Por Matías
Ghidini, General Manager at Ghidini Rodil
Como
en casi todos los ámbitos de nuestro día a día en Argentina, los resultados de
las PASO 2019 también dejaron su marca en el mercado laboral. Las esquirlas
pegaron fuerte en un mercado del empleo ya endeble y en terapia intensiva. Aquí
seis efectos directos e inmediatos que empujan otra vez al trabajo hacia un
cono de sombras.
Fin
de ciclo para los ejecutivos en el sector público. Había resultado una de las
novedades del mercado laboral profesional poskirchnerismo. Allá por fines de
2015, surgió una migración, inédita hasta ese momento, de profesionales con
extensa trayectoria en el sector privado hacia el renovado sector público. Ya
en agosto de 2018 ese fenómeno comenzó a invertirse, con la icónica baja de
Isela Costantini (diciembre 2016) y su autocrítica “No tengo el estómago ni las
habilidades del político”. Hoy, la huida es cuasi-masiva. Especialmente en el
segmento de los que transitan la mitad de su carrera profesional. Game over
para la patriada.
El
reiterado sueño de la expatriación.
Más fogoneada que aun real, coquetea el despegue de la tendencia de buscar
oportunidades profesionales por fuera de Argentina. Ante la incertidumbre y los
temores de lo que puede venir, asoma la opción de huir hacia mejores tierras.
Pero al potencial deseo del ejecutivo se contrapone la realidad del mercado. La
genuina corriente global de las multinacionales es a disminuir las
expatriaciones: son excesivamente onerosas, su gestión es compleja y no siempre
resultan. Distinto es realocar un empleado en otra filial del planeta; en este
caso, ya sin los jugosos beneficios para el expatriado y su familia, sino
simplemente como uno más de la organización de destino. Adicional, afuera lo
que se busca y valora es también lo escaso (tecnologías de la información,
ingenieros especialistas en industrias específicas); y entonces, recién en
función de esto, los países abren y facilitan el acceso de extranjeros en mayor
o menor medida.
Segundo
año de pérdida del salario real.
Para los asalariados fuera de convenio colectivo es tal vez el impacto más
duro. Probablemente haya que remontarse más de una década para encontrar dos
años consecutivos en los que los salarios de los ejecutivos pierdan versus la
inflación. A los estimados 15 puntos que resignaron en 2018 (inflación de 47,6%
vs ajuste promedio mercado 32%), hoy es una certeza que habrá que sumarle un
nuevo porcentaje de, seguro, dos dígitos. Letal para los que están en relación
de dependencia. Y tremendo desafío para los equipos de recursos humanos, que
deberán gestionar la insostenible insatisfacción de sus talentos con muy pocas
herramientas.
Bonos
perdidos. Consecuencia
directa de la recesión y el torbellino económico actual, son muy contadas las
empresas y directivos que aún pueden pelear por las remuneraciones variables
anuales sujetas al cumplimiento de resultados de negocio. Representando un
porcentaje muy significativo del ingreso total del profesional (y más a medida
que crece jerárquicamente), hoy las chances de conseguirlo son escasas para la
mayoría de los CEO.
El
regreso del mercado laboral de nicho.
A pesar del oscuro panorama general y un empleo que probablemente no crezca en
el corto plazo, resisten empero hoy un grupo de sectores en los que las
búsquedas persisten y la demanda laboral sigue encendida. A la cabeza, la
oportunidad está siempre asociada a IT (Tecnologías de la Información), donde
los pedidos de las empresas no alcanzan a ser cubiertos por la oferta del
mercado (especialmente los de perfiles técnicos como desarrolladores Java,
Python, Mobile o IOS). Debajo, regresan los nichos de mercado: Oil&Gas
(foco Neuquén), la Agro-Industria (incipientes Agri-Tech) y las FinTech. Los
profesionales con formación y especialización en estas industrias tendrán
mejores chances de salida laboral en los próximos meses
La
crisis que viven los independientes.
El combo tasas de interés por las nubes, segundo año consecutivo de recesión,
inflación estructural y marco laboral rígido y arcaico, ciertamente pone a
prueba hasta el más corajudo y osado de los emprendedores. El contexto potencia
el viento en contra para el que profesionalmente es independiente y no tiene la
red de contención de la gran empresa. La luz en el fondo del túnel quizá lo
puede aportar la región, para atomizar riesgos y aguantar la parada. Más allá
de esto, serán momentos de decisión para redoblar el sueño o cambiar de
proyecto.
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