NOVIEMBRE 2024

domingo, 2 de julio de 2017

TELETRABAJO: EL FIN DE UN SUEÑO



Por Eugenio Marchiori y Andrés Hatum - Profesores de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella.

"Trabajar desde el hogar es cada vez más el sueño de muchos empleados", dice una nota de la revista de negocios Forbes. Se ha convertido casi en un lugar común sostener que el teletrabajo beneficia tanto a las empresas como a su gente. Los motivos sobran; entre otros se pueden mencionar:

Aumento de la productividad: al estar en un ambiente más silencioso y con menos distracciones, los empleados se encuentran más enfocados y concentrados, lo que impacta en forma directa en su rendimiento.

No hay necesidad de traslados: esto trae varios beneficios asociados. En primer lugar, la disminución del uso de vehículos reduce la contaminación con el consiguiente beneficio para el medio ambiente. En segundo lugar, se libera tiempo que los empleados pueden dedicar a la familia, a practicar deportes o a otras actividades que mejoran el balance vida laboral y personal. En tercer lugar, se consigue reducción de gastos, ya sea de combustible o de transporte. Por último, se evitan embotellamientos y demoras, lo que reduce el estrés y mejora la salud.

Mayor lealtad y compromiso de los empleados: la posibilidad de ajustar los horarios es reconocido y agradecido, lo que contribuye a disminuir la rotación. El beneficio es valorado en particular por las madres o los padres que están a cargo del cuidado de niños o de personas mayores.

Reducción de los costos empresariales: esto se produce por varias causas como la reducción en la superficie necesaria de oficinas; la facilidad de contratación sin restricción geográfica, y; la mejor gestión de los horarios regionales por parte de las compañías multinacionales.
En síntesis, el trabajo en el hogar aviva una serie de círculos virtuosos que se retroalimentan y producen mejoras en la productividad de la empresa y en la calidad de vida de sus integrantes.

Sin embargo, no todo es un lecho de rosas. Debido a la naturaleza del trabajo que realizan, las empresas de tecnología deberían ser las más beneficiadas con esta modalidad. Entonces, ¿cómo se explica que líderes del mercado como Google o Apple nunca la hayan adoptado? ¿Qué ocurrió con otros gigantes de la industria que, luego de haberlo intentado, regresaron al estilo tradicional de trabajo?

En ese sentido, está latente el caso de Yahoo! -una de las pioneras en enviar a sus "yahoos" al hogar- que, tras el arribo de Marissa Mayer, ordenó a sus empleados cambiar sus pijamas por jeans y volver a la oficina. El último caso es -nada menos- que el de IBM, empresa pionera en la modalidad de teletrabajo, que hace poco comenzó a reincorporar a las oficinas al 40% de sus empleados que trabajaban a distancia.

A pesar de sus aparentes ventajas en términos de productividad y de calidad de vida, el teletrabajo perjudica a personas y a empresas de varias formas. En el corazón de estos daños, se encuentra la falta de comunicación cara-a-cara, experiencia humana irremplazable y sustento esencial de la cultura.

Cuando poco antes de morir Steve Jobs imaginó el Apple Camp -la nueva nave insignia de la compañía-, buscó generar espacios en los que los empleados se pudieran concentrar durante un instante y luego "chocar" con otros. La solución fue unas oficinas modulares o "pods" (receptáculos) que pueden ser usados por cualquiera. La idea de Jobs era meter a 12.000 personas en un solo edificio abierto en el que se pudiera circular sin barreras. Se había inspirado en Pixar -la madre de éxitos como Toy Story, Buscando a Dori y Up!, entre otros-, arquetipo de la creatividad. Para reafirmar el estímulo a los choques, el edificio tiene un gimnasio de más de 9000 metros cuadrados y una sola cafetería con capacidad para 4000 personas.
Algo similar ocurre con Google. La compañía es célebre por haber fijado la vara en lo que respecta a oficinas amigables. Cafeterías, zonas de relax, salas con juegos, restaurantes de cocina internacional, gimnasios, masajes y hasta boxes para dormir la siesta la convierten en la meca de cualquiera. Google no necesita obligar a sus empleados a ir a la oficina, ellos van entusiasmados.
Cuando las personas comparten el espacio, se producen encuentros casuales o programados que son -a la vez- fuente de inspiración y de crecimiento personal, ya que sirven para compartir experiencias, conocimientos e ideas.

Esas múltiples interacciones generan las innovaciones de las que se nutren las compañías que se proyectan al futuro. Desde luego, no es sencillo cuantificar los resultados en términos económicos de corto plazo, como sí ocurre con los ahorros generados por el teletrabajo. Porque, ¿cómo saber cuál será y cuándo nacerá el próximo Google maps o el nuevo Ipad?

Doble filo
Para los empleados, el teletrabajo es un arma de doble filo. Ellos corren el riesgo de que, en poco tiempo, su trabajo se convierta en una commodity reemplazable con facilidad desde cualquier punto del globo. De hecho, la modalidad de trabajo que más está creciendo es la de los freelancers o trabajadores independientes. La competencia global puede tornase feroz. Por fortuna, la creatividad es una competencia distintiva difícil de reemplazar a distancia. Aquellos defensores acérrimos del trabajo a distancia deberían reflexionar sobre este punto.
Todo parece indicar que, cuando el foco es la productividad y los resultados económicos en el corto plazo, el teletrabajo es un camino efectivo. Ahora, aquellas empresas cuya visión está más allá del próximo trimestre y que persiguen la sustentabilidad a largo plazo saben que la creatividad y la innovación son indispensables. Son estas últimas las que seguirán estimulando el invalorable vínculo cara a cara entre su gente.

Volver a la oficina
Comunicación: Muchas empresas abandonan el teletrabajo porque dificulta la comunicación cara a cara y el intercambio de conocimientos e ideas.
Creatividad: Otra consecuencia no deseada del empleo remoto es la falta de interacciones que son fundamentales para tareas creativas o de innovación.

Efecto casual: Cuando se comparte una ofician se generan encuentros casuales que son fuente son fuente de inspiración.

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