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Por Guillermo Ceballos Serra
Llamamos Strategic Hunting y no
Head Hunting a la búsqueda de talentos
esenciales para el logro de los objetivos estratégicos del plan de negocios
corporativo, independientemente de su posición en la estructura jerárquica,
ya el talento es esencialmente democrático y se distribuye libremente por toda
la organización.
Puede ser tanto un alto ejecutivo
(aunque se supone que siempre debería serlo) o una posición intermedia o
especialista cardinal para la organización.
A la hora de iniciar un proceso
de hunting estratégico es vital la
experiencia de quien lo lleva adelante en cuanto a conocimiento del
mercado; esto incluye las culturas
organizacionales, los ejecutivos existentes activos o no, sea que los conozca por haber operado en un
mercado determinado, hayan sido sus compañeros de trabajo o haya interactuado
con ellos en relación de cliente – proveedor. Cuando quienes realizan el proceso de búsqueda
son profesionales con años de trayectoria trabajando en conjunto y sumando
conocimiento de distintos mercados, el producto final, los “shortlisters”,
resultan de calidad superior que cuando participan jóvenes capaces, entusiastas
pero sin conocimiento de los mercados y las organizaciones desde las primeras
etapas de proceso.
El conocimiento de la persona y
sus habilidades en acción es más relevante, en mi opinión, que las
proyecciones de los test que pudieran
implementarse para predecir futuros comportamientos. En definitiva, se trata de analizar hechos versus proyecciones aleatorias de comportamiento. Entiendo
que si bien el pasado no es un predictor eficiente del futuro, es un indicador
cierto y verificable.
Sin duda, las herramientas
evaluativas, predictivas y big data, se han desarrollado sustancialmente y lo seguirán haciendo,
permitiendo identificar las habilidades
requeridas, pero eso no garantiza el éxito futuro del candidato. No existe portabilidad garantida del
talento de una organización a otra, porque cada organización es un sistema,
con cultura y equipos únicos.
Por ello, es que es necesario formular el concepto de Inplacement,
a fin de “garantizar”, con limitaciones, pero mayores posibilidades de éxito, el máximo ajuste posible entre las habilidades y los
desempeños esperados por la organización.
Inplacement significa prestar un servicio individualizado a las
necesidades del candidato y su nuevo empleador, acompañando el tránsito hacia la nueva
posición, concluido el proceso de hunting, basados en una competencia esencial
en tiempos de escenarios volátiles, el deseo y la capacidad de aprender
continuamente.
En efecto, se trata de acompañar
la transición, desde el momento cero,
(cuando se toma la decisión de incorporarlo) poniendo a disposición los
profesionales especialistas que hagan falta para que el elegido, cuente con el
mayor conocimiento de la industria y de la organización, facilitar su capacidad
de entendimiento y diagnóstico y posteriormente, posibilitar la toma de
decisiones adecuada para el contexto que atraviesa la compañía.
¿Quién puede prestar estos servicios? Aquellas consultoras que integran varias áreas de negocio y se apoyan en su propio equipo de consultores e integran el grupo de apoyo. El resultado: vincular a largo plazo a los nuevos talentos con la empresa, a través de un proceso de integración preciso y sistemático para el logro de los objetivos corporativos.
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