Por Guillermo Ceballos Serra
Este año tuve el honor y privilegio
de ser designado para dictar la materia Negociación y Resolución de Conflictos
en la Licenciatura de Gestión Educativa en ESEADE. Mis alumnos, obviamente, eran todos
docentes del sistema público o privado de distintos niveles, de instituciones educativas
empresariales, autoridades de escuelas o entes públicos.
Lo sentí como un gran desafío,
enseñar a educadores. Aunque lo hago hace muchos años nunca a especialistas de la educación. ¿Cómo
pararse frente a 35 personas que dedican su vida a la enseñanza? ¿Estaría a la
altura? Mi preocupación era por mis métodos, forma, estilo, etc. No por el tema,
“todos somos ignorantes solo que en distintas cosas”, y probablemente en
este campo, yo fuera un poco menos que el resto.
Comenzamos hablando del mundo
actual y analizando la conflictividad que tiene como una de sus grandes causas,
lo que hoy conocemos como escenarios VUCA (en inglés) por Volátil, Incierto, Complejo
y Ambiguo. En una sociedad que cambia exponencialmente por segundo, nada más
esperable que la existencia de conflictos constantes en todos los aspectos
sociales y personales. El cambio continuo de paradigmas se genera por la falta
de respuestas adecuadas a los nuevos problemas, transformando la vida y el modo
de relacionamiento en una constante de desarrollo friccional, que requiere de un mayor necesidad de negociación, mucho más de lo que era necesario hasta hace poco tiempo.
Los nuevos paradigmas culturas y el desarrollo tecnológico nos desubican continuamente, generando dudas, incomodidad y porque no frustración de no contar con las respuestas adecuadas a las nuevas realidades.
Las
personas no entran en conflicto tanto por los hechos, como sobre su propia
percepción de los hechos y las potenciales consecuencias sobrevinientes.
Dice Yuval Harari (Homo Deus –
Breve historia del mañana): “el conocimiento que no cambia el comportamiento
es inútil. Pero el conocimiento que cambia el comportamiento pierde rápidamente
relevancia.” Lo que aprendemos o adquirimos genera cambios de toda índole, lo
cual requiere nuevos conocimientos para comprender que es lo que estamos
viviendo, encontrar sentido en esta vorágine e intentar proyectar sin éxito
como será el futuro.
El futuro hoy es muy diferente a lo
que solía ser. Cuando
aprendimos todas las respuestas nos cambiaron las preguntas.
Todas estas reflexiones me dieron
pie para preguntar a los docentes (circunstancialmente, mis alumnos) ¿Qué le
enseñarán a un niño que empiece la primaria en 2020 para que se retire
exitosamente en 2085? (seguramente se habrá extendido la edad jubilatoria
para entonces).
La realidad es que nadie en el
mundo lo sabe.
¿Cómo fortaleceremos nuestra
empleabilidad en los tiempos que corren, tanto para el trabajo independiente o
en relación dependencia? Se crean cada menos empleos en relación de dependencia y la mayoría son relacionados al mundo de los proyectos, de la economía compartida y gig economy. ¿Dónde quedaron los "career paths" que pronosticaban el éxito en los empleos tradicionales?
Las trayectorias profesionales estructuradas,
diseñadas para desarrollar habilidades técnicas o de gestión para colocar a los
jóvenes profesionales en una sucesión de puestos que construían una escalera al
éxito han desaparecido mayormente. ¿Qué es el éxito? ¿Es posible proyectar una
carrera cuando los millennials cambian de empleo en menos de dos años?
Hasta hace 15 años, pensábamos en
las estructuras jerárquicas, segmentadas por negocio, donde aceptar posiciones
diversas, fuera de la propia especialidad era un riesgo, ya que se consideraba que una persona se
transformaba en un “company man” diseñado para desempeñarse únicamente en la empresa donde
estaba, cuando hoy en cambio, la diversidad de experiencias en diferentes áreas y negocios lo torna más apetecible para el mercado laboral en general.
Hemos presenciado la migración a estructuras jerárquicas a estructuras basadas en equipos cambiantes, squads, proyectos, centros de excelencia y servicios compartidos, como también la migración de empleos y responsabilidades que
pasaron de niveles, títulos y descripciones de puestos a tareas y funciones de
expertos, Todo más que suficiente para generar la necesidad de repensar qué es una carrera profesional. Hoy tenemos carreras flexibles y nómades, dirigida tanto al cambio interno o directamente de organización.
Los modelos de carrera son una
encrucijada detrás de otra, hemos pasado del aprendizaje permanente al
aprendizaje y reinvención continua, requieren flexibilidad y apertura mental de
personas y organizaciones. El mandato es la reinvención continua, de los negocios, las organizaciones y las personas. Si es que estamos haciendo lo mismo que hace 5 años, pronto estaremos en problemas, si no lo estamos ya..., sólo que no nos hemos dado cuenta aún.
¿Qué le enseñaremos a los niños? Volví a preguntar sin
esperar respuesta. Yo tampoco la tengo, pero seguramente a cuestionar, curiosear y a desacralizar las
vacas sagradas de las instituciones “analógicas” y estar preparados para desafiar inmediatamente a las "digitales".
Estamos en mundo líquido, sostuvo
Zygmund Bauman, será por eso que no se pueden detener las olas, pero se puede
aprender a surfear.
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