MAYO 2025

jueves, 1 de mayo de 2025

DÍA DEL TRABAJO – ¿UNA MIRADA UTÓPICA O SUPERADORA?

 


Por Guillermo Ceballos Serra

El 1° de mayo nació en un contexto de lucha y reivindicación. Fue, en su origen, una jornada marcada por la confrontación y la necesidad de hacer visibles derechos negados.

Hoy, sin olvidar esa historia, propongo resignificar esta fecha como una oportunidad para celebrar el valor del trabajo en todas sus formas y reconocer el encuentro que lo hace posible.

Porque detrás de cada logro hay una historia compartida: la del que, apuesta, arriesga y genera oportunidades y la del que se compromete con pasión, talento y esfuerzo.

El trabajo nos une, nos transforma y nos eleva. ¿Y si en este Día del Trabajo, honramos esa alianza silenciosa que mueve al mundo? Una alianza que no enfrenta, sino que complementa. Que no divide, sino que construye.

Celebremos una visión más humana, colaborativa y sostenible del trabajo, en la que trabajadores y empleadores caminan juntos, enfrentando desafíos, compartiendo logros y construyendo futuro.

Prefiero soñar.

¡Feliz Día!

 


miércoles, 30 de abril de 2025

EL SENIORITY QUE NADIE TE ENSEÑA

 


Por Christian Reina Segura. Gerente de Mercadeo, Americana de Colchones. Experto en Estrategia Digital & Posicionamiento de Marca. Bogotá, Colombia.

El seniority que nadie te enseña: no se aprende en un MBA, no se hereda, y se demuestra cuando nadie te aplaude.

En estos días he leído varios posts sobre seniority. Algunos bien intencionados, otros algo idealistas. Pero casi todos se quedan en lo evidente:

  • “No confundas seniority con años de experiencia.”
  • “Lo importante es el impacto.”
  • “No se trata del cargo, sino del valor.”

Y sí, todo eso es cierto. Pero falta decir lo incómodo. Lo que no se enseña en un MBA. Lo que no se presume en un pitch o lo que nadie te hereda.

Porque el verdadero seniority nace en los momentos de crisis, no en la estabilidad.

He visto personas con 12 años en un cargo repetir el mismo año una y otra vez. Y también he trabajado con líderes de 3 años que, por haber atravesado caos, presión y decisiones duras, crecieron diez veces más, si 10x.

Entonces… ¿de qué se trata realmente el Seniority?

De accountability real.

  • De asumir, incluso cuando no es tu culpa.
  • De tomar decisiones difíciles con criterio, no con miedo.
  • De proteger a tu equipo sin excusas.
  • De ser firme sin perder humanidad, y vulnerable sin perder liderazgo.

Se trata de formar carácter, no solo formar equipos.

Porque seniority no es saberlo todo. Es actuar sin tener todas las respuestas. Es avanzar en medio de los grises. Es medir tu impacto por lo que transformas, no por lo que entregas.

Y sobre todo, es profundidad en el mindset:

  • Es saber escuchar más de lo que hablas.
  • Es aceptar que ya no lideras por tu conocimiento técnico, sino por tu capacidad de inspirar, contener, retar y construir visión.
  • Es dejar el ego afuera y apostar por el todo, no por tu parte.
  • Es mantener el rumbo cuando el contexto cambia y cuando los KPIs dejan de ser tu brújula.

El verdadero seniority nace cuando:

  • Te equivocas y no culpas a otros.
  • Tomas decisiones incómodas con base en visión, no en ego.
  • Proteges a tu equipo, incluso cuando el error fue suyo.
  • Pides ayuda sin vergüenza, y das sin esperar crédito.
  • Aprendes a soltar lo que no funciona, incluso si tú lo creaste.
  • Mides tu éxito por el impacto que dejas, no por las horas que trabajas.

Seniority no es el aplauso. Es la coherencia cuando nadie te está mirando.

