Por Guillermo Ceballos Serra
Sin prisa pero sin pausa, la
nueva trinidad laica, que constituyen la Innovación, la Tecnología y
esencialmente la Imaginación, están recreando el mundo a una velocidad
imperceptible para el ojo humano.
Cuando destaco a la Imaginación,
lo hago debido a que hoy todo es posible,
todo lo que imaginamos es posible, es sólo cuestión de tiempo para que se
concrete. Como dice Gerd Leonhard, la ciencia ficción se ha convertido en
ciencia de los hechos.
¿Cómo imaginamos los negocios en
el futuro cercano? Esta pregunta es importante, porque es eso en lo que vamos
invertir nuestros recursos y del acierto de nuestra lectura del futuro dependerá
la eficiencia y productividad de nuestras organizaciones y por ende el
bienestar de nuestra gente.
Cuando digo recreando el mundo,
me refiero no sólo al contexto, me refiero esencialmente
al ser humano y a sus relaciones con el prójimo. Si pensamos que los hombres más poderosos de
la tierra tenían en algún momento, un
promedio de vida de 20 años; tomemos por ejemplo al Faraón Tutankamon, que vivió
apenas 18 años (1345 – 1327 AC). Hoy 3500 años más tarde, el promedio de vida
en un país desarrollado oscila entre los
75 y 80 años, significa que la vida
humana se ha extendido en el transcurso de esos años en más de 50 años. ¿Cuánto le falta a la medicina, la
genética, la biotecnología en “facilitarnos” llegar a los 100 años? Si duda
mucho menos que 3500 años, seguramente menos de veinte.
¿Qué haremos de nuestra vida con
una longevidad potencial, pero prácticamente asegurada con buenos sistemas de
salud, de un siglo?
Tomando sólo este hilo
conductor, veo que la Universidad de
Buenos Aires, tiene en su top 5 de ingresantes por carrera a medicina en primer lugar con 16976, economía
8450, arquitectura 7554, psicología 6221 y derecho 6214 inscriptos para 2017. Además
de medicina, ¿cuántos estudian
biotecnología, nanotecnología, inteligencia artificial? ¿Están nuestros
futuros estudiantes focalizados adecuadamente? En otras palabras, ¿están
nuestros estudiantes preparandose para las ciencias de hoy y del futuro?.
¿Estamos remodelando la educación
escolar y universitaria? ¿Podemos continuar con el modelo de estudios
enciclopedistas durante los primeros veinticinco años de nuestra vida cuando
todo lo que aprendemos se torna obsoleto antes de concluir nuestra carrera
universitaria? ¿Estamos educando como debiéramos
a nuestros niños y adolescentes en un modelo de aprendizaje “future friendly”?
¿Qué significa un modelo de
aprendizaje “future friendly”? Significa que si años atrás hablábamos de capacitación
continua, hoy no sólo hay que capacitarse sino adicionalmente, contar con una gimnasia
de cuestionamiento, curiosidad e
indagación continua. Hace falta una actitud de observación 360°, donde seamos
entrenados para estar atentos y preparados para relacionar las novedades
emergentes de todos los campos e industrias con su potencial impacto en
nuestros negocios. Nuestras organizaciones necesitan educar y contratar gente más
capaz de cuestionarse, gente capaz de hacer preguntas, aunque sean incómodas o políticamente
incorrectas. De hecho, cuanto más incorrectas mejor aún.
Necesitamos gente que no se
conforme con respuestas automáticas, es decir, con aquellas respuestas
universalmente aceptadas. Estas nos responderán sobre el pasado, jamás sobre el
futuro.
Necesitamos gente que sea capaz
de estar en minoría, que no tema cuestionar las verdades comúnmente aceptadas y
sea capaz de diseñar su propio itinerario
e improvisar en los momentos que haga falta.
El aprendizaje “future friendly”
que requiere la era digital, no es un
cronograma de conocimientos sobre hitos
o hechos futuros previsibles o imprevisibles, se trata de una mentalidad
abierta a desafiar nuestras creencias más profundas.
No sabemos como será el futuro, pero estoy seguro que será una etapa
apasionante.
¿Estamos listos?
2 comentarios:
Estimado Guillermo, no uso este espacio para comentar el articulo sino para felicitarte por estos nueve años "en línea" apoyando la gestión de los colegas con tus publicaciones.
Un fuerte abrazo.
Alejandro Caviglia
Coincido. Nuestras metodologías de aprendizaje atrasan, por lo menos, un par de siglos. Hoy se discuten horas de clase y remuneraciones, lo que es básico, elemental ("los factores de no insatisfacción", como diría Hertzbeg), dejando postergado lo fundamental: cómo se construye el aprendizaje
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