FEBRERO 2024

viernes, 4 de diciembre de 2020

LA INNOVACION NO ES UNA CARRERA DE 100 METROS

Por Maria Fernanda Cittá, Experta en Product Discovery, Design Thinking y Marcos de Trabajo Ágiles. Digital Mindset - Transformación Cultural y Organizacional Especialista en Digital House para el programa: Digital Immersion Program y Co-Founder en Peak Blon.

En innovación no hay experimentación que valga la pena si no estamos abiertos a equivocarnos. Cambiar de rumbo no es un fracaso definitivo, siempre hay una nueva oportunidad para intentar y volver a empezar. Lo importante es darse cuenta a tiempo si ese no es el camino.

Entonces el combo de Innovación viene con:

  • Resultados no inmediatos
  • Tolerancia a la incertidumbre
  • Gestión abierta y transparente
  • Protagonistas en lugar de consumidores
  • Experimentar, aprender y adaptarnos

La innovación no es una carrera de 100 metros. Requiere tiempo y paciencia.

Una frase que suele resonar bastante y que se escucha en las reuniones de la alta gerencia es “¿Y el ROI?! ¿Para cuándo? Siempre se vuelve al punto de partida, ¿son 18 meses un tiempo adecuado para lograr un ROI dentro de un proceso de innovación? ¿Cuáles serán las utilidades? ¿Qué beneficio económico voy a obtener? ”.

Tal vez es hora de empezar a medir los proyectos en innovación con otras métricas, como, por ejemplo: Conocimiento obtenido y aprendizaje acumulado.

Cuando decidimos innovar y sumergirnos en una transformación digital, comenzamos el camino hacia la incertidumbre. Cuando se está convencido de que el camino a seguir es la innovación y la exploración, se busca disruptir, alejarse del core del negocio y tomar distancia sobre lo conocido, tradicional y estable.

Construir y eficientizar lo que funciona nos alimenta en el corto plazo. Explotar sobre lo actual es mejorar el presente pero nada nos dice sobre lo que puede pasar mañana.

Usamos las ganancias y las capacidades distintivas del negocio actual para encontrar conceptos y formas que nos permitan vivir hoy, y mantenernos vigentes y activos en el futuro.

Nos cuesta y nos duele innovar. La falta de certezas, las incógnitas y la incertidumbre molestan e incomodan.

En innovación no podemos asegurar resultados. La exploración no es predecible, cuesta establecer cifras concretas.

La transformación implica un riesgo, no podemos dar garantías anticipadas de los resultados.

Innovar es justamente hacer algo radical, establecer una propuesta de renovación que no tiene precedentes.

Disruptir es justamente hacer algo que no tiene una historia, un pasado para predecir.

 

ORGANIZACIONES VALIENTES

Las organizaciones que se animan a explorar nuevos futuros se envuelven en un proceso de exploración. Consideran que el dolor de la incertidumbre, de lo desconocido, de las incógnitas, duele y molesta, pero volverse una organización obsoleta, sin vigencia, duele más que enfrentarse a la transformación.

Innovar termina siendo un dolor menor que enfrentar un mundo sin certezas, nos impulsa a buscar nuevas oportunidades por el solo hecho de resistir hoy, mantenernos vigentes y continuar siendo competitivos en el futuro.

Soltar y adaptarse requiere de coraje y valentía pero también de convicción y cambio cultural.

Al anclarse firmemente en lo único que es rentable, exitoso y por lo tanto paga cuentas, estarían implosionando su supervivencia, y hasta su crecimiento significativo, porque nada es definitivo.

Si bien no se pueden asegurar resultados inmediatos podemos introducir una cultura de la experimentación que nos permite, por una lado, reducir y mitigar los riesgos de un proyecto de estas características, y por el otro, nos enseña a aprender haciendo.

Construir una cultura de la innovación significa incorporar la modalidad de trabajo que conjuga experimentar y aprender al mismo tiempo buscando la mejora continua.

Incorporar la fórmula de aprender haciendo: Probando, mejorando y volviendo a probar.

PRIMERO MINDSET, LUEGO EXISTO

El mindset que llega con la experimentación implica estar abiertos a equivocarnos. Es parte del proceso de aprendizaje, arroja luz sobre la idea de que errar y equivocarse son oportunidades de superarse y mejorar. La cultura de la innovación constante tiene que ver con prácticas y experiencias que no tienen fin porque el descubrimiento sobre los clientes nunca termina.

El error es un privilegio del cual podemos aprender por lo tanto bajo ningún concepto está castigado ni penalizado, por el contrario, es una oportunidad de capitalizar lo aprendido, polinizarlo, hacerlo extensivo. El conocimiento es transparente, y cuando el conocimiento es de todos, el poder es de todos.

Al experimentar y aprender constantemente, una buena práctica es la de generar espacios para poder fallar, esos espacios deben ser construidos con confianza y vulnerabilidad. No buscamos esconder nuestras fallas bajo la alfombra, buscamos ponerlas a disposición de todos, volverlas visibles para que el espacio de aprendizaje sea genuino.

El primer paso deben darlo los líderes, mostrarse tal cual son, contar éxitos pero también fracasos, incentivar la confianza, construir la confianza.

Si generamos espacios de seguridad, donde no haya riesgo, la confianza que generamos dentro del equipo será genuina y podremos aprender de los errores de los otros.

Las personas buscan honestidad y confianza, por eso la importancia de mostrarnos y hacer visibles nuestros errores.

Resumiendo, el cambio cultural, la forma en que pensamos y hacemos la innovación viene con un combo de varios mindset o seteos que necesitamos adoptar:

  • El cambio de mindset nos permite hacer una transformación profunda que pueda permear en el interior de la organización y en la gente, y ser sostenida a través de las prácticas y la cultura organizacional.
  • La comunicación es abierta: comunicamos en todos los sentidos. Que todos conozcamos de qué se trata lo que queremos lograr, y entender por qué hacemos lo que hacemos.
  • La innovación no tiene resultados inmediatos, de hecho es natural que lleve un tiempo. Aceptamos que podemos empezar a innovar y no tener resultados.
  • No es que los resultados no importan, porque importan y mucho. La clave es saber gestionarlos con transparencia para que los esfuerzos puedan ser visibles para todos, que cada uno pueda conocer qué se hizo y qué resta por hacer.
  • Necesitamos ser protagonistas en esta transformación digital, la transformación la hacen las personas, y si el cambio no viene desde la dirección que esperábamos, seamos nosotros esos agentes de cambio que inspiren a la organización. Se puede empezar con algo pequeño pero de impacto para el cliente y el negocio. Buscando inspirar a otros.

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