Hoy quiero compartir con Ustedes
mi visión respecto del futuro de los profesionales de Recursos Humanos. Y más
aún, mi elección en este sentido.
Para hacer este análisis me
permitiré algunas licencias en donde incorporaré al mismo el observador y actor
que soy dentro de la profesión de Recursos Humanos.
Cuando me dispongo a escribir
sobre el futuro de cualquier situación, lo primero que necesito realizar es
hablar del hoy, y hasta del pasado, y este caso no es la excepción.
Lejos quedó aquel concepto de
Recursos Humanos asociado a una oficina de personal, en las grandes fábricas,
donde desde ese lugar se definía quién entraba y quién no, a desempeñar tareas,
cuánto y cuándo debía abonarse por el trabajo y, por último, cuándo debía cesar
en sus funciones.
El trabajo de Recursos Humanos
fue evolucionando, y, por ejemplo, con un modelo impulsado principalmente por
Dave Ulrich, conocimos al HR Business Partner (Recursos Humanos como socio del
negocio), con funciones completamente distintas a las de contratar personas,
liquidarles un salario, etc. En este caso, además de ampliar la cantidad de
funciones o roles dentro de la organización, el HRBP se encuentra en el propio
negocio.
Hoy por hoy, la tendencia, sobre
todo cuando hablamos de empresas multinacionales, tiene que ver con cuidar y
desarrollar el talento interno, entendiendo que se trata de un “capital”
importantísimo para la Compañía. Por ello, el rol de Recursos Humanos está más
asociado a la gestión del talento, los planes de desarrollo y capacitación,
crear cultura, orientar comportamientos, etc. Y todo esto, alineando la
estrategia organizacional a los planes de trabajo del área.
Y de aquí en más, el futuro de la
profesión de Recursos Humanos. Y para ello creo que existen cientos de
escenarios posibles, tal vez indescriptibles, pero donde podremos encontrar
grupos de acuerdo al rol que tome el área. En pos de ser más claro, me gustaría
describir dos grupos de escenarios posibles: el grupo de los escenarios
extintivos y el grupo de los escenarios expansivos.
Cuando me refiero a algún
escenario extintivo, quiero hacerlo sobre aquellos en los cuales nuestra
profesión se quitará posibilidades en el futuro a sí misma. Y si bien, como
decía anteriormente, considero que los escenarios son múltiples, en este grupo
hay un factor común y es la pasividad de los profesionales. Escenarios donde
“los de Recursos Humanos” nos dedicamos a asesorar cuando alguien nos consulta,
a administrar aquello que se nos pide, somos expertos en los procesos que
manejamos y nadie puede hacerlo mejor que nosotros, mostramos nuestros
resultados como área de Staff, escenarios en los cuales somos parte de una
organización y conocidos como aquellos que trabajan con “la gente para que esté
contenta y produzca más”.
Y en un camino opuesto, podremos
encontrar los escenarios expansivos, que nos abrirán puertas para tomar mayores
retos y roles protagónicos. En esos escenarios, nuestro rol como profesionales
de Recursos Humanos no es “asesorar”, sino es trabajar como “coaches” de las
personas que ocupan las posiciones clave de la organización o que son clave por
su talento y potencial, nuestro rol no es administrar lo que se nos da, sino que
es ser dueños del negocio, conociendo en detalle nuestra estrategia y objetivos
corporativos, para luego ejecutar con una mirada de Recursos Humanos. Un área
de profesionales que más que mostrar los resultados de la misma, se mide
constantemente en función de los objetivos estratégicos y el aporte que hacemos
para el logro de los mismos. Y, por último, son los escenarios en los cuales no
somos conocidos por “trabajar con la gente para que esté contenta y produzca
más” sino que somos quienes generamos consciencia en las personas con las que
trabajamos y los ayudamos encontrar el lugar y el rol que los llevé al mayor
estado de felicidad posible y que, indirectamente, repercutirá positivamente en
nuestro negocio.
