Por Ilia Rodríguez
Torres, PHD. Regional Sr. HR Director at Ferring
Pharmaceuticals (USA)
Reflexionaba sobre mis
experiencias en el tema de diseño organizacional. En particular, aquellas que
tienen que ver con la experiencia del empleado. Si algo he podido confirmar a
través del tiempo es que las organizaciones se diseñan con los empleados.
Todo comienza desde el momento en
que la persona (no es empleado) tiene contacto con la organización. Continúa en
cada paso en el proceso de reclutamiento. Una vez se integra a la organización,
la experiencia es marcada por su relación con el supervisor, y sus compañeros.
También el aprendizaje y desarrollo profesional que logra, el reconocimiento
por lo alcanzado, y la compensación justa o equitativa. Un ambiente de trabajo
positivo, estimulante y seguro. Una cultura organizacional con características
que demuestran la transparencia, integridad, respeto entre muchas otras.
Incluye las herramientas de trabajo útiles y hasta como la organización
facilita que los empleados aporten a la comunidad. Hasta la fortaleza de la
marca de la organización en el mercado, juega un papel importante.
Cada una de estas experiencias se
diseñan para generar un impacto específico. Estos generan una impresión, y un
sentimiento en el empleado. Su impacto positivo o negativo se reafirma todos
los días con cada experiencia.
En cierto grado, el empleado es
un termómetro. Su entorno externo provoca que suba o baje su temperatura.
También su interior incide en su temperatura. En la medida que enfocamos en
mantener la temperatura adecuada, se logra mayor estabilidad. La estabilidad permite
aumentar la probabilidad de éxito en provocar una conexión psicológica fuerte
del empleado hacia la organización. A más fuerte la conexión, mayor
probabilidad de retención y compromiso.
Cada experiencia es percibida,
recibida y aceptada o no por los empleados de acuerdo a sus valores,
prioridades, necesidades, estilos y preferencias entre otros. Entonces, es
difícil crear múltiples experiencias que impacten positivamente a cada
empleado, con el mismo resultado para todos.
¿Por dónde empezar para crear las
experiencias correctas?
1. Conoce al
empleado. Estudia lo que piensan y sienten los empleados en diversos temas. Usa
múltiples metodologías para recopilar información cualitativa y
cuantitativa.
2. Utiliza
datos para identificar puntos de enfoque. Sobre los datos iniciales, genera más
preguntas o hipótesis, e investiga para llegar a respuestas concretas.
3. Involucra a
los empleados en el diseño del futuro. Utiliza metodologías que estimulen la
creatividad, y expresiones múltiples para lograr describir el futuro con la
mayor precisión posible.
4. Asigna
responsabilidades para el desarrollo de las experiencias. No tiene que ser la
responsabilidad exclusiva de los que trabajan en el departamento de Recursos
Humanos. Identifica voluntarios y líderes formales e informales para liderar
iniciativas.
Incluye
definir el alcance de la autoridad de los líderes y equipos. Asegura que los
apoderas en sus responsabilidades.
5. Distribuye
la responsabilidad de implementar las ideas. Así involucras a más gente en las
soluciones. Mueve la organización para que se impulse el cambio.
6. Mide el
impacto de las acciones, y evalúa para ajustar. La medición te permite
confirmar si las iniciativas producen la reacción esperada.
7. Asegura que
las iniciativas perduran. Es decir, el plan debe incluir distintas iniciativas
a lo largo del tiempo pero sin perder de vista la intención original del
diseño. La iniciativas no deben ser una campaña corta ni superficial.
8. Celebra el
cambio en distintas etapas. Es un requisito para reconocer que el cambio se
logró, y da paso a nuevas etapas de progreso.
En cada punto podemos abundar
mucho más. No obstante, la idea aquí es presentar un proceso o pasos efectivos
que permiten diseñar una organización donde los empleados quieren estar.
Durante el proceso de diseño, el
factor más importante es la INVOLUCRACION del empleado. Si te fijas, esto
permite apoderar al empleado con las herramientas para pensar y comunicar sus
deseos. También les permite diseñar las experiencias que le inspiran y conectan
psicológicamente con la empresa.
El resultado es una organización
estimulada hacia el cambio por el propio empleado.
Las organizaciones deben
diseñarse para inspirar a los empleados a demostrar lo mejor de sus talentos y
capacidades. No es sólo pensar en su productividad, eso es sólo una parte de la
ecuación.
Pensemos y diseñemos empresas que
se ocupan de su BIENESTAR TOTAL. Es diseñar las organizaciones para que el
empleado sienta el deseo de ser miembro de esta [...y no ir sólo para recibir
un salario].
Es diseñar para que el empleado
juegue un papel activo en su éxito personal, organizacional y del
negocio. ¡Es una GRAN responsabilidad!
¿Cómo líder en tu empresa, qué
harás hoy diferente para generar una experiencia espectacular?
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