Por Guillermo Ceballos Serra
Existe suficiente literatura que trata los criterios
para identificar las diferencias entre las PYMES y las grandes empresas.
Generalmente se basa en el número de empleados, niveles de facturación, capacidad
económica, contribución fiscal o su carácter local o regional / internacional
entre tantos otros, pero existe mucha menos información sobre temas comunes a
ambas.
Sin desconocer las diferencias entre ambas hay un
numero de situaciones que son comunes a todo tipo de organizaciones, momentos y
tipos de decisiones que deben tomar todo los ejecutivos independientemente de
donde se desempeñen.
La primera situación que enfrentan todas las
organizaciones es priorizar miradas táctica y estratégica por sobre la operativa.
La vorágine de las organizaciones hace que el rol de los ejecutivos sea
predominantemente reactivo. Es muy
difícil escapar de la “trampa” del día a día o como lo llamábamos en una
organización el “todo vale uno”, problemas que se acumulan compitiendo por la
atención de los lideres y gerentes, hace que se pierda la perspectiva que
distingue lo urgente de lo importante.
En este caso me caso deberíamos tener presente para
inspirarse, la imagen de un piloto de avión, actividad donde no hay nada más
planificado que un vuelo, horarios, rutas, velocidades, nunca se pierde el
norte, aunque haya que improvisar si se cruza con una bandada de pájaros. En
definitiva, se trata de tener presente objetivo estratégico, aunque se esté
sumergido en problemas.
El segundo desafió es reducir la ambigüedad y
complejidad operacional. Claramente este es un mandato para todas las
organizaciones. Reducir la ambigüedad y complejidad en la
gestión de personas, negocios y procesos. Se trata de encontrar la forma de
dirimir el combate entre la burocracia y la agilidad. La falta de políticas y procesos genera zonas
grises, superposiciones, idas y vueltas, áreas abandonadas por falta de
definición, por tanto, la organizaciones que sufren ambigüedad o complejidad
por ausencia de definiciones, deben dar un paso adelante hacia algún grado de
institucionalización adecuado a la naturaleza del negocio, que ordene, pero que
las mantenga ágiles.
Cuando los problemas surgen por el exceso normativo o
obsolescencia de las políticas y procedimientos, es necesario tener en cuenta
que las organizaciones son conservadoras por naturaleza, por tanto, conviene
cuestionar integralmente si lo que se está haciendo. ¿Hacemos lo que debemos?
¿Hacemos bien cosas que han dejado de ser útiles? ¿Deberíamos replantear todo
desde cero? Muchas veces esa es la respuesta correcta.
El tercer tema común es facilitar la adopción de
nuevas tecnologías. Actualmente hay tecnologías disponibles para todo,
complejas, amigables, en la nube o en la tierra, de código abierto y para todo
tipo de presupuestos. Por ello la dificultad no reside tanto en conseguirla sino
en adoptarla, utilizarla, mantenerla. ¿Cuál es la visión de la infraestructura?
¿De las capacidades? Todas estas decisiones propias del liderazgo. ¿Cómo vencer
la resistencia al cambio, a su utilización?
Personalmente he visto en compañías muy importantes, que disponen de herramientas poderosísimas pero que se encuentran increíblemente subutilizadas o no utilizadas en absoluto. En muchos casos se utilizan planillas Excel cuando podrían disponer de información on line, si hicieran el esfuerzo de adoptar la nueva tecnología. El principal motivo de fracasos cuando se introduce nueva tecnología es olvidar el aspecto humano. ¿Cómo vencer la resistencia al cambio? Lo repito porque a veces pareciera que el capitulo de gestión del cambio no se conjuga adecuadamente en los proyectos tecnológicos, cuando es objetivamente el principal obstáculo para su implementación.
Un tema crucial para la existencia de cualquier
organización es entender las necesidades del cliente y visualizar a los
nuevos competidores. ¿Cómo generamos
la satisfacción del cliente, cuando cambia continuamente? Cambio de
necesidades, bombardeos publicitarios que cambian o generan nuevas necesidades.
¿Cuál es la propuesta de valor? ¿Cómo me relaciono? ¿Qué canales utilizo?
¿Cuál es mi cliente? ¿De dónde vienen mis ingresos? ¿Socios clave? ¿Actividades
claves? ¿Recursos clave y costos? ¿Tenemos un ejercicio Canvas actualizado?
¿Conocemos bien a nuestros clientes actuales? ¿Y los
no clientes? Definitivamente un universo infinitamente mayor a los clientes
actuales ¿Qué ocurre con aquellos que nos conocen y no compran? ¿Quiénes son
los que no nos conocen, pero si lo hicieran podrían comprarnos? Al menos
algunos de ellos.
En relación con los competidores, siempre se conocen a
los tradicionales del mercado, pero ¿qué hacemos para detectar futuros nuevos
competidores? ¿Estamos al tanto de las nuevas tendencias, hábitos, tecnologías,
que facilitan el acceso de nuevos jugadores? ¿Qué hacemos para anticiparnos?
¿Tenemos claro que pueden venir de cualquier lado, de cualquier mercado y no
serán como los tradicionales?
Último, pero igual o más importante, es el reto de
conformar un equipo de trabajo capaz de enfrentar los nuevos desafíos. Se
trata de integrar un grupo motivado, conocedor y cocreador de la estrategia,
debidamente capacitado y adaptado a la cultura de la organización para poder apalancar
la estrategia en la cultura. ¿Contamos con los perfiles adecuados?, ¿contamos con
las competencias y grado de maestría adecuado? ¿Existe una filosofía y actitud
de agilismo, adaptabilidad y organización? ¿Sabemos donde buscarlos? ¿Somos
capaces de aceptar diferentes modalidades contractuales como para poder
incorporar a todos los tipos o perfiles de talento que se requieren?
A veces se escucha decir, que hay ciertos talentos que
las PYMES no pueden contratar o que carecen de los presupuestos para contratar.
Simplemente quisiera recordar que las grandes organizaciones prescinden de
personal muy capacitado y experimentado cuando rondan los 50 años de edad y no
pueden reinsertarse en las grandes corporaciones. Apuntar a estos talentos desaprovechados
con capacidad de adaptación a dimensiones mas pequeñas, puede ser sumamente
atractivo para ellos como para las pequeñas y medianas empresas, simplemente
hay que dejar de lado los prejuicios.
Todos estos temas comunes están embebidos en las
culturas empresariales, porque la cultura se come a la estrategia no solo en el
desayuno y sino también en el almuerzo. Cuando hablamos de cultura significa
que las personas están en el centro. Todo tema de negocio implica un tema de
personas, que las personas son el eje donde gira toda la actividad.
Tengamos presente que el lugar donde una organización se
encuentra hoy se debe a decisiones tomadas hace 5 o 10 años. El lugar donde nos
encontraremos en 5 o 10 años, es el fruto de las decisiones que estamos tomando
ahora. ¿Cómo queremos que se describa
a nuestra organización mañana?
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