Pero hay algo más...

Y lo aprendí de una jefa que, sin levantar la voz, sin buscar protagonismo ni validación, lideraba con un nivel de conciencia admirable.

Ella tenía esa capacidad rara de decir las cosas con calma, con serenidad, pero también con dirección y firmeza. No se dejaba llevar por la presión del momento. Sabía cuándo hablar, cómo decirlo y en qué tono. Era estratégica, pero también humana. Directa, pero jamás hiriente.

Y sobre todo, sabía que el verdadero poder no está en el volumen… sino en la presencia consciente.

Ese nivel de liderazgo está más arriba del seniority. Es liderazgo maduro, basado en el tacto, en el criterio emocional, en saber leer momentos. En entender que no se trata solo de dominar cifras o hacer presentaciones bonitas, sino de construir relaciones y mover conversaciones difíciles sin romper a las personas.

Eso, también se construye. Y se entrena. Pero muy pocos hablan de ello.

Te comparto dos momentos reales que viví y me han marcado dentro de mi experiencia laboral:

Uno, que me llenó de orgullo: Semanas después de dejar un cargo, un colaborador me llamó:

“Chris, seguimos con la estructura de tus reuniones. Tu legado continúa.” Ahí entendí que seniority también es lo que permanece cuando ya no estás.

Y otro, que me mostró lo contrario: En un comité comercial, una líder de una marca de lujo llegó sin cifras, ideas ni preparación. Evadió su responsabilidad culpando a otras áreas y terminó llorando, buscando compasión. No por la emoción, sino por usar la victimización como estrategia.
Eso no es seniority. Eso es fragilidad profesional disfrazada de liderazgo.

Desde mi experiencia liderando marketing, transformación digital y equipos multidisciplinarios, te digo:

No te vuelves senior por sumar años, ni por coleccionar títulos, ni por hablar perfecto en inglés o dominar alguna herramienta. Te vuelves senior cuando llegas al liderazgo maduro y puedes sostener el peso de tus decisiones, basado en el tacto, en el criterio emocional, en saber leer momentos, incluso en silencio. Cuando puedes levantar a un equipo quebrado sin quebrarte tú. Cuando entiendes que el liderazgo no se trata de ti.

¿Estás cultivando seniority o solo acumulando experiencia? ¿Estás creciendo en títulos… o en profundidad?

Estoy convencido de que el seniority que importa no se mide en cargos, sino en criterio, visión, resiliencia, liderazgo y humanidad.

Y eso, no viene con los años. Viene con las cicatrices bien llevadas.


Publicado en Linkedin el 10 de abril de 2025 y en este espacio con expresa autorización del autor.

martes, 15 de abril de 2025

SANTIAGO BILLINKIS: Enseñar y aprender en la era de la inteligencia artificial




La inteligencia artificial llegó para reescribir la manera en que enseñamos y aprendemos. 

En un nuevo episodio de AI Conversation, Ramiro Sanchez, Sr Director de Marketing para Google Latinoamérica y Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, exploran el futuro del conocimiento en un mundo impulsado por IA. 

¿Qué habilidades serán fundamentales? ¿Cómo podemos aprender mejor? 

La IA generativa presenta nuevas oportunidades para la educación formal, incluyendo la personalización del aprendizaje, la evaluación de contenidos y la exploración de nuevas didácticas. Y ambos comparten claves para aprovechar Gemini al máximo en el proceso educativo.

sábado, 12 de abril de 2025

PLAYING GOD: LA RESURRECCIÓN DEL LOBO Y LOS DILEMAS DE LA TECNOLOGIA




 Por Guillermo Ceballos Serra

Hace unos días me crucé con una noticia que parecía sacada de una serie de ciencia ficción: científicos lograron revivir al lobo huargo, el emblema de los Stark en Game of Thrones. Pero más allá del impacto mediático, lo que me movilizó fue otra cosa: ¿hasta dónde nos está llevando el poder de la tecnología? ¿Debe haber un límite entre lo posible y lo debido? Si así fuera ¿quién lo define?


