Por Guillermo Ceballos Serra
El reciente reporte “Business and Human Capital Challenges
Today and in the Future” de diciembre de 2015 de la Society for Human Resource
Management, cuenta con un capítulo denominado “Perspectives: Talent Management
and Engagement, donde se focaliza en el mantenimiento del compromiso (engagement)
de los empleados y la satisfacción en el trabajo.
La autora del artículo (Karen
Paul, Ph.D., Leader of the Global Measurement Center of Expertise, 3M),
menciona la existencia de reportes, donde se indica que los líderes, no están
comprendiendo los beneficios de las iniciativas para fomentar el compromiso.
Es curioso ver, que el top
management de todas las organizaciones considera que el compromiso es un
objetivo estratégico, más resulta que los hallazgos de las encuestas, muestran que
estas iniciativas no están funcionando.
Si lo analizamos el tema desde la
perspectiva de la permanencia, está claro que el empleo vitalicio se ha
extinguido hace tiempo y las jóvenes generaciones permanecen cada vez menos tiempo en sus
puestos en economías que funcionan razonablemente. Si lo analizamos desde el plano de la intensidad, podríamos sostener que si bien los jóvenes se desempeñan poco tiempo en las organizaciones, muchos pueden hacerlo con un alto compromiso en la función
mientras permanecen en ellas. De hecho hay muchos C Level executives de
recursos humanos que consideran luchar por la permanencia mas allá de 3 a 5 años de los
millenials es una batalla inútil de sostener.
Siempre que las organizaciones no
logran algún objetivo se realizan algunos clásicos cuestionarios de diagnóstico ex post. ¿Hubo compromiso de la alta dirección
con el proyecto?, ¿Estuvieron los objetivos claramente comunicados? ¿Hubo buena
planificación y ejecución? ¿Las tareas estuvieron bien asignadas y
distribuidas? ¿Hubo coordinación y alineamiento? ¿Cómo fue el desempeño de los
líderes?
Seguramente en alguna de las
respuestas a las preguntas precedentes encontraremos un curso de acción que
permiten tomar iniciativas conducentes a la generación de mayor compromiso.
Sin embargo, creo que para
analizar este tema, hay que hacerlo con una perspectiva de las fuentes o fundamentos de nuestra función.
¿Qué es lo que genera compromiso?
¿Qué es lo que hace “ponerse la camiseta” y que ahora
llamamos engagement?
El primer factor de compromiso es
la identidad con el propósito / misión de la organización. ¿Me conmueve la
razón de ser de la organización? ¿Puedo hacer aquí un aporte para mejorar el
mundo? ¿Cómo voy a mejorar la vida de la gente trabajando en esta organización? ¿La
cultura fortalece nuestra gestión? ¿Me enorgullece llevar el logo
de la organización en una camisa? ¿Tengo nombre y apellido a la hora de actuar
y de recibir feedback?
Por otra parte, hay que decir el
nuevo diseño organizacional y el flujo del trabajo, hace que muchas prácticas conspiran contra la generación del compromiso esperado. Las nuevas realidades, con la tecnología a la
cabeza, dificultan el logro de este fin. Como todo, la tecnología trae innumerables ventajas pero también algunas desventajas que hay que neutralizar.
Si leyó bien, escribí conspira, como explicaré en los próximos párrafos.
Si leyó bien, escribí conspira, como explicaré en los próximos párrafos.
Actualmente contamos con la modalidad
del “open space”, donde los empleados, sin distinción, se conectan en una mesa común,
saludan y continúan con su vida personal y laboral. Al día siguiente, repetirán
su rutina, verán caras nuevas, a las que saludaran y volverán su rutina y a sus
audífonos. Nada más parecido a almorzar en el mismo restaurante donde sólo se
conocen los mozos, pero los comensales cambian diariamente. No ignoro que hay compañías donde todo un equipo comparte un espacio común, pero me refiero a aquellos muchos casos que se parecen mas a un espacio de coworking que de teamworking.
La tecnología fomenta desde hace algunos años el icono
del teletrabajo, una o dos veces por semana. Entre otras razones para ahorrar
espacio, la más corriente o fomentar la libertad del colaborador, un valor que
hemos identificado como diferencial, aunque ya sea haya convertido en un commodity. Por otra parte, el trabajo desde el hogar, la hiperconexión, está muy cerca de constituir una modalidad de trabajo 24x7.
Los desafíos laborales exigen
mayor productividad y mayor velocidad en las respuestas al mercado. Para ello, las personas integran sucesivos
grupos de trabajo, muchas veces internacionales con ejecutivos, en distintas
geografías, culturas, horarios.
Interconectados si por múltiples canales, como jamás antes en la historia, pero sin trato personal. Jefes
circunstanciales con quienes pueden pasar años sin relacionarse personalmente. Jefes
múltiples y prioridades múltiples donde cada uno decide que "prioridad" escoge al tope del
ranking.
Las organizaciones cuentan con un
core staff y un grupo mayoritario de colaboradores periféricos, que hacen y contribuyen pero
realmente no participan de las grandes decisiones, hecho que queda evidenciado en las crisis, cuando
resurge la tradicional organización jerárquica basada en relaciones de subordinación y la apariencia igualitaria desaparece.
En síntesis, estas nuevas realidades cuentan con innumerables prácticas que fomentan un nuevo tipo de "aislamiento", un
comportamiento individualista: en definitiva, un compromiso esencialmente con uno mismo, con
la “propia camiseta”. Disminuye la posibilidad de construir vínculos
por falta de trato personal.
Si se diluyen las relaciones personales ¿cómo construiremos anclas de compromiso mas allá de nosotros mismos? ¿Por Skype? ¿Por WhatsApp? Dicho de otro modo, se requiere poner en práctica un menú de actividades que fomenten los vínculos reales.
Si se diluyen las relaciones personales ¿cómo construiremos anclas de compromiso mas allá de nosotros mismos? ¿Por Skype? ¿Por WhatsApp? Dicho de otro modo, se requiere poner en práctica un menú de actividades que fomenten los vínculos reales.
Pocos días atrás, me encontré con
un ex-compañero de trabajo a quien no veía desde hacía varios años. Nos
dimos un profundo y sentido abrazo y la charla fluyó como si el tiempo no
hubiera pasado. Las relaciones virtuales nunca reemplazarán a las relaciones personales.
¿Hubiera sido igual si con mi ex colega hubiéramos construido un vínculo virtual y enviado saludos y abrazos a través de emoticones?
¿Hubiera sido igual si con mi ex colega hubiéramos construido un vínculo virtual y enviado saludos y abrazos a través de emoticones?
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