Ex Profesor Titular de RRHH en la Universidad de La Matanza y ex Profesor Titular de Administración de Personal de la UBA.
Columnista permanente del diario La Nación.
Es evidente que las pirámides se
desploman o para mejor decir, ya se desmoronaron y todas las empresas tratan de
juntar los fragmentos para lograr la fluidez perdida que culminaba brindando
servicios y productos. De algún modo, el penoso recuerdo del atentado y
posterior derrumbe de las Torres Gemelas se ha convertido en un símbolo de una
nueva era. No aparecen, en la mayoría de los casos, los bomberos heroicos.
Dirigentes y dirigidos se encuentran en plena búsqueda de alternativas, sin
contar con experiencias previas sobre el fenómeno, e impedidos, por lo tanto,
de aportar procedimientos regulares.
Entonces, la gestión interna
exige una adaptación permanente a nuevas relaciones de trabajo, como es el caso
de Airbnb, calificada como una de las mejores empresas para trabajar en Estados
Unidos.
Su propósito y consigna se reduce
a cuatro palabras: "Trabajar como
ser humano". Mark Levy es lo que llamamos "director de Recursos
Humanos", pero en la empresa tiene otro título. Se llama "director de
Experiencia del Empleado". Según sus palabras, "la compañía está en
crecimiento, así que la gente necesita marcar su propio ritmo, pero Air Share
(un programa para conectar actividades dentro y fuera de la organización) les
ayuda a desarrollar una capacidad para crecer al mismo tiempo que crece la empresa
o, en caso contrario, corren el riesgo de implosionar".
Recuerda Levy cuando se encontró,
al día siguiente de haber sido contratado, con el CEO del grupo, Brian Chesky,
que le dijo: "¡Ey, quiero asegurarme de que estás listo para cambiar el
mundo!". Levy tomó la expresión de su jefe muy en serio e inició su tarea.
El programa Air Share empezó con
la organización de encuentros, compartir experiencias de voluntariado y un tour
de arquitectura por los barrios, ya que la empresa se dedica al alquiler de viviendas
vacacionales. El primer jueves de cada mes hay diversas actividades, tales como
ejercicios de yoga o un taller de mantenimiento de bicicletas.
Pero no todo acaba aquí. Según
describe el autor de la nota (Will Bunch.
"The (Other) Airbnb Experience". Human Resource Executive Online,
traducido por Elena Gisbert en Factor Humano.org), "en un día típico,
los trabajadores de Airbnb se mueven por llamativos espacios de trabajo que se
asemejan a la sala de estar o a la cocina de un moderno loft, colaborando en
proyectos en grupos ad hoc en cafés amueblados como restaurantes de Mumbai o El
Cairo, parando para compartir una comida de alguna de las destinaciones de la
empresa en más de 190 países, o parando para ofrecerse un breve tiempo como
voluntario en un grupo comunitario.
Los expertos coinciden en que Airbnb forma
parte de un grupo de organizaciones pioneras en el diseño del entorno laboral
del futuro, donde el reto para los líderes de RH tendrá menos que ver con el
fomento de la conciliación y más con imaginar una experiencia del empleado que
haga confluir las mejores cosas de la vida, desde comida, ejercicio o incluso
manualidades, hasta un sentido más amplio del compañerismo- con la
productividad".
Así están las cosas. La búsqueda
es permanente y Airbnb es una de las exploradoras de avanzada. La tecnología no
se reduce a nuevas aplicaciones, chips, gadgets y otros objetos, sino a temas
iguales o más definitorios del éxito o el fracaso de una compañía. La
imaginación al poder, dentro de las organizaciones. Quienes tienen el
privilegio de transitar por las distintas empresas de nuestro país, se
encontrarán a escasos metros, tanto organizaciones equivalentes al Cabo
Kennedy, como reproducciones mesozoicas, al estilo Jurassic Park.
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