones de masajes durante los breaks - shiatzu y otras técnicas-, concientización en temas de alimentación saludable y otros temas de salud preventiva, tan importantes para lograr el equilibrio que buscamos.

American Express aspira a ser la marca de servicios más respetada del mundo. Para una empresa de servicios, su mayor potencial es su gente. El compromiso de nuestros empleados, es el cimiento de nuestro éxito.

Es por ello que de la misma manera en que buscamos ofrecer los mejores productos y servicios a nuestros clientes, queremos ser los mejores empleadores, porque estamos convencidos que es el modo en que se balancea la ecuación. El año pasado fuimos elegidos la mejor empresa para trabajar en la Argentina, según la encuesta "Great Best Place To Work" que desarrolla el Grupo Managers y publica Clarín.
Queremos mantener esta posición de liderazgo. Cada año significa un nuevo desafío, porque tenemos un estándar muy alto.

Parte del secreto es una administración eficiente del tiempo y las agendas.

Un tema esencial es definir las prioridades.
En general, todos sentimos que tenemos más cosas para hacer, que las que finalmente podemos hacer. Para manejar esta situación, hay dos factores clave. Por un lado, la “Regla del 20/80”: qué cosas de las que tengo que hacer, representan el 20% que va a generar el 80% de los resultados (y cuáles llenan mi agenda, pero en realidad no generan valor).
El otro gran tema es saber decir no y, desde el senior management, saber establecer 2 o 3 prioridades y expectativas claras, en lugar de un listado de muchos objetivos que terminan siendo irrealizables. Por último, para lograr una agenda eficiente es fundamental contar con una buena asistente, aliada invalorable a la hora de cuidar el balance de las cosas y el manejo de tiempos reales.

Por su parte los viajes afectan cuestiones personales como las reuniones familiares, y dificultan el cumplimiento de una rutina como ir al gimnasio, practicar un deporte e incluso, alimentarse de determinada manera.
Soy muy conciente de estos temas, genero y respeto mis hábitos y los del resto de los colaboradores. Me gusta correr y leer, mis zapatillas y mis libros viajan conmigo. Nunca paso un fin de semana lejos de mi casa y familia. Eso es para mí una regla. Vuelvo los viernes, no importa dónde esté.


Una mención particular merece la tecnología, celular, Blackberry, correo electrónico, etc.
Las herramientas con las que contamos hoy en día, pueden representar un valor agregado o un problema, depende de cómo se las administra. Sin ninguna duda, el avance en la tecnología año significa un nuevo desafío, hoy podemos trabajar a distancia como si estuviéramos sentados en la propia oficina.
Sin embargo, como en todo, requiere un equilibrio y saber establecer ciertos límites.

Cuando permanezco varios días en otro país a veces veo colegas que están todo el tiempo pendientes de la Blackberry… Creo que si uno no puede dejar de monitorear permanentemente lo que pasa, es porque no sabe delegar. Las nuevas facilidades tecnológicas no administradas correctamente, de alguna manera, pueden alimentar el estilo de management de la generación anterior.


Si bien uno se plantea que en el proceso de selección debemos apuntar a personas capaces de establecer límites sanos entre trabajo y vida familiar, mucho más importante son las prácticas de los líderes. El talento y la creatividad se imponen como factores diferenciadores de las personas, los productos y servicios.

Para ello, es imprescindible contar con una visión amplia y diferente del mundo. Si todos están ensimismados en sus propios ámbitos de trabajo, es muy difícil tener otras perspectivas, y eso encierra a la compañía puertas adentro. Las compañías deben dar espacio a que la creatividad, la innovación y la flexibilidad.

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