Considero que cualquiera sea el
escenario del futuro para la profesión de Recursos Humanos, habrá sido nuestra
elección.
Por último, de lo único que puedo
estar seguro respecto al futuro de la profesión, es la elección que tomaré y
por la cual sostendré una bandera. Y esta elección dista de las técnicas que
utilicemos como profesionales para resolver los desafíos que se nos presenten,
ya que eso no será una opción. Una elección que estará alineada a los objetivos
organizacionales de lugar donde elija estar. Y el detalle de elegir no es
menor, por el contrario, me convierte en un protagonista de Recursos Humanos.
Ese proceso de elección será consciente y deberá plantearse a partir de qué
tipo de aporte realizaré a la sociedad desde mi rol. Y en ese camino, mi
elección será ser un guía de aquellas organizaciones (y por lo tanto personas)
que busquen vivir en un alto nivel de consciencia, en donde los Valores puestos
en práctica en cada una de las actividades que realicen sean coherentes con los
personales y aquellos por los cuales pueda estar orgulloso (yo mismo, mis
padres y mis futuros hijos).
Para sintetizar este concepto, me
valdré de definiciones de Fredy Kofman, escritor, filósofo y Coach argentino y
actual VP de LinkedIn. Sigo a esta persona hace aproximadamente 6 años, cuando
tuve la oportunidad de participar de una jornada de liderazgo de coaching que
sin duda cambió mi visión sobre la carrera profesional dentro de Recursos
Humanos (y cualquier profesión dentro de las empresas, aunque trabajando tanto
con personas contamos con una ventaja que debemos aprovechar). Fredy Kofman, en
su libro “la empresa consciente”[i],
indica que una empresa consciente es aquella que proporciona a sus grupos
de interés, sobre todo a sus empleados, gratificaciones no solo materiales sino
también espirituales: “es una organización donde las personas se enorgullecen
del trabajo que hacen, ponen a prueba y desarrollan sus aptitudes, se sienten
unidos a una misma comunidad de propósito y lo que hacen les resulta coherente
con lo que consideran que es su misión personal en la vida”.
El concepto de vender valor (o
valor agregado) que satisface la necesidad de lucro de los individuos se puede
y debe satisfacer a través de valores humanos. Estos valores cumplen con
la función de “crear valor a través de valores” y describe los siguientes:
· Responsabilidad
incondicional para convertirse en protagonista de la propia vida, lo contrario
a este valor es la culpa incondicional.
· Integridad
esencial para alcanzar “el éxito más allá del éxito”, el antivalor seria
el egoísmo esencial.
· Comunicación
autentica, para decir la propia verdad y permitir que otros digan la suya, el
antivalor seria la comunicación manipuladora.
· Compromiso
impecable, para coordinar acciones de modo responsable.
· Liderazgo
honesto, porque ser, más que hacer, es el camino básico hacia la excelencia.
· La
coordinación impecable (antivalor: coordinación negligente)
· Las
emociones conscientes (el antivalor seria las emociones inconscientes)
· La
competencia emocional (la actitud inconsciente seria la incompetencia
emocional)
El mensaje más importante de esta
pieza literaria tiene que ver con que si somos conscientes y creamos valor a
través de estos valores, terminaremos siendo felices al trabajar, ya que
comprenderemos (y por lo tanto seremos conscientes) que, trabajando para
nosotros, beneficiamos a nuestros semejantes y esto, es dar de uno
mismo hacia los demás.
Estos conceptos resumen de alguna
manera mi mirada sobre el futuro de nuestra profesión, pero el último aspecto
que quiero repetir y remarcar, es que nuestro futuro, desde mi perspectiva, no
es un escenario posible que deriva de otros factores. Por supuesto que el
escenario estará influenciado por el contexto, pero estoy seguro que eligiendo
conscientemente y haciendo las cosas desde nuestro profundo y genuino deseo de
bien, nuestra profesión marcará la diferencia.
[i] Fredy Kofman,
(2012). La Empresa consciente. Penguin Random House Grupo Editorial,
Buenos Aires.
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