1. DE LA FANTASÍA A LA REALIDAD

En un giro tan sorprendente como inquietante, científicos han logrado revivir una criatura que se asemeja notablemente al legendario lobo huargo de Game of Thrones. La noticia, publicada recientemente por The New York Times y replicada por todos los medios del mundo, nos transporta desde el reino de la ficción hasta el umbral de una nueva realidad, donde lo imposible parece cada vez más alcanzable. Para los que disfrutamos de la aclamada serie, el huargo era mucho más que un animal: era el símbolo viviente de la familia Stark, un emblema de lealtad, poder ancestral y destino trágico. Hoy, ese símbolo ha sido devuelto a la vida, al menos en parte, gracias al poder de la biotecnología.


2. LA CIENCIA FICCIÓN YA ES CIENCIA DE LOS HECHOS

La ciencia avanza a un ritmo vertiginoso. Lo que ayer era fantasía hoy comienza a materializarse en laboratorios y centros de investigación. Desde la clonación de la oveja Dolly en 1996, pasando por el ambicioso Proyecto Genoma Humano, hasta los desarrollos más recientes en edición genética como CRISPR, hemos ido tomando un control sin precedentes sobre la vida misma.

Uno de los hitos más disruptivos ha sido la posibilidad de revivir especies extintas. Iniciativas para devolver a la vida al mamut lanudo o al tilacino (el "tigre de Tasmania") se encuentran en pleno desarrollo. En este contexto, la recreación del huargo —aunque no sea una copia exacta del lobo prehistórico— representa otro paso significativo. Se trata de un animal que representa tanto una proeza científica como una provocación cultural: ¿cuán cerca estamos de reanimar lo perdido? ¿Y a qué costo?


3. JUGAR A SER DIOS

"Jugar a ser Dios" no es una simple metáfora; es un dilema ético profundo que nos acompaña desde los albores de la ciencia moderna. Describe el impulso de alterar profundamente los procesos naturales, tomando decisiones que antes estaban reservadas al azar, la evolución o lo divino. Y hoy, ese dilema se torna cada vez más real y urgente.

Desde una perspectiva creyente, esta expresión también remite a la tentación del hombre de ocupar el lugar del Creador, olvidando su condición de criatura. En lugar de colaborar humildemente con la obra de Dios, el riesgo es caer en la ilusión de autonomía absoluta, donde todo lo técnicamente posible parece también moralmente aceptable.

La ingeniería genética nos permite modificar el ADN de embriones; la clonación, replicar organismos; la inteligencia artificial, recrear conductas humanas; y la biología sintética, construir formas de vida desde cero. Estas capacidades nos colocan frente a una paradoja: cuanto más podemos hacer, más debemos cuestionarnos si debemos hacerlo. ¿Dónde trazamos el límite entre el avance y la arrogancia? ¿Entre la admiración por lo posible y la hybris de creernos infalibles?

Este dilema ha sido explorado en la cultura popular en numerosas ocasiones. El episodio "Be Right Back" de Black Mirror es un caso paradigmático: una joven pierde a su pareja y, gracias a una tecnología avanzada, logra recrearlo primero en forma de inteligencia artificial conversacional, y luego como androide físico. Pero el resultado es inquietante. ¿Es ese ser una réplica fiel o una ilusión vacía? ¿Estamos creando vida o sólo imitando su superficie? Si hoy es posible resucitar una mascota, ¿mañana lo será un ser amado? ¿Y pasado mañana, una figura pública, un líder, una celebridad…?


4. NOSTALGIA Y PODER: ¿PODEMOS RECREAR LO IRREMPLAZABLE?

La recreación del huargo despierta una pregunta más profunda: ¿qué haríamos si tuviéramos la capacidad de reconstruir personas a partir de datos, recuerdos o modelos digitales? ¿Hasta dónde puede llevarnos la tecnología cuando se encuentra con nuestra necesidad afectiva y nuestra nostalgia?

