Por Fabian Girart, Fundador de Girart Coaching & Consulting.
- Monitorizar el clima emocional: Un líder debe estar atento a las señales emocionales del entorno laboral. Mi jefe me decía ¿Cómo esta la temperatura Fabian?” El tener el termómetro del clima de nuestro equipo nos permite detectar problemas como el desánimo o la inconformidad a tiempo permite prevenir conflictos y fortalecer la moral del equipo. Un ambiente positivo fomenta la confianza y mejora la respuesta ante desafíos.
- Expresar emociones y compartir sentimientos para motivar a los demás: Compartir emociones genuinas, ya sea tristeza en momentos difíciles o entusiasmo ante una oportunidad, crea un vínculo emocional más fuerte con los colaboradores. El compartir los sentimientos, quizás es algo más complejo, pero genera un increíble y virtuoso circulo de confianza.
- Introspección sobre el impacto de mi conducta en los demás: Las emociones de un líder influyen directamente en el equipo. Una actitud positiva genera un ambiente de trabajo más dinámico y colaborativo. Pequeños gestos, como el reconocimiento o el simple hecho de saludar, pueden tener un gran impacto.
- Ponerse en el lugar de los demás: La empatía es una habilidad esencial para los líderes. Comprender las experiencias y emociones de los demás fomenta una mejor toma de decisiones y mejora las relaciones interpersonales.
- Descifrar las dinámicas emocionales subyacentes: Suena algo complejo , pero no es más que analizar que detrás de cada situación crítica, existe una dimensión emocional que debe ser identificada. Los líderes emocionalmente inteligentes saben cómo descubrir las tensiones emocionales para resolver conflictos de manera más eficaz.
- Reformular la situación: Cambiar la perspectiva ante un problema puede ayudar a reducir el estrés y transformar un desafío en una oportunidad. Esto no solo mejora la adaptación al cambio, sino que también fomenta un ambiente más resiliente.
- Establecer límites interpersonales óptimos: Un liderazgo emocionalmente inteligente implica manejar adecuadamente los límites emocionales. En coaching lo menciono como parte de “los innegociables” Saber cuándo distanciarse emocionalmente y cuándo estrechar lazos es clave para mantener el equilibrio y la efectividad en las relaciones laborales.
- Buscar apoyo para gestionar emociones: Ningún líder está solo. Reconocer cuándo se necesita apoyo y buscarlo activamente es una estrategia fundamental. Antes era quizás un síntoma de debilidad, hoy es una fortaleza. Los líderes efectivos recurren a redes de confianza tanto dentro como fuera de la organización para gestionar mejor sus propias emociones.
- Ayudar a los demás a desarrollar su inteligencia emocional: Los líderes no solo deben ser maestros de sus propias emociones, sino también guiar a sus equipos en el desarrollo de estas habilidades. La inteligencia emocional puede ser entrenada y mejorada, y los líderes tienen una posición privilegiada para facilitar este crecimiento en sus colaboradores.