Imaginemos que no se trata ya de una criatura simbólica, sino de un ser humano. La tentación de "traer de vuelta" a alguien que marcó nuestras vidas —sea un ser querido, un referente o incluso un personaje icónico— podría ser tan poderosa como peligrosa. ¿Es ético recrear lo que alguna vez fue único e irrepetible? ¿Cómo afectaría eso a nuestra concepción de la dignidad, la identidad y el alma?

En esta era de simulaciones hiperrealistas, deepfakes y avatares digitales, corremos el riesgo de confundir lo virtual con lo verdadero, y lo creado con lo dado. No se trata sólo de lo que la tecnología puede lograr, sino de lo que nosotros estamos dispuestos a hacer con ella, y del sentido con el que usamos ese poder.


5. ENTRE EL ASOMBRO Y LA RESPONSABILIDAD

La ciencia ha alcanzado un poder que bordea lo milagroso. Pero con ese poder viene una responsabilidad aún mayor: la de actuar con conciencia, con límites, con ética. Revivir al huargo puede parecer un homenaje entrañable, pero también es una advertencia sobre hasta dónde estamos dispuestos a llegar.

El progreso es un bien, siempre que esté al servicio de la persona humana y del bien común. La tecnología no debe alejarnos de lo humano, sino ayudarnos a custodiar su dignidad. El desafío está en integrar el asombro por lo que podemos lograr con la humildad para reconocer lo que no nos corresponde controlar.

Hoy fue Fantasma, el huargo. Mañana, ¿quién? ¿Qué tan lejos estamos de convertir la nostalgia en carne y hueso? ¿Qué tan cerca estamos de jugar a ser dioses… y equivocarnos como humanos?



Me interesa saber qué opinás:
¿Estamos preparados para convivir con lo que la ciencia nos permite crear o revivir?
¿Dónde trazamos el límite entre la innovación y el respeto por lo esencial?

jueves, 10 de abril de 2025

¿LA IA VA A REEMPLAZARME EN EL TRABAJO?

 


Por Sergio Sperat. Knowledge Strategy Director – ESTRATEGA.                                            Founder and Product Visionary - Xitrus

La ciencia ficción no hace más que espantarnos con situaciones futurísticas hipotéticas donde sucumbimos ante el dominio de "las máquinas inteligentes". Pero ¿realmente estamos frente a un escenario de tal magnitud? Bajamos a tierra este misterio.

La ciencia ficción no hace más que espantarnos con situaciones futurísticas hipotéticas donde sucumbimos ante el dominio de "las máquinas inteligentes". Pero ¿realmente estamos frente a un escenario de tal magnitud? Bajamos a tierra este misterio.

Sabemos que la IA es software y, por lo tanto, es tan "inteligente" como aquellos que lo programaron. Se escucha que estos programas "aprenden", pero esto también hay que tomarlo con pinzas y para entender bien a qué se refiere hace falta meterse en la trastienda de cómo se llevó a cabo ese proceso de aceptar nuevas variantes de respuestas frente a conocimiento nuevo. Muchos de nosotros no tenemos interés en meternos en ese lugar.

 ¿A cuántos de nosotros nos interesa entender cómo hace nuestra planilla de cálculo para crear y manipular una Tabla Dinámica? Simplemente la usamos.

Ahí nos vamos acercando al tema central: las aplicaciones de IA son como las planillas de cálculo, es decir, son herramientas. Y mientras mejor las conozcamos, mejor uso vamos a hacer de ellas, mejora las vamos a aprovechar, y más productivos seremos en nuestro desempeño laboral.

Cuando a principio de los ´90 surgieron Lotus 1-2-3 y Quattro Pro, las pioneras de las planillas de cálculo de alcance global, a nadie se le ocurría que estas aplicaciones nos iban a hacer perder nuestro empleo. Claro, sólo hacían cuentas y cálculos matemáticos a mucha velocidad. No tomaban decisiones ni hacían trabajo creativo. ¿Pero ahora con la IA nos sentimos amenazados porque tienen la capacidad para tomar decisiones y ser creativa? Rotundo NO.

¿Un tomógrafo reemplaza al médico que hace un diagnóstico? ¿Una cámara intravenosa remplaza al cardiólogo para insertar un stent? ¿O al gastroenterólogo en hacer una colonoscopía? Estos equipos médicos tienen incorporados sistemas operativos muy sofisticados y avanzados, y asisten a los profesionales en sus diagnósticos y sus intervenciones. Y ya hay muchos de estos equipos que ya incorporan componentes de software que funcionan como asistentes basados en IA para aumentar la calidad y precisión de los tratamientos y diagnósticos. 

Los profesionales ven estos avances con beneplácito, porque saben que no hay reemplazo para sus habilidades y conocimientos al momento de tomar una decisión de impacto en la salud de una persona.

El lector puede argumentar aquí que la profesión médica es la excepción, y esto no aplica a tareas organizacionales típicas como el proceso de facturación, el pago a proveedores o la conciliación de cuentas bancarias. Hay miles de decisiones embebidos en los procesos de negocio que se podrían automatizar con criterios más "inteligentes". Y los sistemas de gestión empresarial (conocidos como ERP por su sigla en inglés) van en esa dirección. ¿Van a reemplazar a los empleados, jefes y gerentes? Ya creo que saben la respuesta: nuevamente NO. La herramienta es tan buena como el que la utiliza.

¿Qué tengo que hacer entonces para "aprender" a utilizar mejor estas nuevas herramientas de IA? En primer lugar, descartar el prejuicio que estos conocimientos solo son para programadores. Los principios de la IA son conocimientos que se aplican tanto para asistirnos en la toma de decisiones como en la interpretación de los datos que residen en los sistemas empresariales. Y estos conocimientos se pueden adquirir, como cuando hicimos cursos de computación en la escuela, donde nos enseñaban qué era un sistema operativo, los archivos, la navegación por Internet, un procesador de textos y una planilla de cálculo.

Cuando escuchamos que las organizaciones quieren convertirse en organizaciones basadas en datos, lo que quieren decir es que desean aprovechar mejor y de manera más eficiente el cúmulo de datos almacenados digitalmente a través de sus sistemas empresariales, sean éstos aplicaciones formales (como los ERP) o simples repositorios de documentación compartida para trabajo colaborativo.

Al entender mejor el mundo de los datos, estamos mejor preparados para entender que la IA no es una herramienta que nos va a reemplazar, sino que nuestros trabajos se van a transformar, como en su momento ocurrió con las planillas de cálculo, o el resonador magnético en la medicina.

Ya solo es una cuestión de cuándo llegará a nuestra organización.


Nota del autor: ninguna plataforma de IA fue utilizada en la redacción de este artículo.


Publicado en El Cronista el 29 de marzo de 2025 y en este espacio con expresa autorización del autor.


viernes, 4 de abril de 2025

LA GEOGRAFÍA DEL TALENTO

 

Por Susana von der Heide. Founder & Thinking Partner en VON DER HEIDE

Si algo nos enseñó la historia de la filosofía es que el “ser” es una construcción en permanente evolución. Sartre nos diría que estamos condenados a ser libres, y en ese vértigo de la existencia, lo mismo sucede con el talento: no es una condición estática, sino una elección, una posibilidad en constante movimiento.

Pero, ¿qué es el talento?  A esta altura ya bien sabrán que no creo en definiciones encorsetadas.  Prefiero verlo como un fenómeno vivo: el talento es la mejor versión de cada uno que aparece en aquel lugar que nos potencia.

Y es aquí donde nos enfrentamos a la gran trampa: el talento no es un don místico, ni un golpe de suerte. No es un título colgado en la pared ni una lista de habilidades en LinkedIn. Es el resultado de una geografía, una combinación de contexto, decisión y encuentro.

La geografía de los genios (o por qué el talento necesita tierra fértil). ¿Qué geografía aporta tierra fértil al talento?

Hay lugares que despiertan talento como el café despierta conciencias. Florencia en el Renacimiento. Viena en los años dorados del psicoanálisis. Silicon Valley en los 90. No porque el talento sea exclusivo de ciertos lugares, sino porque ciertos lugares crean las condiciones para que emerja.

El talento florece en terrenos con ciertas propiedades. Lugares donde la curiosidad es un valor y el pensamiento crítico una práctica. Donde el error no es un pecado, sino un camino. Donde se fomenta la colaboración y no la competencia voraz.

¿Y qué pasa cuando el talento no encuentra su lugar? Se fuga. Como Foucault nos recordaría, el poder estructura el saber, y muchas veces, las organizaciones moldean el talento con reglas invisibles. ¿Cuántas veces alguien no encuentra su voz hasta que cambia de contexto?

A veces, el entorno no te deja ver quién sos. A veces, el contexto te lo muestra cuando te valida.

Todos somos talento, pero no todos lo sabemos (aún)

Todos tenemos talento. Pero encontrarlo y potenciarlo es un acto de voluntad. De cuestionarse, de probar, de equivocarse, de atreverse. De buscar el lugar donde ese talento no solo existe, sino que cobra sentido.

Porque el talento, como la identidad, no es algo que se tiene. Es algo que se ejerce.

La pregunta entonces es: ¿Estamos diseñando espacios donde el talento pueda ser libre? ¿O seguimos atrapándolo en estructuras que lo limitan?

En un mundo donde la única constante es el cambio, el mayor desafío de las organizaciones no es “atraer talento”, sino crearlo. Sembrarlo con sentido. Hacerlo florecer en su mejor versión.

Y sobre todo, permitirle elegir.

Ante Bajo Cabe Con

"El valor de las organizaciones radica en su gente", repite el coro en cada evento corporativo, en cada informe de cultura organizacional, en cada presentación de liderazgo. Pero muy pocas compañías realmente hacen algo para que ese valor crezca, se multiplique, se expanda, rompa techos y supere su propio mercado.

El talento no es un activo estático en el balance. No se deprecia como un bien de capital ni se mide en hojas de cálculo. Es más parecido a un mercado bursátil en tiempo real: dinámico, impredecible, influenciado por las condiciones del entorno.

↳ Hay talento que cotiza al alza, ese que se reinventa, que encuentra nuevas oportunidades incluso en tiempos de crisis.

↳ Hay talento infravalorado, invisibilizado por estructuras rígidas que no saben reconocer su potencial.

↳ Y hay talento que hace un IPO: rompe con el status quo, se expande, se transforma en referencia.

Las empresas que entienden esto no ven a sus equipos como simples "recursos", sino como inversiones estratégicas. No se limitan a retener talento: lo hacen crecer, lo posicionan, lo desarrollan. Son arquitectas de ecosistemas donde las personas pueden capitalizar su conocimiento, diversificar su experiencia y generar un retorno exponencial en impacto y creatividad.

Porque lo contrario también es cierto: cuando el talento no encuentra su espacio, el mercado lo corrige. Se fuga, busca nuevas oportunidades, encuentra un lugar donde su valor sea reconocido.

En un mundo donde la volatilidad es la norma, las empresas no compiten solo por clientes o tecnología: compiten por talento que sepa navegar la incertidumbre y generar valor en cualquier contexto.

“Un país cultiva lo que honra”...afirmaba ya Platón.


Publicado en LinkedIn el 3 de abril de 2025 y en este espacio con expresa autorización de la autora.